Las Noticias de hoy 3 Junio 2023

Enviado por adminideas el Sáb, 03/06/2023 - 11:53

Frases y pensamientos de la Madre Teresa de Calcuta

Ideas Claras

DE INTERES PARA HOY    sábado, 03 de junio de 2023        

Indice:

ROME REPORTS

El Papa: Con el don del Espíritu, Jesús quiere liberar a los discípulos del miedo

El Papa: Invocar al Espíritu Santo para que traiga paz al mundo y en nuestros corazones

Papa Francisco: “Que nuestra casa común vuelva a rebosar vida»

DERECHO Y DEBER DE HACER APOSTOLADO : Francisco Fernandez Carbajal

Evangelio del sábado: sencillos o complicados

“El fuerte sufre, pero resiste” : an Josemaria

Muy humanos, muy divinos (XIX): Para dar lo mejor de cada uno

Humanizar el cuidado

«Hemos de tener corazón para todos, comprensión para todos»

Solemnidad de la Santísima Trinidad

LA BRÚJULA PARA NO PERDERSE. FIJAR EL RUMBO : José Martínez Colín

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO : Silvia Del Valle

La Santa Sede presenta el Pacto Mundial por la Familia : Loreto Rios

Aniceto Masferrer: “La gran mayoría prefiere no pensar por uno mismo” : Francisco Otamendi

Elecciones adelantadas en España: ¿qué busca Pedro Sánchez con este movimiento? : Carmen Beatriz Fernández

Dicotomías electorales : Josefa Romo

Pentecostés: El amigo que acompaña, orienta y anima : Don Francisco Varo Pineda

Cultura del espectáculo : JD Mez Madrid

¿Cultura popular? : Jesús Domingo Martínez

En 2021, en EEUU : José Morales Martín

 ¿Para la elección de la educación de los hijos? Libertad​ : Domingo Martínez Madrid

Pícaros del siglo XXI : Pedro Paricio Aucejo

Rafael Navarro-Valls: “Joaquín quería acceso al Papa y transparencia” : Francisco Otamendi

 

 

ROME REPORTS

 

 

El Papa: Con el don del Espíritu, Jesús quiere liberar a los discípulos del miedo

Palabras del Santo Padre antes del Regina Coeli

 

© Vatican Media

Este mediodía, 28 mayo 2023, durante el Regina Coeli, tras celebrar la Santa Misa en la Fiesta de Pentecostés, el Papa Francisco ha reflexionado a cerca de la cerrazón del corazón. Para ello ha recordado lo que dice el Evangelio de hoy según Juan, que relata cuando los apóstoles se habían refugiado después de la muerte de Jesús en el Cenáculo llenos de miedo y angustia. El Resucitado, en la tarde de Pascua, se presenta diciendo: «Recibid el Espíritu Santo». Así – asegura el Papa – “con el don del Espíritu, Jesús quiere liberar a los discípulos del miedo que los mantiene encerrados en sus casas, para que puedan salir y convertirse en testigos y anunciadores del Evangelio”. Los discípulos, tras la muerte de Jesús, tenían los sueños hechos añicos, sus esperanzas se habían desvanecido, y se habían encerrado en sí mismos, continúa el Papa.

 

Estas son las palabras del Papa al introducir la oración mariana:

***

Palabras del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, solemnidad de Pentecostés, el Evangelio nos lleva al Cenáculo, donde los apóstoles se habían refugiado tras la muerte de Jesús (Jn 20,19-23). El Resucitado, en la tarde de Pascua, se presenta precisamente en aquella situación de miedo y angustia y, soplando sobre ellos, les dice: “Reciban el Espíritu Santo” (v. 22). Así, con el don del Espíritu, Jesús quiere liberar a los discípulos del miedo, de ese miedo que los mantiene encerrados en sus casas, y los libera para que puedan salir y convertirse en testigos y anunciadores del Evangelio. Detengámonos un poco sobre esto que hace el Espíritu que libera del miedo.

Los discípulos habían cerrado las puertas, dice el Evangelio, “por miedo” (v. 19). La muerte de Jesús les había desanimado, sus sueños se habían hecho añicos, sus esperanzas se habían desvanecido. Y se habían encerrado. No solo en aquella pequeña habitación, pero en su interior, en su corazón y quisiera subrayar esto: encerrados. ¿Y Cuántas veces nos encerramos en nosotros mismos? ¿Cuántas veces, por alguna situación difícil, por algún problema personal o familiar, por el sufrimiento que padecemos o por el mal que respiramos a nuestro alrededor, corremos el riesgo de caer poco a poco en la pérdida de la esperanza y nos falta el valor para seguir adelante? Tantas veces sucede esto. Entonces, como los apóstoles, nos encerramos en nosotros mismos, atrincherándonos en el laberinto de las preocupaciones.

Hermanos y hermanas, este “encerrarnos en nosotros mismos” sucede cuando, en las situaciones más difíciles, permitimos que el miedo tome el control y haga resonar su “gran voz” dentro de nosotros. Cuando entra el miedo, nosotros nos cerramos y la causa, entonces, es el miedo: miedo a no ser capaces de enfrentar algo, a estar solos ante las batallas cotidianas, a arriesgarse y luego decepcionarse, a tomar decisiones equivocadas. Hermanos, hermanas, E el miedo bloquea, el miedo paraliza. Y también aísla: pensemos en el miedo hacia el otro, al extranjero, al diferente, al que piensa distinto. E incluso puede haber miedo a Dios: miedo a que me castigue, a que se enfade conmigo… Si damos espacio a estos falsos miedos, se cierran las puertas: las puertas del corazón, las puertas de la sociedad, ¡e incluso las puertas de la Iglesia! Donde hay miedo, hay cerrazón. Y eso no está bien.

El Evangelio, sin embargo, nos ofrece el remedio del Resucitado: es decir, el Espíritu Santo. Él libera de las prisiones del miedo. Al recibir el Espíritu, los apóstoles -hoy lo celebramos- abandonan el Cenáculo y salen al mundo para perdonar los pecados y proclamar la Buena Nueva. Gracias a Él, se vencen los miedos y se abren las puertas. Porque esto es lo que hace el Espíritu: nos hace sentir la cercanía de Dios y así su amor echa fuera el temor, ilumina el camino, consuela, sostiene en la adversidad. Ante los temores y las cerrazones, entonces, invoquemos al Espíritu Santo para nosotros, para la Iglesia y para el mundo entero: para que un nuevo Pentecostés ahuyente los miedos que nos asaltan -¡ahuyente los miedos que nos asaltan!- y reavive el fuego del amor de Dios.

Que María Santísima, la primera que fue colmada del Espíritu Santo, interceda por nosotros

 

 

 

El Papa: Invocar al Espíritu Santo para que traiga paz al mundo y en nuestros corazones

Homilía de Pentecostés

 

Pentecostés noticias Caracol

Alas 10,00 de esta mañana, 28 de mayo 2023, Domingo de Pentecostés, el Santo Padre Francisco celebró la Santa Misa en la Basílica Vaticana, el Pontífice nos recuerda la importancia del Espíritu Santo en nuestra vida, invitando a invocarle para que traiga paz al mundo y en nuestros corazones. A los participantes del Sínodo les recuerda que se trata de un camino “según el Espíritu”; no un parlamento para reclamar derechos y necesidades de acuerdo a la agenda del mundo.

Publicamos a continuación la homilía que el Papa pronunció durante la Celebración eucarística:

***

Homilía del Papa

La Palabra de Dios hoy nos muestra al Espíritu Santo en acción. Lo vemos actuar en tres momentos: en el mundo que ha creadoen la Iglesia y en nuestros corazones.

1. Primero, en el mundo que ha creado, en la creación. Desde el principio, el Espíritu Santo está en acción: «Si envías tu aliento, son creados», hemos rezado con el Salmo (104,30). Él, en efecto, es creator Spiritus (cf. S. Agustín,In Ps. 32,2,2), Espíritu creador; así lo invoca la Iglesia desde hace siglos. Pero, podemos preguntarnos, ¿qué hace el Espíritu en la creación del mundo? Si todo proviene del Padre, si todo fue creado por medio del Hijo, ¿cuál es el papel específico del Espíritu? Un gran Padre de la Iglesia, san Basilio, escribió: «Si se intenta sustraer al Espíritu de la creación, todas las cosas se mezclan y la vida surge sin ley, sin orden» (Spir., XVI,38). Esta es la función del Espíritu: es Aquel que, al principio y en todo tiempo, hace pasar las realidades creadas del desorden al orden, de la dispersión a la cohesión, de la confusión a la armonía. Este modo de actuar lo veremos siempre en la vida de la Iglesia. Él da al mundo, en una palabra, armonía; de ese modo «guía el curso de los tiempos y renueva la faz de la tierra» (Const. past. Gaudium et spes, 26; Sal 104,30). Renueva la tierra, pero —atención— no cambiando la realidad, sino armonizándola; este es su estilo porque Él en sí mismo es armonía: Ipse harmonia est (cf. S. Basilio, In Ps. 29,1), dice un Padre de la Iglesia.

Hoy en el mundo hay mucha discordia, mucha división. Estamos todos conectados y, sin embargo, nos encontramos desconectados entre nosotros, anestesiados por la indiferencia y oprimidos por la soledad. Muchas guerras, muchos conflictos; ¡parece increíble el mal que el hombre puede llegar a realizar! Pero, en realidad, lo que alimenta nuestras hostilidades es el espíritu de la división, el diablo, cuyo nombre significa precisamente “el que divide”. Sí, el que precede y excede nuestro mal, nuestra desunión, es el espíritu maligno, el «seductor del mundo entero» (Ap 12,9). Él goza con los antagonismos, con las injusticias, con las calumnias; son su alegría. Y, frente al mal de la discordia, nuestros esfuerzos por construir la armonía no son suficientes. He aquí entonces que el Señor, en el culmen de su Pascua, en el culmen de la salvación, derramó sobre el mundo creado su Espíritu bueno, el Espíritu Santo, que se opone al espíritu de división porque es armonía; Espíritu de unidad que trae la paz. ¡Pidámosle que venga cada día a nuestro mundo, a nuestra vida y esté delante de cualquier tipo de división!

2. Además de estar presente en la creación, lo vemos actuando en la Iglesia, desde el día de Pentecostés. Pero notemos que el Espíritu no dio comienzo a la Iglesia impartiendo instrucciones y normas a la comunidad, sino descendiendo sobre cada uno de los apóstoles; cada uno recibió gracias particulares y carismas diferentes. Toda esta pluralidad de dones distintos podría generar confusión, pero al Espíritu —como en la creación— le gusta crear armonía partiendo precisamente de la pluralidad. Su armonía no es un orden impuesto y homologado. No es así; en la Iglesia hay un orden «organizado de acuerdo a la diversidad de los dones del Espíritu» (S. Basilio, Spir., XVI,39). En Pentecostés, en efecto, el Espíritu Santo descendió en numerosas lenguas de fuego; dio a cada uno la capacidad de hablar otras lenguas (cf. Hch 2,4) y de oír a los demás hablar en la propia lengua (cf. Hch 2,6.11). Por tanto, no creó una lengua igual para todos, no eliminó las diferencias, las culturas, sino que armonizó todo sin homologar, sin uniformar. Y esto nos debe hacer pensar en este momento, en el que la tentación del “retroceso” busca homologar todo en disciplinas únicamente de apariencia, sin sustancia. Detengámonos en este aspecto: el Espíritu no comienza por un proyecto estructurado —como hacemos nosotros, que a menudo nos perdemos después en nuestros programas—; no, Él empieza repartiendo dones gratuitos y sobreabundantes. El texto, en efecto, subraya que en Pentecostés «todos quedaron llenos del Espíritu Santo» (Hch 2,4). Todos llenos, así empieza la vida de la Iglesia; no por un plan preciso y articulado, sino por la experiencia del mismo amor de Dios. De este modo, el Espíritu crea armonía, nos invita a dejar que su amor y sus dones, que están presentes en los demás, nos sorprendan. Como nos ha dicho san Pablo:«Hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu […] Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo» (1 Co 12,4.13). Ver a cada hermano y hermana en la fe como parte del mismo cuerpo al que pertenezco; esta es la mirada armoniosa del Espíritu, este es el camino que nos indica.

Y el Sínodo que se está realizando es —y debe ser— un camino según el Espíritu; no un parlamento para reclamar derechos y necesidades de acuerdo a la agenda del mundo, no la ocasión para ir donde nos lleva el viento, sino la oportunidad para ser dóciles al soplo del Espíritu. Porque, en el mar de la historia, la Iglesia navega sólo con Él, que es «el alma de la Iglesia» (S. Pablo VI, Discurso al Sacro Colegio por las felicitaciones onomásticas, 21 junio 1976), el corazón de la sinodalidad, el motor de la evangelización. Sin Él la Iglesia permanece inerte, la fe es una mera doctrina, la moral sólo un deber, la pastoral un simple trabajo. A veces escuchamos a los así llamados pensadores, teólogos, que nos dan doctrinas frías, parecen matemáticas porque en el interior les falta el Espíritu. Con Él, en cambio, la fe es vida, el amor del Señor nos conquista y la esperanza renace. Volvamos a poner al Espíritu Santo en el centro de la Iglesia, de lo contrario nuestro corazón no será inflamado de amor por Jesús, sino por nosotros mismos. Pongamos al Espíritu en el principio y en el centro de los trabajos sinodales. Porque es “a Él, sobre todo, a quien necesita hoy la Iglesia. Digámosle cada día: ¡Ven!” (cf. Íd., Audiencia general, 29 noviembre 1972). Y caminemos juntos, porque al Espíritu, como en Pentecostés, le gusta descender mientras “están todos reunidos” (cf. Hch 2,1). Sí, para mostrarse al mundo Él escogió el momento y el lugar en el que estaban todos juntos. Por lo tanto, el Pueblo de Dios, para ser colmado del Espíritu, debe caminar unido, hacer sínodo. Así se renueva la armonía en la Iglesia: caminando juntos con el Espíritu al centro. ¡Hermanos y hermanas, construyamos armonía en la Iglesia!

3. Por último, el Espíritu crea armonía en nuestros corazones. Lo vemos en el Evangelio, cuando Jesús, la tarde de Pascua, sopló sobre sus discípulos y dijo: «Reciban el Espíritu Santo» (Jn 20,22). Lo da con un fin específico: para perdonar los pecados, es decir, para reconciliar los ánimos, para armonizar los corazones lacerados por el mal, rotos por las heridas, disgregados por los sentimientos de culpa. Sólo el Espíritu devuelve la armonía al corazón porque es Aquel que crea la «intimidad con Dios» (S. Basilio, Spir., XIX,49). Si queremos armonía busquémoslo a Él, no a los sucedáneos mundanos. Invoquemos al Espíritu Santo cada día, comencemos rezándole cada día, ¡seamos dóciles a Él!

Y hoy, en su fiesta, preguntémonos: ¿soy dócil a la armonía del Espíritu o sigo mis proyectos, mis ideas, sin dejarme modelar, sin dejarme transformar por Él? ¿Mi modo de vivir la fe es dócil al Espíritu? ¿O es necio, adherido de modo necio a la letra, a las así llamadas doctrinas que sólo son expresiones frías de la vida?  ¿Me apresuro a juzgar, señalo con el dedo y le cierro la puerta en la cara a los demás, considerándome víctima de todo y de todos? O, por el contrario, ¿acojo su poder creador armonioso, acojo la “gracia del conjunto” que Él inspira, su perdón que da paz, y a mi vez perdono? El perdón significa hacer espacio para que venga el Espíritu. ¿Promuevo reconciliación y creo comunión, o estoy siempre buscando, husmeando dónde hay dificultades para criticar, para dividir, para destruir? ¿Perdono, promuevo reconciliación, creo comunión? Si el mundo está dividido, si la Iglesia se polariza, si el corazón se fragmenta, no perdamos tiempo criticando a los demás y enojándonos con nosotros mismos, sino invoquemos al Espíritu.  Él es capaz de solucionar estas cosas.

Espíritu Santo, Espíritu de Jesús y del Padre, fuente inagotable de armonía, te encomendamos el mundo, te consagramos la Iglesia y nuestros corazones. Ven, Espíritu creador, armonía de la humanidad, renueva la faz de la tierra. Ven, Don de dones, armonía de la Iglesia, únenos a Ti. Ven, Espíritu del perdón, armonía del corazón, transfórmanos como Tú sabes, por intercesión de María.

 

 

Papa Francisco: “Que nuestra casa común vuelva a rebosar vida»

El mensaje ha sido presentado en el marco de la Semana Laudato Si’

 

 

Este es el deseo que ha expresado el Papa Francisco en su mensaje para el Día de la Creación, que se celebrará el próximo 1 de septiembre. El mensaje ha sido presentado hoy, en el marco de la Semana Laudato Si’, en una rueda de prensa en la Santa Sede, en la que ha participado el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, y Tomás Insua, director ejecutivo del Movimiento Laudato Si’, entre otros.

Tal como ha explicado Czerny, “el Papa Francisco actualiza la imagen bíblica del río al siglo XXI, llamando la atención sobre los ríos físicos que tanto maltratamos hoy, demostrando ser una imagen descarnada de la crisis ecológica”. Y es que, este año, el tema del Tiempo de la Creación –el cual dará comienzo el 1 de septiembre y finalizará el 4 de octubre, festividad de San Francisco de Asís y primer aniversario del estreno de la película ‘La Carta’– es ‘Que fluya la justicia y la paz’, unas palabras que, según señala Francisco en su mensaje, se inspiran en las del profeta Amós: “Que fluya el juicio como un río, la justicia como un torrente inagotable” (Amós 5:24).

“Dios quiere que reine la justicia”, subraya el Papa, la cual “es esencial para nuestra vida adecuada como hijos creados a la imagen de Dios, no menos que el agua es esencial para nuestra supervivencia física”. Por ello, “la justicia y la paz pueden fluir, como una corriente inagotable de agua pura, alimentando a la humanidad y a todas las criaturas”. Sin embargo, “los efectos de esta guerra se pueden ver en tantos ríos que se están secando”, en gran parte, porque “nuestro consumismo rapaz, alimentado por corazones egoístas, está interrumpiendo el ciclo del agua del planeta”.

De esta manera, el papa Francisco denuncia que es, precisamente, “nuestra quema desenfrenada de combustibles fósiles y la destrucción de los bosques están elevando las temperaturas y provocando grandes sequías”, mientras que “la terrible escasez de agua acosa cada vez más a nuestros hogares, desde las pequeñas comunidades rurales hasta las grandes metrópolis”.

Por este motivo, Francisco llama a “todas las personas de buena voluntad” a llevar a cabo una “transformación de nuestros corazones, nuestros estilos de vida y las políticas públicas que rigen nuestras sociedades”.

Tomás Insua, ha subrayado la dimensión “profética” de este mensaje del Papa. “En línea con su magisterio hasta ahora, este último mensaje no se anda con rodeos sobre la dramática urgencia de la emergencia climática”, ha apuntado, del mismo modo que “no se anda con rodeos sobre los poderosos intereses que impulsan la destrucción”. Lo hace, además, “mientras la mayoría de los demás líderes mundiales, en particular los más poderosos, siguen siendo tibios y subordinados a los intereses corporativos”, apuntalando, así, su “modelo de liderazgo moral”.

¿Cómo celebrar el Tiempo de la Creación?

Este año, para celebrar el Tiempo de la Creación, se nos invita a participar de tres maneras muy simples:

1.     Incluir el tema y símbolo de 2023 (“Un río caudaloso”) en las liturgias dominicales o en un servicio de oración comunitario.

2.     Denunciar los impactos de la injusticia climática a los líderes de los  gobiernos nacionales, enviando una oración, historia o imagen para instar a una acción audaz en la cumbre climática (COP28) en noviembre.

3.     Participando en los eventos globales que se realizarán el 1 de septiembre, 30 del mismo mes y 4 de octubre.

Toda la información estará disponible en la web 

 

 

DERECHO Y DEBER DE HACER APOSTOLADO

— El derecho y el deber de todo fiel cristiano de hacer apostolado deriva de su unión con Cristo.

— Rechazar las excusas que impidan «meternos» en la vida de los demás.

— Jesús nos envía ahora como envió a sus discípulos de los comienzos.

I. Se acercaron a Jesús los sumos sacerdotes y los letrados mientras paseaba por los atrios del Templo y le preguntaron: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante poder?1. Quizá porque no iban dispuestos a escuchar, el Señor acabará dejándoles sin respuesta.

Pero nosotros sabemos que Jesucristo es el soberano Señor del universo, y en Él fueron creadas todas las cosas en los cielos y sobre la tierra, las visibles y las invisibles... Todo ha sido creado por Él y para Él, y el mismo Cristo reconcilió a todos los seres consigo, restableciendo la paz, por medio de su sangre derramada en la Cruz2. Nada del universo ha quedado fuera de la soberanía y del influjo pacificador de Cristo. Se me ha dado todo poder... Tiene la plenitud de la potestad en los cielos y en la tierra: también para evangelizar y llevar a la salvación a cada pueblo y a cada hombre.

Él mismo nos ha llamado a participar de su misión, a meternos en la vida de los demás para que sean felices aquí en la tierra y alcancen el Cielo, para el que han sido creados. Hemos recibido el mandato de extender su reino, reino de verdad y de vida, reino de santidad, reino de justicia y de paz3: «somos Cristo que pasa por el camino de los hombres del mundo»4, y de Él debemos aprender a servir y a ayudar a todos, metidos en el entramado de la sociedad. Para poner la vida al servicio de los demás, los fieles laicos no necesitan otro título que el de la vocación de cristianos, recibida en el Bautismo. Ya es suficiente motivo. «El deber y el derecho del laico al apostolado deriva de su misma unión con Cristo Cabeza. Insertos por el bautismo en el Cuerpo Místico de Cristo, robustecidos por la confirmación en la fortaleza del Espíritu Santo, es el mismo Señor el que los destina al apostolado»5. De Él viene el encargo y la misión.

Tenemos derecho a meternos en la vida de los demás, porque en todos nosotros corre la misma vida de Cristo. Y si un miembro cae enfermo, o se encuentra débil, o quizá muerto, todo el cuerpo queda afectado: padece Cristo y sufren también los miembros sanos del cuerpo, ya que «todos los hombres son uno en Cristo»6. Todos, tan distintos, nos unimos en Cristo, y la caridad se hace entonces condición de vida. El derecho a influir en la vida de los demás se torna deber gozoso para cada cristiano, sin que nadie quede excluido, por muy particular que sea su situación en la vida. Él, Jesús, «no nos pide permiso para “complicarnos la vida”. Se mete y... ¡ya está!»7. Y quienes queremos ser sus discípulos debemos hacer eso mismo con los que nos acompañan en el caminar. Hemos de aprovechar las oportunidades que se presentan y también aprenderemos a suscitar otras que nos den ocasión de acercar esas almas al Señor: sugiriéndoles la lectura de un buen libro, dándoles un consejo, hablándoles claramente de la necesidad de acudir al sacramento de la Confesión, prestándoles un pequeño servicio.

II. En algún momento quienes están a nuestro alrededor podrían decirnos también: ¿con qué derecho te metes en la vida de los demás?, ¿quién te ha dado permiso para hablar de Cristo, de su doctrina, de sus amables exigencias? O quizá somos nosotros mismos quienes podemos sentir la tentación de preguntarnos: «¿quién me manda a mí meterme en esto?». Entonces, «habría de contestarte: te lo manda –te lo pide– el mismo Cristo. La mies es mucha, y los obreros son pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe operarios a su mies (Mt 9, 37-38). No concluyas cómodamente: yo para esto no sirvo, para esto ya hay otros; esas tareas me resultan extrañas. No, para esto, no hay otros; si tú pudieras decir eso, todos podrían decir lo mismo. El ruego de Cristo se dirige a todos y a cada uno de los cristianos. Nadie está dispensado: ni por razones de edad, ni de salud, ni de ocupación. No existen excusas de ningún género. O producimos frutos de apostolado, o nuestra fe será estéril»8. La Iglesia nos anima y nos impulsa a dar a conocer a Cristo, sin disculpas ni pretextos, con alegría, en todas las edades de la vida. «Los jóvenes deben convertirse en los primeros e inmediatos apóstoles de los jóvenes, ejerciendo su apostolado personal entre sus propios compañeros (...). También los niños tienen su propia actividad apostólica. Según su capacidad, son testigos vivientes de Cristo entre sus compañeros»9. Los jóvenes, los niños, los ancianos, los enfermos, quienes se encuentran sin trabajo o con una tarea floreciente..., todos debemos ser apóstoles que dan a conocer a Cristo con el testimonio de su ejemplo y con su palabra. ¡Qué buenos altavoces tendría Dios en medio del mundo! Él nos dice a todos: Id al mundo entero y predicad el Evangelio...10. ¡Nos envía el Señor!

El amor a Cristo nos lleva al amor al prójimo; la vocación que hemos recibido nos impulsa a pensar en los demás, a no temer los sacrificios que lleva consigo un amor con obras, pues «no hay señal ni marca que así distinga al cristiano y al amador de Cristo, como el cuidado de nuestros hermanos y el celo por la salvación de las almas»11. Por eso, el afán de dar a conocer al Maestro es el indicador que señala la sinceridad de vida del discípulo y la firmeza de su seguimiento. Si alguna vez advirtiéramos que no nos preocupa la salvación de las almas, que su lejanía de Dios nos deja indiferentes, que sus necesidades espirituales no provocan una reacción en nuestra alma, sería señal de que nuestra caridad se ha enfriado, pues no da calor a quienes están a nuestro lado. No es el apostolado algo añadido o superpuesto a la actividad normal del cristiano; es su misma vida cristiana, que tiene como manifestación natural el interés apostólico por familiares, colegas, amigos...

III. ¿Con qué autoridad haces esto?..., le preguntaban aquellos fariseos a Jesús. No es este el momento oportuno para revelar de dónde proviene su potestad. Más tarde dará a conocer a sus discípulos su origen: Se me ha dado todo poder en el Cielo y en la tierra12. La autoridad de Jesús no proviene de los hombres, sino de haber sido constituido por Dios Padre «heredero universal de todas las cosas (cfr. Heb 1, 2), para ser Maestro, Rey y Sacerdote de todos, Cabeza del Pueblo nuevo y universal de los hijos de Dios»13.

De ese poder participa la Iglesia entera y cada uno de sus miembros. A todos los cristianos compete esta tarea de proseguir en el mundo la obra de Cristo, pero de modo especial a aquellos que, además de la vocación recibida en el Bautismo, han recibido una particular llamada del Señor para seguirle más de cerca. Jesús nos apremia, pues «los hombres son llamados a la vida eterna. Son llamados a la salvación. ¿Tenéis conciencia de esto? ¿Tenéis conciencia (...) de que todos los hombres están llamados a vivir con Dios, y que, sin Él, pierden la clave del “misterio” de sí mismos?

»Esta llamada a la salvación nos la trae Cristo. Él tiene para el hombre palabras de vida eterna (Jn 6, 68); y se dirige al hombre concreto que vive en la tierra. Se dirige particularmente al hombre que sufre, en el cuerpo o en el alma»14.

Jesús nos envía como a aquellos discípulos a quienes hace ir a la aldea vecina en busca de un borrico que se encontraba atado y en el que todavía no había montado nadie. Les manda que lo desaten y se lo lleven, pues había de ser la cabalgadura en la que entraría triunfante en Jerusalén. Y les encargó que si alguno les preguntaba qué hacían con él, le dijeran que el Señor lo necesitaba15. Actúan para el Señor y en su nombre. No lo hacen por cuenta propia, ni para obtener ellos ningún beneficio personal. Fueron aquellos dos y, efectivamente, encontraron el borrico como les había dicho el Señor. Al desatarlo, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el borrico? Ellos contestaron: Porque el Señor lo necesita16, y aquellos discípulos, de quienes no sabemos los nombres pero que serían amigos fieles del Maestro, cumplieron el encargo y realizaron lo que se ha de hacer en todo apostolado: Se lo llevaron a Jesús17. Al explicar San Ambrosio este pasaje, pone de manifiesto tres cosas: el mandato de Jesús, el poder divino con que se lleva a cabo, y el modo ejemplar de vida y de intimidad con el Maestro de quienes realizan el encargo18. Y a este comentario añade San Josemaría Escrivá: «¡Qué admirablemente se acomodan a los hijos de Dios estas palabras de San Ambrosio! Habla del borrico atado con el asna, que necesitaba Jesús, para su triunfo, y comenta: “solo una orden del Señor podía desatarlo. Lo soltaron las manos de los Apóstoles. Para un hecho semejante, se requieren un modo de vivir y una gracia especial. Sé tú también apóstol, para poder librar a los que están cautivos”.

»—Déjame que te glose de nuevo este texto: ¡cuántas veces, por mandato de Jesús, habremos de soltar las ligaduras de las almas, porque Él las necesita para su triunfo! Que sean de apóstol nuestras manos, y nuestras acciones, y nuestra vida... Entonces Dios nos dará también gracia de apóstol, para romper los hierros de los encadenados»19, de tantos como siguen atados mientras el Señor espera.

1 Mc 11, 27-33. — 2 Cfr. Col 1, 17-20. — 3 Misal Romano, Prefacio de Cristo Rey. — 4 San Josemaría Escrivá, Carta 8-XII-1941. — 5 Conc. Vat. II, Decr. Apostolicam actuositatem, 3. — 6 San Agustín, Comentario al salmo 39. — 7 Cfr. San Josemaría Escrivá, Forja, n. 902. — 8 ídem, Amigos de Dios, 272. — 9 Conc. Vat. II, loc. cit., 12. — 10 Cfr. Mc 16, 15. — 11 San Juan Crisóstomo, Homilías sobre lo incomprehensible, 6, 3. — 12 Mt 28, 19. — 13 Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 13. — 14 Juan Pablo II, Homilía en Lisboa, 14-V-1982. — 15 Cfr. Lc 19, 29-31. — 16 Lc 19, 33-34. — 17 Lc 19, 35. — 18 Cfr. San Ambrosio, Comentario al Evangelio de San Lucas, in loc. — 19 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 672.

 

 

Evangelio del sábado: sencillos o complicados

Comentario del sábado de la 8.° semana del tiempo ordinario. “Respondedme, y os diré con qué potestad hago estas cosas”. El diálogo sincero con Jesús nos abre el corazón para conocerle y conocernos mejor.

03/06/2023

Evangelio (Mc 11,27-33)

En aquel tiempo:

Llegaron de nuevo a Jerusalén. Y mientras paseaba por el Templo, se le acercaron los príncipes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le dijeron:

— ¿Con qué potestad haces estas cosas? ¿O quién te ha dado tal potestad para hacerlas?

Jesús les contestó:

— Os voy a hacer una pregunta. Respondedme, y os diré con qué potestad hago estas cosas: el bautismo de Juan ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme.

Y deliberaban entre sí: «Si decimos que del cielo, replicará: “¿Por qué, pues, no le creísteis?” Pero ¿vamos a decir que de los hombres?» Temían a la gente; pues todos tenían a Juan como a un verdadero profeta. Y respondieron a Jesús:

— No lo sabemos.

Entonces Jesús les dijo:

— Pues tampoco yo os digo con qué potestad hago estas cosas.


Coemntario

La purificación del Templo dejó atónitos a los jefes religiosos del pueblo. Fue una especie de restauración del culto, como la que tuvo lugar en tiempo de los Macabeos; por entonces fue una celebración muy solemne: “lo celebraron durante ocho días con alegría” (2 Macabeos 10,6), porque habían sido derrotados los enemigos del pueblo de Dios que profanaron su Templo. Pero ahora la profanación venía de dentro del pueblo: las autoridades permitieron que la Casa de Dios dejase de ser casa de oración para ser casa de negocios. Hacía falta una potestad superior, la de Jesús, para restablecer el orden en aquel lugar santo.

Nos sorprende también a nosotros este diálogo. Jesús, ante la pregunta desconfiada, responde con otra pregunta con la que invita al interlocutor al examen de conciencia. Así suele hacer el Maestro cuando encuentra una actitud hostil a sus acciones y enseñanzas. Quien había escuchado al Bautista y había aceptado su predicación, estaba bien dispuesto para acoger a Jesús como Maestro. Pero aquellos jefes no acogieron con humildad el ministerio de Juan. No reconocen la verdad de aquellas palabras proféticas, aplicadas al precursor: “Es como fuego de fundidor, como lejía de lavanderos. Se pondrá a fundir y a purificar la plata; purificará a los hijos de Leví, los acrisolará como oro y plata: así podrán ofrecer al Señor una oblación en justicia” (Malaquías 3,2-3). Como no aceptaban la purificación de sus corazones, no entendieron la purificación del Templo.

Necesitamos hacer un esfuerzo interior para entender a Jesús en todos sus gestos y palabras. Aquellos hombres no fueron sencillos como palomas; por eso Jesús se mostró sagaz como una serpiente (cf. Mateo 10,16), y los dejó sin palabras. No pudo haber diálogo sincero. La sinceridad es necesaria para el entendimiento con las personas, en primer lugar, con Dios. Una virtud que acaba convirtiéndose en sencillez. Lo vemos en la Virgen María, en el diálogo con el arcángel, que concluyó con un sencillo y entregado “hágase en mí según tu palabra”. Se la pedimos a Ella para poder hablar con Dios, y conociéndole más cada día, nos conozcamos mejor a nosotros mismos. Así, conscientes de que somos también templos de Dios (cf. 1 Corintios 3,16-17), desearemos la purificación de nuestros pecados.

 

“El fuerte sufre, pero resiste”

La fachada es de energía y reciedumbre. –Pero ¡cuánta flojera y falta de voluntad por dentro! –Fomenta la decisión de que tus virtudes no se transformen en disfraz, sino en hábitos que definan tu carácter. (Surco, 777)

3 de junio

El camino del cristiano, el de cualquier hombre, no es fácil. Ciertamente, en determinadas épocas, parece que todo se cumple según nuestras previsiones; pero esto habitualmente dura poco. Vivir es enfrentarse con dificultades, sentir en el corazón alegrías y sinsabores; y en esta fragua el hombre puede adquirir fortaleza, paciencia, magnanimidad, serenidad.

Es fuerte el que persevera en el cumplimiento de lo que entiende que debe hacer, según su conciencia; el que no mide el valor de una tarea exclusivamente por los beneficios que recibe, sino por el servicio que presta a los demás. El fuerte, a veces, sufre, pero resiste; llora quizá, pero se bebe sus lágrimas. Cuando la contradicción arrecia, no se dobla. (Amigos de Dios, 77)

 

Muy humanos, muy divinos (XIX): Para dar lo mejor de cada uno

Las virtudes dan brillo a nuestra personalidad y nos hacen flexibles para descubrir el bien en las diversas situaciones cotidianas.

29/05/2023

Un poeta imaginaba cómo las aves de las zonas costeras, sostenidas por la brisa, vuelan ebrias por el gozo de contemplar siempre la espuma del mar y la belleza del cielo. Si no tenemos la suerte de vivir al borde del océano, tal vez podemos recordar la impresión que se apodera de nosotros cada vez que volvemos de visita; no solo por la inmensidad del mar, por sus colores o por el ambiente que genera, sino también por su sonido. De hecho, ya son infinidad las grabaciones del sonido del mar que permiten, desde cualquier rincón del mundo, ganar un pequeño acceso a ese conjunto de voces —del agua, de las rocas, de las aves, de la arena— tan tonificadoras para quien las escucha. San Josemaría imaginaba las virtudes precisamente como cada uno de estos sonidos, tan distintos en timbre e intensidad, pero que en conjunto forman la música marina: «Así como el clamor del océano se compone del ruido de cada una de las olas, así la santidad de vuestro apostolado se compone de las virtudes personales de cada uno de vosotros»[1].

Ser perfectos no es ser iguales

Escribe san Jerónimo que «Jesucristo no manda cosas imposibles, sino perfectas»[2]. Ante esto podríamos objetar que justamente lo perfecto se nos aparece muchas veces como imposible. ¿Quién se atreve a decir sobre sí mismo que sus acciones son «perfectas»? Además, los testimonios de los santos van precisamente en dirección contraria: ellos, conforme se acercan a la luz de Dios, son cada vez más conscientes de sus imperfecciones. La perplejidad aumenta si caemos en la cuenta de que el fragmento del Evangelio al que se refiere san Jerónimo es precisamente un mandato de Jesús: «Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mt 5,48). ¿Qué misterio esconden estas palabras?

Una primera aclaración necesaria tiene que ver quizá con nuestra comprensión de «perfecto» como algo insuperable en su especie, algo que ya no puede mejorar más. Aplicada a la conducta de una persona, una tal idea de «perfección» puede alejarla tanto de nuestra experiencia común que incluso puede llegar a generarnos cierta repulsión. Sin embargo, el sentido más frecuente con el que se utiliza esta palabra en la Biblia tiene que ver con algo completo, realizado, que da todo lo que puede dar de sí. Se entiende así mejor que la invitación de Cristo a «ser perfectos» no es como el colofón de una lista de criterios a cumplir en todos los ámbitos de la vida, sino la coronación de un discurso en el que se habla de amar a todos, amigos y enemigos, como los ama Dios (cfr. Mt 5,43-48). «Ser santos no es hacer cada vez más cosas o cumplir ciertos estándares que nos hayamos impuesto. El camino a la santidad, como nos explica san Pablo, consiste en corresponder a la acción del Espíritu Santo, hasta que Cristo esté formado en nosotros (cfr. Ga 4,19)»[3].

En continuidad con este sentido de «perfección», el Catecismo de la Iglesia habla de las virtudes humanas señalando en primer lugar cómo «permiten a la persona no solo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma»[4]. Así como, para generar el sonido del mar, se mezclan todas las olas, siempre una distinta de la otra, en una vida santa suenan en armonía cada una de las virtudes: juntas dan forma a la mejor versión de cada uno. Y como en el mundo no hay dos personas iguales, tampoco hay dos maneras iguales de conjugar cada una de las virtudes. Para hacernos santos, es decir, para llevarnos hacia él, Dios cuenta con cada una de nuestras características, únicas, que él conoce mucho mejor que nosotros. Corresponde a cada uno adentrarse en «el misterio del proyecto único e irrepetible que Dios tiene para cada uno y que se realiza en medio de los más variados contextos y límites»[5]: hacer realidad, con la gracia de Dios y con nuestra libertad, al hijo amado, a la hija amada con los que el Señor ha soñado desde la eternidad. Por eso, desde muy pronto, decía san Josemaría a quienes se acercaban al Opus Dei: «Habéis de ser tan varios, como variados son los santos del cielo, que cada uno tiene sus notas personales especialísimas»[6].

La santidad es un traje a la medida

Las distintas virtudes no solo nos ayudan a optar por el bien en lugar del mal en una acción concreta; eso es bastante, pero es todavía poco. En realidad, ese dominio sobre nosotros mismos que constituyen las virtudes, la ordenación de nuestras fuerzas hacia el amor, nos impulsa a escoger lo mejor por encima de lo mediocre. A veces, una comprensión reductiva de la virtud ha hecho que la pensemos como un compromiso entre dos extremos negativos, como una mitad geométrica entre dos polos que queremos evitar. Así, en lugar de mirar hacia la cima, nos cuidamos más de no caer en el barranco de la derecha o de la izquierda. Y, sin embargo, Dios nos ha dado a cada uno nuestra propia cima, que corresponde a nuestro propio paisaje geológico, en el que emprendemos el camino; y en ese paisaje tenemos que descubrir tanto los distintos obstáculos o peligros que nos acechan como los terrenos en los que nuestras pisadas se agarran mejor al suelo.

Al comentar la ética aristotélica, santo Tomás señala que «lo medio para nosotros es lo que no excede ni falta de la debida proporción para nosotros. Por eso, este medio no es el mismo para todos»[7]. El santo dominico lo explica con la imagen del calzado, para el que cada persona tiene que encontrar su propia talla; el filósofo griego, por su parte, se sirve de la imagen de la comida, en el sentido de que no son sobrios de la misma manera un atleta y alguien que no realiza apenas ejercicio físico. Al no existir una manera única de vivir las virtudes, no parece un buen camino intentar escribir recetas universales para que alguien se torne en una persona ordenada, generosa o humilde. Además, como también comprendió Aristóteles, uno no llega a ser virtuoso solo por realizar externamente una serie de actos, sino por realizarlos con unas disposiciones interiores específicas: «En primer lugar, si sabe lo que hace; luego, si las elige y las elige por ellas mismas; y, en tercer lugar, si las hace con firmeza e inquebrantablemente»[8]. Por eso, si el ambiente formativo no impulsa a que las personas comprendan el interés de adquirir tal o cual virtud, y la escojan libremente movidos por el amor, los actos externos que supuestamente trabajan en esa dirección corren el riesgo de estar obrando en vano.

Deslumbrada por el hecho de que, para hacernos santos, el Señor quiera contar con los rasgos personales de cada uno, rezaba una mujer sencilla: «Haznos vivir nuestra vida, no como un juego de ajedrez en el que todo se calcula, no como un partido en el que todo es difícil, no como un teorema que nos rompe la cabeza, sino como una fiesta sin fin donde se renueva el encuentro contigo, como un baile, como una danza entre los brazos de tu gracia»[9].

Músculos que se flexionan en cualquier dirección

Uno de los indicadores de una buena forma física es que los músculos tienen una gran elasticidad. A base de ejercicios de estiramiento y de un buen cuidado de las articulaciones, el cuerpo puede alcanzar posiciones incluso difíciles de imaginar. Mantener esta flexibilidad muscular ayuda a evitar problemas causados por malas posturas continuadas y reduce la probabilidad de lesionarse. Algo análogo sucede con las virtudes en la vida espiritual, y por eso san Josemaría solía decir que «la santidad tiene la flexibilidad de los músculos sueltos»[10]. En ese sentido, explica, del mismo modo que a veces el amor de Dios nos llevará a esforzarnos por hacer algo que nos cuesta, otras veces nos llevará a optar por algo más cómodo y a agradecérselo.

No es casualidad que la palabra «virtud» provenga del latín virtus, que significa capacidad o fuerza, precisamente como los músculos. Las virtudes, en la medida en que han pasado a formar parte de nosotros, no solo nos permiten realizar los actos buenos con gusto y facilidad, sino que nos hacen flexibles para adoptar la dirección que pueda requerir cada circunstancia. Es verdad que las virtudes nos llevan a hacer las cosas de manera ordenada; pero, más profundamente, nos llevan a ser nosotros mismos ordenados, aunque en alguna circunstancia pueda no parecerlo externamente, o no sea oportuno concretarlo en una determinada manera.

Se cuenta que san Carlos Borromeo, siendo un joven obispo, tenía fama de ser una persona muy austera, que comía y bebía solo pan y agua, en las cantidades indispensables; sin embargo, si eso favorecía la relación con algunos, no tenía problema en tomar vino con la frecuencia que fuera necesaria[11]. «Si los cristianos actuáramos de otro modo —apostillaba el fundador del Opus Dei­—, correríamos el riesgo de volvernos tiesos, sin vida, como una muñeca de trapo»[12]. Precisamente una de las cosas que más llama la atención de las muñecas de trapo es que no pueden dejar de sonreír. A todos nos gusta estar rodeados de personas alegres, pero porque lo son libremente, en el momento adecuado y con la medida adecuada, no porque han llegado a incorporar mecánicamente un determinado comportamiento.

San Francisco de Sales, muy al principio de su correspondencia con la que un día sería santa Juana de Chantal, la ponía en guardia contra la posible falta de libertad de hija de Dios hacia la que podía deslizarse, incluso a través de sus anhelos de vida cristiana. «Un alma que se ha apegado al ejercicio de la meditación, interrúmpela, y la verás salir con pena, ansiosa y asombrada. Un alma que tiene verdadera libertad saldrá con rostro ecuánime y corazón bondadoso al importuno que la ha molestado, porque todo es uno, o servir a Dios meditando, o servirle soportando al prójimo; ambas cosas son voluntad de Dios, pero el soportar al prójimo es necesario en este momento»[13].

* * *

«¡Sed valientes!», animaba el Papa Francisco a un grupo de jóvenes polacos. «El mundo necesita vuestra libertad de espíritu, vuestra mirada confiada en el futuro, vuestra sed de verdad, bondad y belleza»[14]. La fuerza y la flexibilidad que nos ganan las virtudes son como el clamor del océano que insiste en mostrarnos su novedad y su belleza; además, manifiestan al Espíritu Santo nuestra docilidad para que Cristo se forme en nuestra alma de una manera única en la historia. No es extraño que el Catecismo nos hable de las virtudes precisamente en el capítulo sobre «la vocación del hombre»[15]: porque estamos llamados a vivir esa vida divina, estamos llamados a levantar la mirada hacia el horizonte, como aquellas aves costeras, confiados en que Dios sostiene nuestra lucha.


[1] San Josemaría, Camino, n. 960.

[2] San Jerónimo, citado en Catena Aurea, comentarios a Mt 5, 43-48.

[3] Mons. Fernando Ocáriz, Carta pastoral 28-X-2020, n. 6.

[4] Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1803.

[5] Francisco, Gaudete et exsultate, n. 170.

[6] San Josemaría, Camino, n. 947.

[7] Santo Tomás de Aquino, Comentario a la Ética a Nicómaco, Libro II, lección VI.

[8] Aristóteles, Ética a Nicómaco, 1105a-1105b.

[9] Sierva de Dios Madeleine Delbrêl, “El baile de la obediencia”.

[10] San Josemaría, Forja, n. 156. Citado en mons. Fernando Ocáriz, Carta pastoral, 28-X-2020, n. 6.

[11] Cfr. carta de san Francisco de Sales a la baronesa de Chantal, 14-X-1604.

[12] Forja, n. 156.

[13] San Francisco de Sales, carta a la baronesa de Chantal, 14-X-1604.

[14] Francisco, Mensaje, 15-VIII-2018.

[15] Catecismo de la Iglesia Católica, Tercera parte, Primera sección.

 

Humanizar el cuidado

La Universidad Internacional de Catalunya (UIC Barcelona) ha celebrado los días 18,19 y 20 de mayo el Simposio Persona, Sociedad y Cuidado. Durante tres días ponentes y participantes han reflexionado sobre la dimensión humana del cuidado y los valores que aporta a las personas y a la sociedad. Los expertos y ponentes han coincidido en la necesidad de humanizar el cuidado.

29/05/2023

El Simposio, organizado por UIC Barcelona, ha contado con la colaboración del Instituto de Estudios Superiores de la Familia (IESF) y la Cátedra Dirección por Misiones y Propósito Corporativo de la Universidad para la elaboración de un programa de carácter transversal que ha abarcado diferentes ámbitos del cuidado para impulsar la colaboración y la formación desde una perspectiva integral. 

Se ha desarrollado en tres ámbitos diferentes del cuidado: el valor de la persona humana y las necesidades actuales desde el ámbito de la enfermedad y la vulnerabilidad; el cuidado de las relaciones y el impacto socioeconómico que tiene el cuidado no remunerado; y el cuidado como eje de cualquier actividad humana, especialmente en el ámbito laboral.

En palabras de la Vicerrectora de Comunidad Universitaria, Dra. Esther Jiménez, “el objetivo del simposio era reflexionar sobre la dimensión humana del cuidado y los valores que aporta a las personas y a la sociedad, y compartir diferentes experiencias e iniciativas que se están realizando en este sentido”.

El rector de UIC Barcelona, Dr. Alfonso Méndiz, abrió y clausuró el simposio, destacando que la celebración de este simposio respondía a la razón de ser y misión de la Universidad, que nació en 1997 con el objetivo de “poner a la persona en el centro, que asumiera el proyecto de transformar la sociedad, y que tuviera como premisa el cuidado de todos”. También con ese objetivo de cuidar a las personas, comentó el rector, UIC Barcelona puso en marcha en plena pandemia la clínica Cuides UIC Barcelona, clínica universitaria de apoyo a enfermedades avanzadas y cuidados paliativos, que arrancó “en momentos muy duros, de incertidumbre y colapso social, siempre con la idea de “proteger, atender y asegurar el bienestar de alguien”.

Humanizar el cuidado

Los expertos reunidos en el Simposio han coincidido en la necesidad de humanizar el cuidado. En esta línea se ha expresado el profesor de Sociología en la Universidad de Bolonia, y Doctor Honoris Causa por UIC Barcelona, Pierpaolo Donati, que ha apostado por humanizar los cuidados desde las relaciones sociales. Donati ha pronunciado la conferencia ‘El cuidado del otro como relación social’.

El profesor ha insistido en que las relaciones personales son fundamentales “para cuidar al otro”, una realidad que nos “ha enseñado la pandemia porque ha demostrado que las relaciones sociales no son elementos accidentales, sino que tienen entidad propia que afecta a nuestras vidas”. Donati, que ha definido el cuidado como un don, ha afirmado que “lo que le falta a la sociedad no son tanto los recursos materiales y tecnológicos sino las habilidades relacionales para integrar socialmente, acoger y apoyar a las personas en dificultades”.

Por su parte, el catedrático de Filosofía de la Universitat Ramón Llull, Francesc Torralba, ha concluido que un líder debe tener en cuenta algunos rasgos a la hora de ejercer su liderazgo como la incertidumbre, la volatilidad, la hiper aceleración de la sociedad o la vulnerabilidad. En su conferencia ‘Hacia un liderazgo centrado en el cuidado’, ha apuntado que “liderar bien tiene que ver con tomar consciencia de que las personas nos rompemos”. En este sentido, ha añadido que “donde hay indiferencia no hay cuidado y donde hay cuidado hay apertura al otro porque el otro cuenta, el otro importa”.

Importancia del autocuidado

La Catedrática de Filosofía y Epistemología de la Investigación Cualitativa de la Facultad de Medicina y de Filosofía del Cuidado en la Universidad de Verona, Luigina Mortari, ha participado en el Simposio para hablar de la importancia del autocuidado. En su conferencia, ‘Cuidarse: recuperar el sentido genuino del cuidado personal’, ha concluido que “si no te cuidas a ti mismo a través de tu crecimiento personal, no puedes cuidar a los demás”.

El Simposio ha contado, además, con la participación del Catedrático de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Valencia, Agustín Domingo Moratalla, que ha hablado del cuidado en la era digital. Para el catedrático, hablar del Cuidado es hacer referencia a las cinco “C”, y tener en cuenta la competencia, la consciencia, la confidencia, la compasión y la confianza.

Por su parte, el profesor titular de Filosofía de la Universidad Cardenal Herrera CEU en Elche, Higinio Marín Pedreño, ha hablado sobre el valor esencial del cuidado en la historia de la humanidad.

Cuidado comunitario

Por último, expertos en la atención sociosanitaria también han destacado el papel clave que tiene el entorno social para evitar la soledad no deseada que afecta a una parte importante de la población vulnerable o con enfermedades avanzadas. En este sentido, los ponentes del Simposio recordaron la necesidad de crear redes que pongan en contacto a vecinos, comercios y entidades de barrio para que puedan ayudar a detectar estas situaciones, y contribuir así a que la administración pública y el sistema sanitario puedan intervenir.

Durante los tres días que ha durado el Simposio, expertos de distintas disciplinas han analizado el cuidado desde sus diferentes vertientes, y han abordado cuestiones como el envejecimiento, la soledad o la salud mental. Asimismo, han intercambiado experiencias e iniciativas y han tratado el cuidado más allá del ámbito sanitario.

En acto previo al simposio, el 18 de mayo el oncólogo Eduardo Bruera, referente mundial en cuidados paliativos, fue investido Doctor Honoris Causa por UIC Barcelona durante un acto solemne celebrado en el Aula Magna de la Universidad. En su conferencia magistral, titulada ‘Los cuidados paliativos en la sociedad actual’, el especialista ha instado a las administraciones de los sistemas de salud públicos y privados, a la industria farmacéutica y a los responsables de los hospitales a apostar por los paliativos, que “deben insertarse para siempre”. Según el especialista, “es una “oportunidad incorporar el conocimiento en paliativos ante la llegada de una inteligencia artificial que no sustituirá la capacidad de escuchar y de acompañar”. Tras felicitar a la Clínica Cuides de UIC Barcelona por el papel que desarrolla en la atención a las personas en el final de la vida, Bruera ha recordado que los paliativos empezaron a surgir en los años 60 “fuera del claustro académico”. “Fue difícil y doloroso entrar en ellos, los necesitamos”, ha afirmado.

El Simposio Persona, Sociedad y Cuidado y el acto de investidura del Doctor Honoris Causa se han celebrado en el marco de los actos conmemorativos del 25 aniversario de la universidad.

 

«Hemos de tener corazón para todos, comprensión para todos»

En este vídeo, san Josemaría ilustra cómo vivir el pluralismo y convivencia social en nuestras relaciones, "porque no basta tratar las cosas con equidad y con justicia humana, se necesita además tener metido el corazón".

 

Solemnidad de la Santísima Trinidad

Este domingo celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Proponemos algunos textos del Evangelio, del Magisterio y de san Josemaría, más algunos textos para meditar, que pueden ayudar en la preparación de esta fiesta.

 

02/06/2023

Para orar en la solemnidad de la Santísima Trinidad

∙ Comentario al Evangelio y una meditación.

∙ La Santísima Trinidad (Textos de san Josemaría Escrivá)

∙ Beato Álvaro del Portillo«La Santísima Trinidad, misterio que colma nuestra vida de cristianos».

∙ DevocionarioOraciones a la Santísima Trinidad (Descarga el devocionario móvil).

 

Una de las oraciones a la Santísima Trinidad del devocionario.

 


Textos para profundizar en la Santísima Trinidad

∙ Resúmenes de fe cristianaTema 5. La Santísima Trinidad

∙ Esa corriente trinitaria de Amor (editorial de la serie La luz de la fe): El Misterio de la Trinidad cambia en profundidad nuestra mirada sobre el mundo, porque revela cómo el Amor es el tejido mismo de la realidad.

∙ Preguntas sobre la fe cristiana: ¿Creo en Dios, Uno y Trino? La Santísima Trinidad es el misterio de Dios en sí mismo, el misterio central de la fe y de la vida cristiana. ¿Qué significa en la práctica decir “Creo en Dios Uno y Trino”? ¿Cómo distinguir y tratar a cada una de las Tres Personas divinas?

∙ 'Creo, creemos', libro electrónico de Mons. Javier Echevarría: El Credo constituye el hilo conductor de “Creo, creemos", ebook compuesto por fragmentos de las Cartas Pastorales que Mons. Javier Echevarría escribió durante el Año de la fe.


4 enseñanzas de la Iglesia católica sobre la Santísima Trinidad

1. ¿Cuál es el misterio central de la fe y de la vida cristiana?

El misterio central de la fe y de la vida cristiana es el misterio de la Santísima Trinidad. Los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

2. ¿Puede la razón humana conocer, por sí sola, el misterio de la Santísima Trinidad?

Dios ha dejado huellas de su ser trinitario en la creación y en el Antiguo Testamento, pero la intimidad de su ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón humana e incluso a la fe de Israel, antes de la Encarnación del Hijo de Dios y del envío del Espíritu Santo. Este misterio ha sido revelado por Jesucristo, y es la fuente de todos los demás misterios.

3. ¿Cómo expresa la Iglesia su fe trinitaria?

La Iglesia expresa su fe trinitaria confesando un solo Dios en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las tres divinas Personas son un solo Dios porque cada una de ellas es idéntica a la plenitud de la única e indivisible naturaleza divina. Las tres son realmente distintas entre sí, por sus relaciones recíprocas: el Padre engendra al Hijo, el Hijo es engendrado por el Padre, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo.

4. ¿Cómo obran las tres divinas Personas?

Inseparables en su única sustancia, las divinas Personas son también inseparables en su obrar: la Trinidad tiene una sola y misma operación. Pero en el único obrar divino, cada Persona se hace presente según el modo que le es propio en la Trinidad. «Dios mío, Trinidad a quien adoro... pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora» (Beata Isabel de la Trinidad)

 Libro electrónico gratuito: el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.

 

 

LA BRÚJULA PARA NO PERDERSE. FIJAR EL RUMBO

José Martínez Colín

)  Para saber

“Pregúntate si lo que estás haciendo hoy, te llevará donde quieres estar mañana”. Este lema es atribuido al empresario y productor de cine estadounidense, pionero en la producción de dibujos animados, Walt Disney. Su historia no fue fácil pues se arruinó varias veces antes de construir el imperio Disney. Pasó momentos muy duros en donde no podía ni pagar la renta. Cuando dibujó a Mickey Mouse le dijeron que no tendría éxito porque asustaría a las mujeres. La frase inicial muestra la filosofía de su vida. Siempre lucho hasta conseguir lo que soñó. Y es que, si no sabemos a dónde llegar, nuestros pasos serán inciertos, nuestra vida va a la deriva, sin rumbo. Por ejemplo, si quiero tener una familia bien consolidada, pondré las medidas adecuadas para lograrlo. Y si en el ámbito humano es importante tener el fin, en un nivel existencial lo es mucho más. El Papa Francisco nos advierte del riesgo de olvidar las preguntas finales, las más importantes: ¿Hacia dónde caminamos? ¿Por qué vale la pena vivir? Pero Jesús nos marca la meta al decirnos: «Me voy a prepararos un lugar […] para que donde estoy yo estéis también vosotros». Jesús usa la imagen familiar de la casa, un lugar de relaciones y de intimidad: “En la casa del Padre hay espacio para ti, tú eres bienvenido, serás acogido para siempre con el calor de un abrazo… Nos prepara ese abrazo con el Padre”, enfatizó el Papa. La meta final es el Cielo, en unión con Dios.

2)  Para pensar

En las competencias de carreras importa tener claro la meta y no desviarse. Cuando se retiró el gran corredor Usain Bolt, el hombre más veloz de la historia, un posible sucesor fue el sudafricano Wayde van Niekerk, quien tiene tiempos inferiores a los 10 segundos en los 100 metros, a los 20 en los 200, y a los 44 en los 400. En un triunfo declaró: “Dejé todo en las manos de Dios. Le estoy agradecido por haberme elegido para poder usar mis talentos (…) Tenía dudas, pero Dios me mostró que no me iba a dejar ir…Lo primero que pude pensar al pasar la meta fue ‘gracias a Dios’”.

Cada día oraba en las mañanas: “cuídame en cada paso del camino”. E incluso escribió en sus zapatos de carrera con las que batió el récord, con tinta negra: “Jesús soy todo tuyo, úsame”.

Van Niekerk se presenta en las entrevistas y agradecido, como un representante de la gente que trabaja duro como él. Curiosamente tiene como entrenadora a Ans Bothe, que muchos confunden con su abuela pues tiene 75 años. Niekerk, escribió en su cuenta de Twitter la clave de su triunfo: “¡Reza primero!

3)  Para vivir

Una vez indicada la meta, el Cielo, el Señor nos indica por dónde caminar: «Yo soy el camino y la verdad y la vida» (Jn 14,6). La fe en Cristo no es un “paquete de ideas” para creer, sino un camino a recorrer con Él hacia la felicidad. Seguir a Jesús e imitarlo, especialmente con gestos de misericordia hacia los demás. He aquí la brújula para alcanzar el Cielo: amar a Jesús, convirtiéndonos en señales de su amor en la tierra.

Cuando entre el desánimo hemos de mirar hacia el Cielo. Sabiendo que estamos llamados a la eternidad, al encuentro con Dios, es preciso renovar la elección de amar a Jesús y de caminar detrás de Él. ¡No olvidemos la grandeza y la belleza de la meta!

 

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO

Silvia Del Valle

Ya casi es la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y esto me hace pensar que, a veces, le decimos oraciones sin darnos cuenta de lo que pedimos en ellas.

Esta jaculatoria es hermosa y muy profunda, “haz mi corazón semejante al Tuyo”, con esto le pedimos a Jesús que nos ayude a tener los mismos sentimientos que Él.

Pero, ¿en verdad sabemos todo lo que esto significa? Yo creo que es muy bueno que lo pidamos, pero también creo que debemos estar dispuestos a tomar en serio lo que pedimos y hacerlo un estilo de vida, personal y familiar. Por eso aquí te dejo mis 5Tips para lograrlo.

PRIMERO. Conozcamos la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Es bueno que busquemos literatura o videos donde nos den a conocer cómo fue que el Sagrado Corazón de Jesús se le presentó a Santa Margarita María de Alacoque en 1673 y todo lo que le dijo. Actualmente existe mucho material para todas las edades y lo tenemos al alcance de nuestra mano ya sea en internet o en las diferentes librerías católicas.

Es necesario incluir a los más pequeños de la familia para que puedan vivir la espiritualidad que la familia vive. Para ellos puedes encontrar material en videos cortos en Flor y Canto. Santa María Reina de la Paz.

Porque solamente conociéndolo podremos amarlo y tratar de imitarlo.

SEGUNDO. Tengamos claro cuáles son las promesas para los devotos.

Para que te sea más fácil aquí te las dejo:

* Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.

* Les daré paz a sus familias.

* Las consolaré en todas sus penas.

* Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte.

* Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.

* Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.

* Las almas tibias se volverán fervorosas.

* Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.

* Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y venerada.

* Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.

* Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.

*Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.

Siempre podemos hacer material didáctico con ellas para que nuestros hijos puedan conocerlas y entenderlas.

TERCERO. Abramos nuestro corazón para que Jesús actúe en él.

Porque si no le damos permiso, no puede regalarnos sus dones. Él respeta nuestra libertad.

Para nuestros hijos pequeños esto es muy sencillo porque son más nobles y están dispuestos a que los guiemos, pero con nuestros hijos adolescentes esto puede ser algo complicado pues quieren tener las riendas de su vida, aunque no sepan por cuál camino quieren ir, es por esto que debemos darles a conocer estas promesas a temprana edad para que se enamoren de ellas y las hagan propias.

Sobre todo, demos ejemplo con nuestra actitud de ser abiertos a lo que Jesús vaya haciendo en nuestros corazones. En lugar de estarnos quejando de las complicaciones de la vida o de las pruebas que se nos vayan presentando, ofrezcamos todo y veamos la mano de Dios en cada momento para así ser mansos y humildes como Jesús lo fue.

CUARTO. Estudiemos la Palabra de Dios para conocer mejor a Jesús.

El Sagrado Corazón de Jesús es el mismo Jesús de los Evangelios y esto nos permite saber cómo actuaba, lo que sentía y lo que hacía con esos sentimientos; es una forma de verlo más cercano a nosotros y así tener parámetros imitables, es decir, que podemos hacer nuestros, para buscar tener el corazón como el de Jesús.

Podemos empezar por uno de los Evangelios y leerlo atentamente, buscando las actitudes, sentimientos y acciones concretas de Jesús para aprender de Él cómo debemos actuar y reaccionar ante las diferentes situaciones que la vida cotidiana nos presenta.

Este ejercicio lo podemos hacer también con nuestros hijos, ya que hay Biblias para todas las edades, solo debemos tener cuidado de que sea una Biblia Católica.

Y QUINTO. Podemos ser guardias de honor del Sagrado Corazón de Jesús.

Una forma concreta de ejercitarnos en hacer nuestro corazón al modo del de Jesús es pertenecer a la Guardia de Honor.

Esto solo consiste en ofrecer una de las horas de nuestro día, con las actividades cotidianas de esa hora, a Jesús, para acompañarlo en sus dolores, amarlo, glorificarlo y reparar las ofensas que recibe de los hombres.

Sólo de esta forma podremos abrir nuestro corazón y nuestra familia para que Jesús haga nuestro corazón semejante al suyo y podamos tener sus sentimientos y actuar como Él lo haría en nuestra vida cotidiana.

Estoy segura que, si todos lo hiciéremos, el mundo sería distinto y viviríamos más llenos de paz y amor fraterno. Siempre podemos empezar por nosotros mismos y cuanto antes mejor.

 

La Santa Sede presenta el Pacto Mundial por la Familia

El Pacto Mundial por la Familia (Family Global Compact) es una iniciativa del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, junto con la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, que busca subrayar la importancia antropológica y cultural de la familia.

Loreto Rios·30 de mayo de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos

Una familia en la plaza de san Pedro el día del lanzamiento del Pacto Mundial por la Familia ©CNS photo/Lola Gomez

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A las 11.30 horas del martes 30 de mayo, se ha retransmitido en directo desde la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Aula San Pío X, la rueda de prensa para el lanzamiento del Pacto Mundial por la Familia (Family Global Compact). Han intervenido la hermana Helen Alford, presidenta de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales; la Profesora Gabriella Gambino, subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida; y el Profesor Pierpaolo Donati, sociólogo y miembro de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales. También estaban presentes en la sala, a disposición de los periodistas, el Profespr Stefano Zamagni, ex Presidente de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, y el doctor Francesco Belletti, director del Centro Internacional de Estudios sobre la Familia (CISF).

El Pacto Mundial por la Familia

El Pacto Mundial por la Familia es una iniciativa promovida por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, junto con la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, con la colaboración del Centro Internacional de Estudios sobre la Familia.

En palabras del Papa en su mensaje para el lanzamiento del pacto del 13 de mayo de 2023, el Pacto Mundial por la Familia es “un programa común de acciones encaminadas a poner en diálogo la pastoral familiar con los centros de estudio y de investigación sobre la familia presentes en las universidades católicas de todo el mundo, para promover la familia a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia”.

Se ha subrayado la importancia del papel insustituible que la familia tiene en la sociedad y de la labor de investigación de universidades católicas en este ámbito. Este es el motivo de que el Pacto Mundial por la Familia busque fomentar la colaboración entre la pastoral familiar y los centros de estudio sobre la familia.

Así lo indicaba también el Papa en su mensaje: “El objetivo es la sinergia, es asegurar que la pastoral familiar en las Iglesias particulares utilice más eficazmente los resultados de la investigación y de los esfuerzos de enseñanza y formación que tienen lugar en las Universidades (…) Juntos, las Universidades católicas y la pastoral pueden promover mejor una cultura de la familia y de la vida que, partiendo de la realidad, ayude a las nuevas generaciones a apreciar el matrimonio, la vida familiar con sus recursos y desafíos, la belleza de engendrar y apreciar la vida humana”.

La familia, fundamento de la sociedad

La hermana Helen Alford ha señalado que vivimos una época de luces y sombras en lo que respecta a las familias, ya que, si bien esta “sigue siendo un valor central en la vida de las personas”, es cierto que “asistimos a un debilitamiento de la familia”, debido en gran parte a las tendencias individualistas contemporáneas y “a medida que las familias se debilitan, también lo hacen las estructuras sociales”. Sin embargo, Alford mira el futuro con optimismo, comentando que “en los debates de la sesión plenaria del año pasado quedó claro que la familia sigue siendo una estructura social muy resistente, capaz de absorber choques y de proporcionar apoyo y curación a personas en circunstancias muy diversas”.

Ha subrayado la “contribución fundamental que la familia realiza en apoyo de la sociedad, especialmente gracias a su papel en la formación, el mantenimiento y la profundización de la capacidad de establecer relaciones en un mundo que experimenta tanta soledad y el sufrimiento que de ella se deriva”.

Las cuatro etapas del Pacto

La Profesora Gabriella Gambino, subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida señaló que “el Pacto Mundial por la Familia no es un programa estático destinado a cristalizar ciertas ideas, sino un camino propuesto a las universidades católicas para profundizar y desarrollar la antropología cristiana y el mensaje que transmite sobre el matrimonio, la familia y la vida humana”.

También ha explicado que, como indicó el Papa en el mensaje del 13 de mayo, el Pacto prevé cuatro etapas:

1. Activar un proceso de reflexión, diálogo y de mayor colaboración entre los centros universitarios de estudio e investigación que se ocupan de temas de la familia, para que su actividad sea más eficaz y fructífera, en particular mediante la creación o el relanzamiento de redes de institutos universitarios inspirados en la Doctrina Social de la Iglesia.

2. Crear una mayor sinergia entre la Iglesia y los institutos universitarios de estudio e investigación que se ocupan de temas de la familia a la hora de planificar contenidos y objetivos. A nivel eclesial, la acción pastoral necesita un apoyo concreto del pensamiento académico de los centros universitarios de inspiración católica.

3. Revitalizar la cultura de la vida y de la familia en la sociedad, para que de ella se deriven propuestas estratégicas y objetivos para las políticas públicas.

4. Una vez las propuestas han sido elaboradas, promover la colaboración entre la Iglesia y las universidades católicas en la planificación de contenidos y objetivos.

El logotipo

Gambino también ha comentado que otro de los objetivos del pacto es “desarrollar y ampliar las redes ya existentes de institutos y centros para la familia que se inspiran en la Doctrina Social de la Iglesia”. Entre ellas, ha señalado a Rediuf, la Red Internacional de Institutos Universitarios para la Familia.

Gambino explicó el significado del logotipo: “Está compuesto por tres elementos: una red, una familia y una cruz.La red es la red mundial que conecta idealmente a las universidades y centros universitarios a los que se propone el Pacto Mundial y que se inspiran en la Doctrina Social de la Iglesia Católica. Al mismo tiempo, representa la visión de una red dinámica entre las familias -el sujeto y no el objeto del Pacto- y entre los distintos actores de la sociedad civil, la economía, el derecho y la cultura movilizados en favor de las familias.La familia, como sujeto del Pacto Mundial de la Familia, está en el centro del logotipo.

Las personas representan una familia que es fuente y origen de una vida social inspirada en la solidaridad y el desarrollo de la persona. La vida humana, por su parte, está representada por la mujer embarazada, para profundizar en el tema de la vida naciente y el cuidado de toda vida humana. La generatividad es también imagen de un tiempo nuevo que queremos impulsar con la adhesión al Pacto Mundial: un compromiso común para fomentar el protagonismo de la familia en la economía, en la sociedad, en el desarrollo de la persona humana y del bien común.La cruz cristiana es la representación de los valores que mueven el Pacto. Es símbolo de esperanza, de amor y de futuro”.

El proceso de investigación

El profesor Pierpaolo Donati ha subrayado que “la idea del Pacto Mundial por la Familia es estimular la aplicación de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia en los estudios e investigaciones realizados en las universidades católicas o de inspiración católica”.

Para poner en marcha este proyecto, “el CISF [Centro Internazionale Studi Famiglia] tuvo primero que elaborar una lista, lo más completa posible, de las universidades católicas, especificando aquellas en las que existe un centro de estudios e investigación dedicado a la familia. (…) A estas se les enviaron a continuación dos cuestionarios para conocer en detalle sus actividades. La información más completa procedía de 30 universidades. A continuación se organizaron tres seminarios web con todos los centros que se declararon disponibles (de hecho, principalmente de Europa y América Central y del Sur, algunos de América del Norte y un par de África).

(…) Las principales conclusiones fueron: (i) la debilidad del apoyo (incluido el financiero) a la investigación en este campo en comparación con otros campos; (ii) el relativo aislamiento de cada Centro (con la excepción de la red Redifam de Centros Hispanoamericanos); (iii) las evidentes deficiencias en la multidisciplinariedad y transdisciplinariedad de la investigación sobre la familia, que, como ‘objeto multifacético’, debería tratarse vinculando aspectos biológicos, sociales, jurídicos, económicos, culturales, de servicios y de política social, incluidos los aspectos pastorales, mientras que predomina el interés por temas filosóficos y relacionados con los valores (iv) la necesidad de una mayor creatividad en la investigación, habiéndose constatado una escasa capacidad para anticiparse a los temas más relevantes; y (v) la necesidad de vincular la investigación, y los estudios en general, a las implicaciones operativas en términos de servicios, políticas sociales y actividades pastorales (…)”.

El portal del Pacto Mundial por la Familia

Habrá una web dedicada al Pacto, a la que se podrá acceder a partir de hoy: www.familyglobalcompact.org. En ella, estará disponible el texto del pacto en tres idiomas (italiano, inglés y español), una versión resumida en esos tres idiomas, el mensaje del Papa, la explicación del logotipo y un correo electrónico de referencia para obtener información y solicitar la adhesión al Pacto.

 

 

Aniceto Masferrer: “La gran mayoría prefiere no pensar por uno mismo”

Los valores asumidos mayoritariamente por una sociedad constituyen la ética pública, que suele evolucionar con el paso del tiempo. Omnes ha conversado con el catedrático de la Universidad de Valencia, Aniceto Masferrer, sobre su último libro, ‘Libertad y ética pública’, en el que habla sobre libertad, la necesidad de estimular el pensamiento crítico y fomentar el diálogo, la sociedad civil, el Derecho o las ideologías.

 

Francisco Otamendi·26 de mayo de 2023·Tiempo de lectura: 12 minutos

Aniceto Masferrer

“La gran mayoría prefiere no tener que vencer la pereza ni superar el temor que implica pensar por uno mismo, ni asumir los riesgos que conlleva, como la posibilidad de equivocarse, quedar en evidencia y tener que rectificar”, asegura el catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones en la Universidad de Valencia, profesor Aniceto Masferrer (Girona, España, 1971), en su reciente libro, ‘Libertad y ética pública’

Conversar con Aniceto Masferrer exige honestidad intelectual. Y leerle también, porque  defiende que “una sociedad es más madura y democrática cuando sus individuos son capaces de estrechar lazos de amistad, también con quienes no piensan como ellos, de ver en quienes discrepan de sus ideas como alguien que les ayuda y enriquece, y no como un incordio u obstáculo para su realización personal”.

En la entrevista, el intelectual se refiere a iniciativas de gente joven que promueven la creación de espacios para la libre expresión de las ideas, el diálogo y las relaciones interpersonales (@FreeThinkers.fuIt’s Time to ThinkWe are Seekers, entre otras). 

Sobre éstos y algunos temas más, como la guerra de Ucrania, conversamos con Aniceto Masferrer, investigador y profesor en universidades europeas, americanas y de Oceanía, y autor prolífico.

La libertad es tema central de su reciente libro ‘Libertad y ética pública’. 

—Pienso que una vida no sería verdaderamente humana si se renunciara a amar en libertad, no sería realmente libre si se desentendiera de la verdad, y no podría acceder a la verdad quien no pensara por sí mismo. La libertad es un rasgo fundamental del ser humano. Una vida humana sin libertad, no es vida.

Según el mito posmoderno de la libertad, es bueno lo que uno quiere y malo lo que uno no quiere. No se admite que pueda ser malo algo que uno realmente quiere, ni pueda ser bueno algo que uno en realidad no quiere. Y es un ‘mito’ porque la misma realidad se encarga de desmentir semejante planteamiento. Como afirmó Ortega y Gasset, “toda realidad ignorada prepara su venganza”. 

Y su discípulo Julián Marías señalaba que “se puede ‘de buena fe’ estar en la creencia de que 2 y 2 son 5. Lo malo es que cuando se obra de acuerdo con esa convicción, se tropieza con la realidad, porque ella no tolera las falsedades y se venga siempre de ellas. De ahí viene el fracaso de la vida”. 

Es cierto, como apuntó T. S. Eliot, que “el género humano no puede soportar mucha realidad”, pero algunos parecen no soportar otra realidad o verdad que no coincida con sus deseos e intereses personales, actitud criticada por Bertrand Russell: “Me parece fundamentalmente deshonesto y dañino para la integridad intelectual, creer en algo sólo porque te beneficia y no porque pienses que es verdad”.

En la presentación se refirió a la necesidad de estimular el pensamiento crítico. ¿Por qué esa convicción? 

—La gran mayoría prefiere no tener que vencer la pereza ni superar el temor que implica pensar por uno mismo, ni asumir los riesgos que conlleva, como la posibilidad de equivocarse, quedar en evidencia y tener que rectificar. Una parte importante de la ciudadanía prefiere formar parte de aquella masa amorfa de la que hablaba Ortega y Gasset (La rebelión de las masas), carente de personalidad, que no piensa por sí misma sino que necesita ser pensada por otra persona o colectivo –en ocasiones, victimizado–, limitándose a imitar y reproducir lo que ve en los demás.

La persona que no piensa por sí misma, renuncia a ser ella misma y entrega su libertad, sintiéndose así resguardada por una colectividad anónima de la que no se atreve ya a disentir. Se convierte en un cadáver viviente porque ya no es ella misma, ni siquiera es capaz de plantearse ser la persona que en realidad querría llegar a ser. Es la nueva ciudadanía que, creyendo disfrutar de una libertad que discurre al margen de la realidad, genera desengaño, vacío, ansiedad y frustración.

 

Libertad y ética pública

Autor: Aniceto Masferrer

Editorial: Sekotia

Páginas: 272

Año: 2022

Libertad y ética pública

Autor: Aniceto Masferrer

Editorial: Sekotia

Páginas: 272

Año: 2022

También alude al fomento del diálogo, en particular con quien piensa de modo distinto. Por otra parte, sigue la escalada bélica en Ucrania. 

—El ser humano tiene una tendencia al sectarismo, que le lleva a pensar que él sabe más que los demás, o que la pertenencia a un grupo le hace mejor que el resto. Nos cuesta aceptar que la verdad, la belleza y la justicia no son patrimonio exclusivo de nadie. Nadie posee toda la verdad, sino tan sólo partes de ella. Quizá sería incluso más certero decir que es la verdad la que posee a alguien. Pero no puede poseer a quien no dialoga, a quien no es capaz de tomarse en serio las razones de quienes no piensan como él. 

Existen tres vías para acceder al conocimiento de la realidad: la observación, la reflexión y el diálogo. Sin diálogo no puede haber conocimiento de la realidad, ni posibilidad de avanzar o progresar como sociedad. De ahí la importancia de fomentar el pensamiento crítico y la expresión de las propias ideas en un clima respetuoso hacia todos, y en particular hacia quienes piensan de modo distinto. De lo contrario, el diálogo no es posible. Y sin diálogo, no cabe la convivencia pacífica en todos los ámbitos (familiar, social, nacional o entre las naciones). Cuando no hay diálogo, las diferencias se dirimen con la mera suma de los votos o con la violencia. Y el resultado suele ser la sinrazón y la muerte –tanto civil como natural– de las personas, como está sucediendo en Ucrania y en tantos otros países del mundo.

Señala en su libro que la libertad de expresión, incluyendo la discrepancia, y la cultura del diálogo, son claves para salvaguardar la democracia… 

—La discrepancia viene exigida por una razón de educación elemental, y por otra de sentido común en la convivencia con personas con visiones distintas en el marco de una democracia plural. Pero existe otra razón aún más importante: sólo la discrepancia permite alcanzar una visión más amplia y completa de la realidad, que jamás es simple, llana y uniforme, sino rica, compleja y poliédrica. El científico Karl R. Popper afirmó que “el aumento del conocimiento depende por completo de la existencia del desacuerdo”. También se ha dicho, y con razón, que “la capacidad de escuchar a gente inteligente que no está de acuerdo contigo es un talento difícil de encontrar” (Ken Follet). En efecto, es más fácil arrimarse a quienes nos complacen, como hacen los niños, porque, como dijo Kant, “¡Es tan cómodo ser menor de edad!”.

Sin embargo, una sociedad es más madura y democrática cuando sus individuos son capaces de estrechar lazos de amistad, también con quienes no piensan como ellos, de ver en quienes discrepan de sus ideas como alguien que les ayuda y enriquece, y no como un incordio u obstáculo para su realización personal. Tener amistad sólo con aquellas personas cuyas ideas nos complacen y compartimos, supone quedarse en la inmadurez, renunciar a una plenitud que implica partir del reconocimiento de que uno no tiene toda la verdad y que sólo me puedo ir acercando a ella escuchando y comprendiendo el punto de vista de los demás.

 ¿Por qué se ha sustituido la razón por la ideología? 

—Hannah Arendt muestra, en Los Orígenes del Totalitarismo, la relación entre el totalitarismo y la ideología, y señala que “la dominación totalitaria (…) se orienta a la abolición de la libertad, incluso a la abolición de la espontaneidad humana en general”. En realidad, la libertad y la razón humanas son los grandes enemigos de la ideología.

Sin embargo, es erróneo pensar que esta amenaza se da tan sólo en regímenes políticos totalitarios (tanto de derechas como de izquierdas), que en muchos países occidentales este peligro está superado y que forma parte ya del pasado. Así pensaban a principios del siglo pasado, como describe Stefan Zweig en su novela Castellio contra Calvino. Conciencia contra violencia (1936). 

Percibe usted una cierta apatía social. Se delega todo en los gobiernos o en el Estado, y nos conformamos.

—Benjamin Constant, en su famosa conferencia (‘De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos’) pronunciada en el Ateneo de París en febrero de 1819, ya advertía que una excesiva intervención del poder público “es siempre una molestia y un estorbo.” Y añadía: “Siempre que el poder colectivo quiere mezclarse en operaciones particulares, perjudica a los interesados. Siempre que los gobiernos pretenden hacer nuestros negocios, los hacen peor y de forma más dispendiosa que nosotros.”

Constant instaba a la sociedad a ejercer “una vigilancia activa y constante sobre sus representantes, y reservarse, en períodos que no estén separados por intervalos demasiado largos, el derecho de apartarles si se han equivocado y de revocarles los poderes de los que hayan abusado”. 

Ligado a lo anterior. ¿Asistimos en Occidente al papel de Estados y gobiernos como agentes configuradores de los valores fundamentales que sustentan la convivencia? ¿O es excesiva esta percepción?

—Resulta sintomático que los políticos vean con buenos ojos la falta de implicación y participación del ciudadano en la vida pública, limitada tan solo –y en el mejor de los casos– a echar la papeleta en la urna cada cierto tiempo. La inmensa mayoría de la clase política actual parece razonar de forma muy similar a cómo lo expresaba Constant hace ya dos siglos: “¡Están completamente dispuestos a ahorrarnos cualquier preocupación, excepto la de obedecer y la de pagar! Nos dirán: ¿Cuál es en definitiva el objetivo de vuestro esfuerzo, de vuestro trabajo, de todas vuestras esperanzas? ¿No es acaso la felicidad? Pues bien, dejadnos hacer y os daremos esa felicidad. No, señores, no les dejemos hacer por muy conmovedor que resulte tan entrañable interés; roguemos a la autoridad que permanezca en sus límites, que se limite a ser justa. Nosotros nos encargaremos de ser felices”.

Y una cuestión que la ciudadanía jamás debería delegar en ningún poder –tampoco en el político– es la relativa a la configuración de la ética pública de la sociedad porque lo propio de una auténtica democracia liberal es que sean los ciudadanos los principales agentes configuradores de la ética pública. 

Pienso que en una democracia libre y plural no debería ser el Estado el principal agente configurador de los valores fundamentales que sustentan la convivencia social. Tampoco los grandes grupos empresariales, mediáticos y financieros. De lo contrario, la democracia se corrompe y se convierte en demagogia, desembocando fácilmente en un régimen autoritario o totalitario. 

Ese proceso de corrupción de la democracia se evita cuando la libertad política de una comunidad tiene como base la suma de las libertades individuales, no en abstracto, sino en su concreto y libérrimo ejercicio. Por eso, es fundamental que todo ciudadano piense por sí mismo, que exprese públicamente su pensamiento en un clima de libertad –con independencia de lo que piense–, y que contribuya, dentro de sus posibilidades, a configurar la ética pública de la sociedad en la que le ha tocado vivir.

Hace notar usted que en los argumentos que se ofrecen al presentar reformas legales, se habla de demandas sociales entonces casi inexistentes…, y luego lo legal se percibe como moral…

—En efecto, se está perdiendo la distinción entre la esfera de lo legal y de lo moral, tan importante en el pensamiento y la cultura jurídica occidental. En realidad, es una consecuencia de la falta de pensamiento crítico. Quien no piensa por sí mismo, tiende a creer que todo lo legal es moralmente lícito, y no cae en la cuenta de que algunas leyes aprobadas por el poder político pueden ser injustas porque no salvaguardan la dignidad y los derechos de todos, en particular de los más vulnerables.

La historia de los derechos humanos muestra esta realidad. El reconocimiento de determinados derechos ha sido, en muchas ocasiones, la respuesta a situaciones sociales moralmente insostenibles. 

Insostenible era el trato que algunos colonos propiciaron a los indígenas en América (s. XVI); insostenibles eran los atropellos a la libertad religiosa y sus consiguientes guerras de religión (s. XVI y XVII); insostenible era el poder omnímodo de las monarquías absolutas (s. XVI-XVIII); insostenibles eran las condiciones de la mayoría de los trabajadores, así como el trato indigno a las mujeres, niños y personas sin trabajo, enfermas o discapacitadas (s. XIX y XX); insostenibles fueron las teorías filosófico-políticas que propiciaron ―o incluso justificaron― las dos guerras mundiales (s. XX).

Insostenible es el dualismo global existente en la actualidad, en donde algunos viven en la más completa opulencia a costa de muchos otros que carecen de lo indispensable para vivir con un mínimo de dignidad (agua potable, comestibles, vivienda, educación, comunicación, etc.), mientras el resto contempla ―con cierta complicidad e impotencia― la riqueza de unos y la indigencia de tantos otros; insostenible es que una parte del mundo lleve una vida consumista y hedonista, justificando el atropello a los derechos de los indefensos, de los seres más vulnerables, de aquellos que no pueden valerse por sí mismos, o de aquellos que cuando vengan ya no podrán disfrutar del mundo y del medio ambiente del que nosotros gozamos en la actualidad.

¿Qué propondría usted para fortalecer la sociedad civil? Conoce la historia y ha viajado por medio mundo…

—La clave es volver a la realidad, vivir en ella, no fuera de ella. Lo ilustraré con una anécdota de esta semana. Al contar a una administrativa de mi universidad que en unos días asistiría a un congreso con una ponencia sobre la libertad sexual en el Derecho penal moderno, me interrumpió y preguntó: “¿Libertad sexual o perversión de lo sexual?”. Le contesté diciéndole que no me parecía que fuera ese el mejor modo de plantear el tema en un congreso internacional celebrado en París, la ciudad que vivió la revolución de mayo del 68. Ella me dijo: “Hoy hay más perversión que libertad sexual”. Y añadió: “Lo que hay es mucha ignorancia. Cuando se pierde el contacto con la realidad, es muy fácil sacar las cosas de quicio y perder el sentido común. Esto es lo que ha pasado con el sexo en la sociedad actual”.

No hace falta tener una gran formación cultural para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre lo bueno y lo malo, entre aquello que nos humaniza y lo que nos deshumaniza; ni tampoco disponer de un tiempo libre del que no disponemos. Sí es necesario, sin embargo, encontrar un ritmo vital que nos permita observar la realidad con más atención, reflexionar más críticamente sobre lo que acontece en el mundo –en nuestra vida y en la de los demás–, tener –encontrar o crear– espacios que fomenten la libre expresión de las propias ideas y el diálogo con todos – incluyendo a quienes piensan de modo distinto–, y promuevan relaciones interpersonales auténticas –presenciales, no virtuales– que nos permitan estrechar lazos de amistad y mutua colaboración en la búsqueda de lo auténtico, lo bueno y lo bello para el conjunto de la sociedad. Esto es una necesidad humana, una inclinación hacia lo auténticamente humano.

En esta línea, en los últimos meses han surgido en España varias iniciativas –de gente joven– que promueven precisamente la creación de espacios para la libre expresión de las ideas, el diálogo y las relaciones interpersonales (Free ThinkersIt’s Time to ThinkWe Are Seekers, entre otras). La gente necesita espacios de libertad donde poder pensar por sí misma, expresar sus ideas y dialogar, actividades que resultan difíciles o entrañan un alto riesgo si se llevan a cabo en la política, la universidad y en otros ámbitos profesionales y culturales.

Usted habla en su libro de la deshumanización y la politización del Derecho. De ambas cosas. 

—El Derecho se deshumaniza cada vez que deja de proteger al desvalido, al que no tiene voz o no es capaz de hacerse oír en una sociedad aturdida por el fragor de un ritmo vital extenuante y el intento de descargar esa tensión con el entretenimiento y el placer, con el peligro –hoy, cierto y muy extendido– de caer en adicciones (redes sociales, pornografía, alcohol, drogas). No pocas veces, esas leyes deshumanizadoras son presentadas como conquistas en el ámbito de los derechos, en ocasiones de los derechos de unos a costa de la vida, la dignidad y los derechos de otros.

Resulta innegable que a día de hoy el Derecho depende excesivamente de la política; la clase política, de los medios de comunicación; y éstos, a su vez, de lobbies y grupos de presión que defienden determinados intereses ajenos al bien común. A veces, so capa de “proteger” a una minoría, se atenta gravemente al interés general, perjudicando los derechos de la mayoría. 

En esta estructura jerarquizada de intereses encadenados, bien conocida por otra parte –y que a alguno podría hacerle pensar en la sociedad europea feudal–, las libertades fundamentales, de las que tanto se habla y se enorgullece la civilización occidental, no pocas veces brillan por su ausencia o carecen de una protección clara y coherente. 

Se habla también de ‘muerte civil’. ¿Crece, a su juicio, la intolerancia, e incluso la discriminación hacia los cristianos por pensar de determinada manera?

—A veces nos aferramos tanto a nuestras ideas y concepciones vitales que concebimos como una afrenta cualquier manifestación de discrepancia. Tenemos tan metida la idea de que la realización personal depende de nuestra autonomía de la voluntad, esto es, de que sólo podremos llegar a ser felices si se nos permite satisfacer nuestros deseos o elecciones, que entendemos como un ataque personal el que alguien nos diga que existen opciones mejores, y que la nuestra no sea la mejor para el conjunto de la sociedad (ni quizá para nosotros). Y lo tomamos como algo ofensivo. No somos capaces de distinguir entre la crítica a nuestro parecer y el respeto a nuestra persona. Y pensamos que tal discrepancia supone, necesariamente, un desprecio y una descalificación. 

De ahí que muchos interpreten como ofensivo que los cristianos puedan defender la vida humana (desde la concepción hasta la muerte natural), el matrimonio como un compromiso de por vida entre un hombre y una mujer, etc., y piensan que no deberían de imponer su parecer al resto de la sociedad.

Aparte de que dar su parecer no significa imponer (y no deberían de existir ciudadanos de segunda categoría a los que se les prohíba expresar su parecer), muchas personas parecen no ser capaces de distinguir entre entender ellas y sus ideas; de ahí que conciban cualquier discrepancia a sus ideas como un ataque directo a su persona. 

Es hora de terminar. Habla usted del miedo…  

—El antónimo del amor no es sólo el odio, sino también el miedo o el temor, tan extendido en la sociedad actual. Mucha gente vive con miedo: a equivocarse –o fallar–, a defraudar, a quedar mal –y ser ridiculizado o rechazado–. Y el miedo es incompatible con el amor, como lo es con vivir en libertad. Uno se siente inseguro, percibe su falta de conocimiento, y opta por ceder a otros la tarea de pensar y de expresar sus ideas (que en realidad no son suyas). 

El miedo resulta paralizante e impide el libre desarrollo de la propia personalidad, recluyendo a su víctima al ámbito de una masa anónima y amorfa, cuyos miembros no piensan, ni hablan, ni actúan por sí mismos, sino según los dictados de un pensamiento débil, pero (hiper)protegido por la fuerza –potestas, no auctoritas– que le confiere su carácter –supuestamente– mayoritario, así como su hegemonía mediática, política y cultural.

Me atrevería a decir que el miedo constituye el principal obstáculo para vivir auténticamente en libertad, ser uno mismo y vivir en plenitud, alcanzando la felicidad que todo ser humano anhela. Controlar ese miedo –pues no se trata de hacer que desaparezca ni ignorarlo completamente–, es clave para gozar de una vida plena y feliz. Agustín de Hipona decía que hay dos formas de equivocarse en la vida: una consiste en elegir el camino que no nos lleva a nuestro destino. La otra consiste en no elegir camino alguno porque tenemos miedo a equivocarnos. 

Sucumbir ante el miedo, dejarse maniatar por él, optando por no perseguir aquello que te ilusiona y te hace mejor por temor al error, al fracaso o al esfuerzo que pueda traer consigo, es probablemente el mayor error que uno pueda cometer en su vida. 

Y la democracia liberal necesita, hoy más que nunca, una sociedad civil activa que, expresando respetuosamente sus ideas y dialogando con serenidad, contribuya a configurar una sociedad más libre, justa y humana.

 

Elecciones adelantadas en España: ¿qué busca Pedro Sánchez con este movimiento?

Carmen Beatriz Fernández

Profesora de Comunicación Política en la Universidad de Navarra

El presidente del Gobierno Pedro Sánchez ha sorprendido a España convocando de forma anticipada elecciones generales, tras un mal resultado en las elecciones del pasado domingo. “Sorprender es conquistar”, aseguró el generalísimo ruso Aleksandr Suvórov, maestro de la estrategia bélica del siglo XVIII, en una frase que se ha convertido en dogma de la doctrina bélica rusa. La pregunta es: ¿qué busca conquistar Sánchez con este movimiento?

Y es que en la doctrina militar rusa, al igual que en muchos otras preceptos militares, la importancia de la sorpresa radica en su potencial de desestabilizar al enemigo. Otro tanto pasa en la política: la sorpresa impacta emocional y psicológicamente en el adversario y suele minar su moral y confianza. Es una herramienta que busca inclinar la balanza a favor de quien la utiliza, proporcionando ventajas competitivas.

Si se interpreta la elección desde una perspectiva meramente dicotómica, la del PSOE contra el PP, puede resultar difícil de entender la jugada adelantada. Al PP y Vox el adelanto les complicará la negociación por los gobiernos regionales y locales en numerosas instancias. Pero, más allá de eso, es dudoso que el anticipo electoral de Sánchez perjudique a Alberto Núñez Feijóo, a Isabel Díaz Ayuso o, en general, al PP, quienes se sienten justificadamente eufóricos por la victoria y serán beneficiarios de esa aureola mágica que acompaña, por un tiempo, a los vencedores en política.

 

La era del pentapartidismo

Sin embargo, los sistemas políticos, complejos al fin, no suelen ser dicotómicos. Y el sistema político español, que durante cuatro décadas fue bipartidista, cambió en la última década. Con el surgimiento de los tres nuevos partidos a nivel nacional (Podemos, Vox y Ciudadanos) el bipartidismo español pareció llegar a su fin, dando paso a una nueva realidad política, la de un pentapartidismo, integrada por dos partidos grandes y tres pequeños.

Los partidos pequeños encontraron un claro espacio a tono con el populismo europeo contemporáneo, tanto desde la izquierda como desde la derecha. Pero el surgimiento de esos partidos pequeños también vino acompañado de la erosión de los grandes, no podía ser de otra manera. Vox creció alimentándose de la base electoral del PP, mientras que Podemos lo hacía de la del PSOE. Ciudadanos, durante un tiempo corto, comió de ambos.

 

Una señal de recuperación del bipartidismo

En las anteriores elecciones autonómicas de 2019, la sumatoria de los partidos históricos PP y PSOE alcanzó apenas poco más del 50 % del electorado, cuando tradicionalmente los dos principales partidos acaparaban alrededor del 80 % de los votos. Sin embargo, en las elecciones del pasado domingo la suma de los partidos grandes casi alcanzó el 60 % del total de votos, lo que constituye una señal de recuperación del bipartidismo, con la virtual extinción de Ciudadanos y la importante merma de Podemos.

Hoy Vox ha quedado convertido en el mayor de los partidos pequeños. Originalmente se había posicionado a la derecha del PP, pero dado que definiéndose como un partido de extrema derecha tendría un techo muy bajo que les dificultaba el crecimiento, buscaron crecer en la transversalidad: en el voto obrero, desencantado, que percibe al inmigrante como amenaza y a Europa como una entidad que no le representa.

 

Vox, en el epicentro de la agenda política

Vox ha evolucionado de la extrema derecha al populismo como oportunidad táctica en su mensaje y narrativas: “Los de dentro frente a los de fuera”. Puede Vox ser xenófobo, polarizante y populista pero, gracias a ello, con frecuencia logra situarse en el epicentro de la discusión pública, un atributo que comparte con otros actores populistas del mundo. El adelanto electoral, al mismo tiempo que se dan las negociaciones regionales entre Vox y el PP, también ayuda al PSOE con su mensaje: o Vox (con PP) o nosotros.

Ante la fragmentación del espacio de la izquierda, Sánchez ha venido trabajando durante los años recientes en preservar el espacio natural de su partido y aglutinar todo el voto progresista en torno al PSOE.

El adelanto de las elecciones no perjudica tanto al PP o al resto de la derecha como a Sumar, a Más País o a otras facciones de Podemos. Es a esas agrupaciones de izquierda, que se encuentran actualmente lamiendo sus propias heridas tras la derrota, a quienes la sorpresa puede generar confusión y desorden, dificultando su capacidad de respuesta. Al pillar al adversario desprevenido, se pueden lograr ventajas tácticas y estratégicas significativas.

A nivel interno, el adelanto electoral también implica poner la mirada del PSOE en el próximo 23 de julio y no en el análisis del fracaso del domingo. Esto puede evitar la rebelión puertas adentro y concentrar esfuerzos de manera cohesionada. El adelanto electoral pone, además, fin a una situación insostenible: seis meses de desgaste continuo con conflictividad en el partido y enormes dificultades en la acción de gobierno con Podemos y Sumar en el Consejo de Ministros.

Para Suvórov, sorprender al enemigo implicaba obtener una ventaja táctica y psicológica significativa, lo que aumentaba las posibilidades de conquistar y derrotar al oponente. Quizás no haya sido el mejor resultado electoral, pero para Sánchez lograr un partido cohesionado y unos adversarios muy disminuidos puede ser un buen aliciente para las siguientes elecciones.

 

 

Dicotomías electorales

Días tensos para los españoles. Se debate la materia y, un poco, el espíritu. Es lo que expresaba el Obispo de Hipona, el hombre más sabio de su tiempo y que no ha pasado de moda.  En su obra “ La Ciudad de Dios”, San Agustín dice:  “Dos amores han dado origen a dos ciudades: el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios, la terrena; y el amor de Dios hasta el desprecio de sí, la celestial (...)La primera está dominada por la ambición de dominio en sus príncipes o en las naciones que somete; en la segunda se sirven mutuamente en la caridad los superiores mandando y los súbditos obedeciendo. Aquélla ama su propia fuerza en los potentados (...) En la segunda, no hay otra sabiduría en el hombre que una vida religiosa, con la que se honra justamente al verdadero Dios, esperando como premio en la sociedad de los santos, hombres y ángeles, que Dios sea todo en todas las cosas (De Civitate Dei XIV, 28).

Frente a las elecciones generales a la vista, el PP, ufano de sus recientes resultados, se enfrenta al PSOE por la economía, en lo que genera confianza (regeneración de España cuando se ve hundida). ¿El problema es VOX ? En la economía, hay gran coincidencia entre ambas formaciones “de derecha”. En el mundo de los valores, parecen estar en liza. Pese a que el presidente del PP no quiere ni tocar esos temas, la presidenta del PP extremeño no le ha hecho ascos, y da la impresión de estar de acuerdo con propuestas “ non gratas” para muchos que el gobierno Sánchez convirtió en leyes. Muchos votantes sufren la dicotomía en el terreno de los valores. Un líder espiritual valiente dirigió a su gente estas palabras: se debe votar con responsabilidad; la fe se proyecta en todas las dimensiones de la vida”.

Josefa Romo

 

Pentecostés: El amigo que acompaña, orienta y anima

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. Y de repente sobrevino del cielo un ruido, como de un viento que irrumpe impetuosamente, y llenó toda la casa en la que se hallaban. Entonces se les aparecieron unas lenguas como de fuego, que se dividían y se posaban sobre cada […]

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. Y de repente sobrevino del cielo un ruido, como de un viento que irrumpe impetuosamente, y llenó toda la casa en la que se hallaban. Entonces se les aparecieron unas lenguas como de fuego, que se dividían y se posaban sobre cada uno de ellos. Quedaron todos llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les hacía expresarse
Hch 2,1-4

Pentecostés o shebuot

Era para los judíos una de las tres grandes fiestas. Al principio agradecimiento por la recolección cereal (primicias), pero a eso se unió la fiesta por la donación de la Torah, el “manual de instrucciones” del mundo y del hombre, que otorgaba la sabiduría a Israel. Pentecostés era la fiesta de la Alianza de vivir siempre conforme a la voluntad de Dios manifestada en su Ley.

La fiesta del Sinaí

Las imágenes que utiliza san Lucas para indicar la irrupción del Espíritu Santo en Pentecostés —el viento y el fuego— aluden al Sinaí, donde Dios se había revelado al pueblo de Israel y le había concedido su alianza (cf. Ex 19, 3 ss). La fiesta del Sinaí, que Israel celebraba cincuenta días después de la Pascua, era la fiesta del Pacto. Al hablar de lenguas de fuego (cf. Hch 2, 3), san Lucas quiere presentar el Cenáculo como un nuevo Sinaí, como la fiesta de la Alianza que Dios hace con su Iglesia, a la que nunca abandonará.

 

 

Palabras del Papa Francisco en Pentecostes, accion del espíritu santo, 2021 Roma

El Santo Padre pide a todos los pastores y fieles de la Iglesia católica, a unirse, este Pentecostés 2023,  en oración junto con los Ordinarios Católicos de Tierra Santa, para invocar al Espíritu Santo, “para que israelíes y palestinos puedan encontrar el camino del diálogo y del perdón”.

El día de Pentecostés

Con la fuerza del Espíritu Santo en Pentecostés se hacen entender por todos, sea cual sea su origen y mentalidad: El día de Pentecostés habitaban en Jerusalén judíos, hombres piadosos venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido se reunió la multitud y quedó perpleja, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.

Estaban asombrados y se admiraban diciendo: -¿Es que no son galileos todos éstos que están hablando?  ¿Cómo es, pues, que nosotros les oímos cada uno en nuestra propia lengua materna? "Partos, medos, elamitas, habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y la parte de Libia próxima a Cirene, forasteros romanos, así como judíos y prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras propias lenguas las grandezas de Dios (Hch 2,5-11).

 

Los sacerdotes, la sonrisa de Dios en la Tierra

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La acción del Espíritu Santo en Pentecostés

Lo que sucede ese día, con la acción del Espíritu Santo en Pentecostés, es la antítesis de lo que había contado la Biblia en los orígenes de la humanidad: Por aquel entonces toda la tierra hablaba una sola lengua y con las mismas palabras. Al desplazarse desde oriente encontraron una vega en el país de Sinar y se establecieron allí.

Entonces se dijeron unos a otros: -¡Vamos a fabricar ladrillos y a cocerlos al fuego! De esta forma, los ladrillos les servían de piedras y el asfalto de argamasa. Luego dijeron: -¡Vamos a edificarnos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo! Así nos haremos famosos, para no dispersarnos por toda la faz de la tierra. Bajó el Señor a ver la ciudad y la torre que los hijos de los hombres estaban edificando; y dijo el Señor: -Forman un solo pueblo, con una misma lengua para todos, y esto es sólo el comienzo de su obra; ahora no les será imposible nada de lo que intenten hacer.

¡Bajemos y confundamos ahí mismo su lengua, para que ya no se entiendan unos a otros! De esta manera, desde allí el Señor los dispersó por toda la faz de la tierra, y dejaron de construir la ciudad. Por eso se la denominó Babel, porque allí el Señor confundió la lengua de toda la tierra, y desde allí el Señor los dispersó por toda la faz de la tierra (Gn 11,1-9).

Francisco ha dicho durante la celebración de Pentecostés este 2021 en Roma que el Espíritu Santo consuela «especialmente en los momentos difíciles como el que estamos atravesando», y de un modo muy personal pues «solo quien nos hace sentir amados tal y como somos da paz al corazón». De hecho, «es la ternura misma de Dios, que no nos deja solos; porque estar con quien está solo es ya consolar».

Pentecostés: Comunicación activa

Cuando los hombres del relato bíblico comenzaron a trabajar como si Dios no existiera, fueron comprobando que ellos mismos se deshumanizaron, porque habían perdido un elemento fundamental de las personas humanas, que es la capacidad de ponerse de acuerdo, de entenderse y de actuar juntos. Este texto contiene una verdad perenne. En una sociedad tan tecnificada, y con tantos medios de comunicación y de información, como la contemporánea, cada vez hablamos menos y nos entendemos menos, se pierde la capacidad real de comunicarse en un diálogo abierto y sincero. Necesitamos de algo que nos ayude a recuperar esa capacidad de apertura a los demás.

La acción del Espíritu Santo en Pentecostés

Lo que el orgullo humano rompió, lo recompone la acción del Espíritu Santo en Pentecostés. También hoy, la docilidad al Espíritu Santo es lo que nos proporciona esa ayuda que necesitamos para construir un mundo más humano, en el que nadie se sienta sólo, privado de la atención y el afecto de los demás. Jesús lo prometió a los apóstoles y a cada uno de nosotros: yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito para que esté con vosotros siempre (Jn 14,16). Utiliza una palabra griega para-kletós que significa «el que habla al lado»: es el amigo que nos acompaña, nos anima y nos orienta en el camino. 

Ahora que estamos hablando con Dios en este rato de oración nos preguntamos en su presencia: ¿me empeño en construir mi vida profesional y familiar, mis relaciones de amistad, la sociedad en la que vivo, como un mundo levantado con mi esfuerzo sin que Dios me importe? O ¿quiero escuchar y ser dócil a la voz amorosa del Espíritu Santo, ese compañero inseparable que Jesús ha puesto a mi lado para que me guíe y me anime?

Podemos invocar al Espíritu Santo con una antigua y hermosa oración de la Iglesia en Pentecostés: Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu Amor. Y le pedimos a la Santísima Virgen, Esposa de Dios Espíritu Santo, que, como ella, le dejemos hacer cosas grandes en nuestra alma, para que sepamos amar a Dios y a los demás, y construir con su ayuda un mundo mejor.

Don Francisco Varo Pineda

 

 

Cultura del espectáculo

Para el escritor y profesor César Antonio Molina los males que acucian hoy a la cultura universal son el consumismo, su conversión en mercancía. La cultura está así sometida a los gustos del público y destinada al éxito inmediato. El lector es transformado en consumidor, mientras el creador, el escritor o el artista, en simple productor de servicios. Molina considera que la verdadera cultura es un asunto personal; no es un asunto institucional: ni del Estado ni del Gobierno ni de la Empresa.  Por mi parte, afirmo que sí lo es de la Familia, por la estrecha relación que existe entre persona y familia. La  verdadera cultura evita el poder, se fundamenta en el principio de la libertad y presta un servicio. En cambio, la falsa cultura es prepotente, dominante y humillante. Es dañina para otros con el pretexto de ser selectiva.

Por su parte, Joseph Weiler, profesor de la Universidad de Nueva York y Premio Ratzinger de Teología 2222,  sostiene que “la crisis que vive Europa no es sólo política, defensiva o económica. Es una crisis, sobre todo de valores”. Ha explicado los valores que, a su juicio, sustentan el pensamiento europeo y que ha denominado “la trinidad europea”: “el valor de la democracia, la defensa de los derechos humanos y el estado de derecho”. Estos tres principios son la base de los estados europeos, y son indispensables,  pero, lamentablemente, están vacíos.

Ante esta realidad, Weiler ha defendido su postulado: el ser humano busca “dar un significado a su vida que va más allá del propio interés”. Antes de la II Guerra Mundial “este deseo humano se cubría con tres elementos: familia, Iglesia y patria. Tras la contienda, estos elementos desaparecen”. Como consecuencia,  Europa se vuelve secular, las iglesias se vacían, desaparece la noción de patriotismo y la familia se desintegra. Todo ello da lugar a un vacío. De aquí deviene esa crisis espiritual de Europa, esa decadencia moral que sólo puede afrontare volviendo a sus raíces cristianas.

JD Mez Madrid

 

¿Cultura popular?

La crisis de la cultura que estamos viviendo emergió cuando las Humanidades fueron  postergadas en la época de la modernidad, con una tecnologización que dañó gravemente actitudes tan valiosas como la curiosidad intelectual y la búsqueda de los saberes. Uno de los síntomas actuales  es el empleo de la palabra “cultura” como comodín para todo tipo de cuestiones. Por ejemplo, “cultura de la diversión”, “cultura del trabajo”, “cultura de consumo”, etc. De ese modo, cultura acaba por no significar nada, por ser un concepto vacío.

Carlo Frabetti, escritor y Premio Cervantes-Chico 2019, señala que una de las características de la actual crisis cultural es la progresiva desaparición de una cultura popular propiamente dicha.  Sostiene que la cultura popular, surgida del pueblo y para el pueblo, ha sido progresivamente arrinconada por una “cultura de masas” o “cultura del espectáculo”, producida por una industria en manos del gran capital y difundida por unos medios de comunicación al servicio de los poderes establecidos. Es una pseudocultura prefabricada y adulterada que tiende a adoctrinar a sus consumidores.

Para el mismo Frabetti, la cultura de masas es un fenómeno fundamentalmente estadounidense y claramente encaminado a imponer en todo el mundo el American way of life, es decir, un aparato de colonización cultural en el que juegan un importante papel el musical y las hamburguesas.

Por su parte, Mario Vargas Llosa critica la degradación del concepto de cultura y la entronización de la “cultura del gran público” en su  libro, “La civilización del espectáculo”. Sostiene que la creciente banalización del arte,  la literatura y el cine hace que triunfen todos los productos 'light', ligeros o fáciles: "No es extraño que la literatura más representativa de nuestra época sea la fácil, una literatura que sin el menor rubor se propone ante todo, sobre todo y casi exclusivamente, divertir".  Como consecuencia, crece la cultura light.  Es bien sabido que se caracteriza por el individualismo exacerbado, la búsqueda inmediata de la satisfacción, la superficialidad, la falta de compromiso social y la liviandad. Todo ello, marcado por un culto a las apariencias.  Vivir en la teoría del “me gusta” nos aleja del conocimiento.

El mismo autor, Vargas Llosa, critica la "masificación" y la "frivolidad" de la cultura de nuestro tiempo, tal como se ve,  por ejemplo,  en el deporte como espectáculo de masas.

Jesús Domingo Martínez

 

 

En 2021, en EEUU

En 2021, para 332 millones de habitantes, se produjeron 26.000 homicidios, 49.000 muertes por accidentes de tráfico y transporte, 48.000 suicidios y 98.000 fallecimientos por sobredosis de opiáceos, sobre todo entre varones jóvenes.

Ante la magnitud de los datos –lejos del casi medio millón de personas víctimas del coronavirus-, se impone pararse a pensar porque, quiérase o no, la cultura americana domina en medio mundo, sobre todo a través de lo audiovisual. En buena medida, la situación actual podría ser otro importante corolario de aquellas contradicciones culturales del capitalismo, que describió en su día Daniel Bell y difundió en Europa Alain Touraine.

En teoría, la política estadounidense contra las drogadicciones se centra en la lucha contra el narcotráfico, es decir, contra la oferta. Pero la raíz está en la demanda: no se buscan de veras modos de reducirla; al contrario, prevalece poco a poco la tendencia a tolerarla, como muestra la despenalización del consumo: suele comenzar a partir de los efectos terapéuticos del cannabis, y lleva a la progresiva normalización de la producción y el comercio, con regulaciones semejantes a las del tabaco, aunque menos exigentes.

La cuestión de la felicidad es muy antigua. Forma parte de ideales de la educación presentes ya en la cultura griega de la mano de Homero, como analizó brillantemente Werner Jaeger en su magna obra Paideia. El sentido del placer humano forma parte de la respuesta. Y no es paradoja la confluencia por vías distintas de estoicos y epicúreos en la importancia de la templanza. Porque la infelicidad de la persona –incluso, del ambiente social- deriva más bien de la búsqueda obsesiva de lo placentero y del rechazo de cuanto provoca dolor. La auténtica educación de la juventud –más allá de moralismos- debería forjar escudos de resistencia ante los múltiples malestares de la condición humana: porque la cultura postmoderna, con su exaltación del todo vale, acaba menguando o destruyendo la libertad de la persona.

José Morales Martín

 

 ¿Para la elección de la educación de los hijos? Libertad

La Comunidad de Madrid mantendrá el concierto a los colegios de educación diferenciada, tratando así de neutralizar uno de los efectos de la conocida como Ley Celáa, avalada por la vía rápida por el Tribunal Constitucional. La decisión del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso responde a la defensa de derechos fundamentales que forman parte del nervio central de nuestra Constitución, que en su artículo 27.3 establece que los poderes públicos son garantes de un derecho que es de los padres, a los que corresponde, en último término, velar por la formación religiosa y moral de sus hijos de acuerdo con sus propias convicciones. Buena parte de la hoja de ruta ideológica del Gobierno se ha centrado aquí. La propia Isabel Celaá lo vino a reconocer cuando afirmó que “los hijos no son propiedad de los padres”: no hacía falta decir esa obviedad, lo que reconoce la Constitución es que los padres son los primeros responsables de su educación, no el Estado. El resultado de las autonómicas permitirá al Partido Popular mantener y/o promover la libertad de enseñanza, entre ellas la diferenciada.

Domingo Martínez Madrid

 

Pícaros del siglo XXI

Pedro Pa

ricio AucejoLos datos de la Fiscalía General del Estado son contundentes en materia de corrupción. Sus informes evidencian los delitos por los que se formula acusación con más frecuencia: cohecho, malversación de caudales públicos, prevaricación administrativa, fraude, contrabando, blanqueo de capitales… Año tras año, sus acciones se extienden por todo el territorio nacional. Pero, ¿a quién puede extrañarle tal situación si, desde hace ya décadas, la cosmovisión impuesta por la cultura dominante ha colmado el vacío de nuestro mundo con la turbidez del éxito fácil y rápido, y lo ha hecho hasta romper las costuras de una sociedad harta de oportunismo y engaño?

 Los casos se concentran en las poblaciones más grandes, pero, como si de una enfermedad se tratara, su propagación se expande por contagio y llega hasta municipios recónditos. Por difundirse frecuentemente en los medios de comunicación, los procesos más conocidos de la ciudadanía son los que afectan a personas relevantes de la vida pública, pero el envilecimiento que conllevan las corruptelas alcanza también a gente anónima. Y, a veces, incluso de forma estrafalaria, como lo acaecido hace siete años en una playa del sur de España –cuyo nombre omito deliberadamente para evitar susceptibilidades–, si bien podía haber ocurrido en cualquier otro lugar de nuestro litoral.

Sucedió en verano que el empuje del oleaje del mar sacó a flote un fardo de hachís. Rajado por su impacto contra uno de los espigones costeros, el contenido se salió del paquete y las pastillas de estupefaciente aparecieron desparramadas por la arena costera. Una bañista se percató del hecho y decidió alertar al socorrista vigilante de la zona. Éste cogió una bolsa y comenzó a cargarla con la intención de recuperar la droga y esperar a que llegara la policía para entregársela. Sin embargo, su recolección llamó la atención de numerosos curiosos que, acorralando al vigilante, se abalanzaron sobre él, le forzaron a huir, se apoderaron de las pastillas guardadas en la bolsa y las transportaron en sus propias neveras de playa. Testigos del suceso relataron haber visto incluso a una mujer que, tras acopiar en su camiseta varias pastillas de estupefaciente, se marchó del lugar para luego volver con la ropa cambiada.

Todos se encubrieron bajo la capa protectora de la complicidad coral y el anonimato negativo. Pero las huellas de sus pies dejaron el rastro del lumpen moral por el que surca la sociedad de nuestros días, el andrajoso actuar que –como arma de seducción masiva– se erige en contraejemplo de comportamiento cívico. A diferencia de los históricos pícaros de nuestra tradición literaria, los ´narcobañistas` no eludieron el cumplimiento del séptimo mandamiento de la ley de Dios por motivos de supervivencia material o miseria económica. Sobrados de talento y viveza, pero carentes de escrúpulos, tampoco presentaban la actitud profesional, sólida y hermética de una organización delictiva.

Robaron, en unos casos, por divertimiento; en otros, por emulación de quienes les acompañaban; y, siempre, por seguir la estela de los pícaros de más relumbrón que, en los últimos años, han desfilado día y noche por las pantallas de televisión: aquellos que –como los cervantinos Rinconete y Cortadillo– conocen “la treta que dice mete dos y saca cinco”, aquellos que saben “dar tiento a una faldriquera con mucha puntualidad y destreza”, pero también tienen “ánimo para acometer cualquier empresa de las que tocaren a [su] arte y ejercicio y para sufrir, si fuese menester, media docena de ansias sin desplegar los labios y sin decir ´esta boca es mía`”. En el fondo, son gente de la misma calaña.

Forman parte de la cofradía de los nuevos pícaros del siglo XXI, que, encarnando la contrafigura del héroe y del santo, encontraron el caldo de cultivo apropiado para su proliferación en la España actual, en la que la decadencia moral induce al más ramplón materialismo. Son los que convirtieron el país en un inmenso patio de Monipodio, donde robar resulta una habilidad lucrativa. Con ellos campando a sus anchas, difícilmente se puede reflotar una sociedad, por mucho que crezca su producto interior bruto. Unos y otros –los pícaros de las altas estancias y los de las bajas playas– más bien la ahogan por inundación de latrocinio.

 

 

Rafael Navarro-Valls: “Joaquín quería acceso al Papa y transparencia”

Hace unos días se han presentado en la Universidad CEU San Pablo las memorias de Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede durante veintidós años (1984-2006), en los pontificados de san Juan Pablo II y Benedicto XVI. Su hermano, el catedrático y académico Rafael Navarro-Valls, ha impulsado y revisado el libro, titulado ‘Mis años con Juan Pablo II. Notas personales’, y responde a las preguntas de Omnes.

Francisco Otamendi·31 de mayo de 2023·Tiempo de lectura: 7 minutos

navarro valls juan pablo II

Foto: Rafael y Joaquín Navarro-Valls junto a san Juan Pablo II en Roma ©Arturo Mari

El 24 de mayo de hace cuatro años, el entonces director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, quiso dar el nombre de Joaquín Navarro-Valls a la sala de trabajo de los periodistas acreditados ante la Oficina de Prensa del Vaticano.

“Dar el nombre de Navarro-Valls, que también había sido presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera en Italia, a la sala donde los periodistas acreditados trabajan cada día informando sobre el Vaticano, dije, es ‘un signo para subrayar que, en la Iglesia y en la Santa Sede, la información cuenta y debe contar siempre más’”, manifestó Alessandro Gisotti en la presentación en el CEU del libro editado por Espasa. Un acto al que asistieron el Nuncio de Su Santidad Bernardito Auza, el cardenal Rouco Varela, el presidente de la Academia de Jurisprudencia y Legislación, Manuel Pizarro, y la rectora de la Universidad CEU San Pablo, Rosa Visiedo, entre otras personalidades.  

A juicio de Gisotti, ahora subdirector editorial de los Medios Vaticanos, “éste es ciertamente, el legado más importante y duradero, en mi opinión, que nos ha dejado el direttore Navarro: la comunicación es fundamental en el mundo de hoy y esto vale también para la Iglesia y la Santa Sede”

En la entrevista con Omnes, Rafael Navarro-Valls ha subrayado algo que manifestó también Alessandro Gisotti: “‘Joaquín Navarro Valls no fue un portavoz, fue el portavoz’, elogiando su prestigio entre todos los periodistas acreditados ante la Santa Sede”. 

Hablaron también en el acto Diego Contreras, editor y profesor de la Universidad de la Santa Cruz (Roma); el ex portavoz del gobierno Iñigo Méndez de Vigo; Jesús Trillo-Figueroa, abogado del Estado y miembro del Consejo de Honor del Instituto Karol Wojtyla-Juan Pablo II; y Fernando Lostao, director de la Fundación Ángel Herrera Oria, que moderó el acto.

Rafael Navarro-Valls, presidente de la Conferencia Permanente de Academias Jurídicas Iberoamericanas, y vicepresidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España, ha comentado así el libro de su hermano Joaquín.

¿Cuál ha sido su tarea en la génesis y edición de este libro de notas personales de su hermano Joaquín sobre el Papa San Juan Pablo II?

–Mi intervención consistió en revisar la excelente versión preparada por el editor, Diego Contreras, hacer algunas sugerencias, y animar a Joaquín cuando vivía para que concluyera la versión contenida en más de 600 páginas de anotaciones. El portavoz durante 22 años anotó día a día sus impresiones, con un esfuerzo grande, pues lo hacía al final de jornadas llenas de incidencias y que le suponían un notable trabajo. 

Ud. coordinó la edición del libro ‘Navarro-Valls, el portavoz’, con valiosos testimonios sobre su hermano Joaquín y su trabajo en la Santa Sede. ¿Aquél es un libro sobre su hermano, y éste es un libro sobre san Juan Pablo II?

–Efectivamente, el libro “El portavoz”, que tuve el honor de coordinar, contiene 20 testimonios de personalidades de Europa y América sobre Joaquín. Es un libro de declaraciones de personas que le conocieron y trataron. Naturalmente hay también referencia a S. Juan Pablo II, pero como usted dice se centra más en la figura del portavoz.

Las Memorias de Joaquín miran hacia Juan Pablo II, de modo que el narrador queda más en la penumbra. Pero al tratarse de un libro que cubre un arco de más de 20 años, es inevitable que también aparezca la figura de Joaquín.

Mis años con Juan Pablo II

Autor: Joaquín Navarro-Valls

Editorial: Espasa

Páginas: 640

Año: 2023

¿Le consultó su hermano la propuesta de Juan Pablo II de dirigir la Sala Stampa y ser portavoz de la Santa Sede? ¿Le habló de alguna condición que pondría para aceptar el puesto? Se ha mencionado una: el acceso al líder, al Papa en este caso.

–Más que consultarme, me informó de que le habían propuesto esos cargos. A mí me pareció una elección afortunada y le hablé del mucho bien que podría hacer desde ese puesto. Efectivamente me refirió que había puesto dos condiciones: contacto directo con el Papa y transparencia. De ahí las muchas veces que comió y cenó con él, y su acceso frecuente al mismo. En este acceso desempeñó un papel importante el propio secretario personal del Papa, Mons. Stanislaw Dziwisz. Respecto a su empeño de hacer transparente la Sala de Prensa, recuerdo su decisión de comunicar a la prensa el principio de Parkinson que tenía Juan Pablo II, lo que supuso un encontronazo con la Secretaría de Estado.

Usted es miembro del Opus Dei desde hace muchos años, como lo era su hermano Joaquín. ¿Le comentó algo que le dijera el beato Álvaro del Portillo, prelado del Opus Dei esos años, o luego su sucesor, Mons. Javier Echevarría?

–Los miembros del Opus Dei somos absolutamente libres – y correlativamente responsables- del ejercicio de nuestra labor profesional. No creo que recibiera “consignas” de la Prelatura. Nunca hablamos de este extremo.

El martes se presentó este libro en el CEU. ¿Alguna idea que le parezca oportuno subrayar de lo que se dijo ahí? 

–Todos los ponentes hicieron intervenciones muy inteligentes. Por decir una que me impactó, Alessandro Gisotti, que fue portavoz de la Santa Sede y actual subdirector editorial de los Medios Vaticanos, observó que “Joaquín Navarro Valls no fue un portavoz, fue el portavoz”, elogiando su prestigio entre todos los periodistas acreditados ante la Santa Sede

¿Es posible ser amigo, muy amigo, de un Papa? Su hermano lo era, por lo que se puede apreciar. Con amistad filial, ha dicho usted, le veía y trataba como a un Padre. ¿El Papa le veía como a un hijo? Hay fotos que hablan. 

–Joaquín negaba que él pudiera ser amigo del Papa. Y citaba a Platón que decía que para que haya amistad entre dos personas es necesaria una cierta igualdad entre ellas. Mi hermano añadía que la distancia entre Juan Pablo II y él era enorme. Pero la verdad es que entre ellos existía amistad. Basta ver las fotos a que usted se refiere para descubrir la complicidad entre ellos. En mi modesta opinión, Platón no tenía razón: cabe la amistad entre desiguales.

El Papa hacía con mucha frecuencia bromas sobre él y su misión de portavoz. En ellas se detecta ese afecto que existe entre un padre y un hijo.

Dígame algo que no esté en el libro, o que pudo estarlo y no lo está. Alguna confidencia que le hiciera su hermano.

–Recuerdo que en la conferencia de El Cairo utilizó palabras duras para describir la diferencia entre lo que Al Gore – vicepresidente de Estados Unidos- decía (“no pretendemos defender la utilización de los textos para potenciar el aborto”) y lo que , al mando de su equipo,  se hacía en realidad. Públicamente afirmó Joaquín: “El borrador de documento sobre la población, cuyo promotor principal es Estados Unidos, contradice la afirmación del Sr. Gore”. Por si hubiera dudas, cuando un periodista norteamericano preguntó al portavoz: “Afirma usted que el vicepresidente de Estados Unidos miente”. Joaquín sin inmutarse respondió: “ Sí, eso es lo que digo”. Esto último lo omitió en el libro.

Y ahora, algo que sí esté. Son 640 páginas, y hace un favor a los lectores.

–Joaquín tenía una gran cabeza, pero también gran corazón. Dos veces en el libro se describen las lágrimas del portavoz: una, cuando ante millones de personas que seguían sus palabras por televisión, anunció la extrema gravedad de Juan Pablo II. La otra, cuando lee a Juan Pablo II un despacho de la agencia Reuters que recogía unas palabras del cismático Lefebvre sobre el Papa: que si era un hereje, que ya no tenía fe católica, etc. No pudo terminar de leer estas cosas. Se le hizo un nudo en la garganta y se le saltaron las lágrimas. San Juan Pablo II, le animó a continuar y para distender la tensión aludió a la posible enfermedad de Lefebvre. Joaquín replicó que, como médico, podía entender una enfermedad, pero que también el diablo puede actuar en la historia a través de la enfermedad.

Joaquín Navarro-Valls fue portavoz de la Santa Sede durante veintidós años, en los pontificados de san Juan Pablo II y Benedicto XVI, el primer no italiano en ese cargo, y desempeñó un papel relevante en la diplomacia vaticana. Esto sorprende un poco…

–Sí, es muy excepcional que un portavoz de los “Grandes” permanezca tanto tiempo en el puesto. Incluso su cese durante el pontificado de Benedicto XVI fue a petición propia. Recuerdo que la RAI hizo un programa de gran repercusión conectando simultáneamente con tres portavoces de tres “grandes”: el de Estados Unidos, el de la Unión Soviética y Joaquín por la Santa Sede. En un momento de la conversación a tres bandas, los portavoces de los dos grandes países (estuvieron en su cargo no más de seis años, Joaquín estuvo 22) manifestaron su estupefacción por la permanencia de Joaquín durante tantos años. Eso fue posible por la gran compenetración entre el “Jefe” y su portavoz.

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Joaquin Navarro-Valls sostienen el micrófono a Juan Pablo II durante el vuelo a México en 1999. (©CNS file photo by Nancy Wiechec)

Ha explicado usted que Juan Pablo II planteó tres frentes: la batalla contra el proceso de secularización; el segundo, el bloque soviético: su objetivo fue proteger los derechos humanos; y en el tercer mundo, “el enemigo era el increíble marasmo de la pobreza”. ¿Algo que añadir o precisar?

–Esos tres frentes se describen a lo largo de todo el libro. Pero lo verdaderamente interesante es la gran serenidad y buen humor con las que Juan Pablo II encaraba los graves temas que debía abordar. Es decir, el lado humano y espiritual de un santo. A Joaquín le fascinaba el “lado humano” del Pontífice: su valentía y coraje, su alegría profunda, su reciedumbre y armonía de espíritu, etc. Naturalmente, también su faceta espiritual y virtudes anejas. Por ejemplo, cómo rezaba. En la Nunciatura de un país africano, donde se alojaban, Joaquín entró un momento en la capilla y se encontró al Papa rezando de bruces ante el Sagrario. Joaquín esperó hasta una hora y salió sin hacer ruido. A la mañana siguiente preguntó a las religiosas a qué hora se había retirado el Papa a su dormitorio. Le dijeron que había pasado toda la noche en oración.

¿Puede referir una anécdota sobre la petición de misericordia de Juan Pablo II para un condenado en Estado Unidos?

–Está contenida en el libro. En síntesis, sucedió así. En uno de los múltiples viajes de Juan Pablo II, llegó a la ciudad de San Luis (Misuri, USA). Se enteró, a través de Joaquín, de que un convicto de asesinato, veterano de Vietnam (Darrell J. Mease) iba a ser ejecutado durante su visita. El Papa intercede por su vida ante el gobernador. El jefe de prensa de este sugiere que Juan Pablo II se lo pida directamente al gobernador. Así, al concluir una solemne ceremonia en la catedral de San Luis, en la que están sentados en la primera fila el presidente Clinton y el gobernador Carnaham, el Papa se detiene ante el gobernador y con toda sencillez le dice : “Have merci on Mr. Mease” (Tenga misericordia del señor Mease). Con idéntica sencillez el gobernador contesta: “I will do it” (lo haré). De este modo, el condenado salvó la vida.

También ha contado usted un suceso relativo a la canción My Way, de Frank Sinatra. Juan Pablo II ya es santo. ¿Lo era su hermano, a su juicio?

–Creo que Joaquín era un hombre con muchas virtudes humanas y también sobrenaturales. Cuando mis hermanos y yo trasladábamos el féretro de Joaquín al coche fúnebre, es verdad que de modo inexplicable se disparó mi móvil y comenzamos a escuchar los acordes de una de las canciones preferidas de Joaquín: My Way. Interpreté que era un modo de decirnos que estaba en camino de llegar a buen puerto.