Las Noticias de hoy 18 Febrero 2023

Enviado por adminideas el Sáb, 18/02/2023 - 12:11

FRASES sobre la IMPORTANCIA de la EDUCACIÓN

Ideas Claras

DE INTERES PARA HOY    sábado, 18 de febrero de 2023      

Indice:

ROME REPORTS

El Papa: “El amor va siempre más allá, no puede hacer menos”

El Papa: “María es siempre para su pueblo vinculo de comunión”

El “discurso misionero” de Jesús: Por qué, qué y cómo anunciar

LOS PROPÓSITOS DE LA ORACIÓN : Francisco Fernandez Carbajal

Evangelio del sábado: compartir la alegría recibida

“Yo confío en Ti, sé que eres mi Padre” : San Josemaria

Tres claves para evangelizar

Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2023

Cuarto Dolor y Gozo de San José – Siete Domingos

En defensa de la libertad del profesional médico : Jaime Millás

La homosexualidad no es delito : cardenal Felipe Arizmendi

DESCUBRIR A SAN JOSÉ… DE NUEVO : Alberto García-Mina

 La muerte. : José Luis Velayos

¿Qué es eso del género? : Ángel Jiménez Lacave

Polarización severa: la fractura del tejido social : Francisco J. Pérez Latre

Tras los pasos de san Juan Pablo II : Fundacion CARF

La importancia del envejecimiento : Jesús Domingo Martínez

Siempre seremos familia : Juan García. 

No existe justificación de la violencia : Pedro García

¿Por qué hacer un legado o testamento solidario a la Fundación CARF?

 

 

ROME REPORTS

 

E Papa: “El amor va siempre más allá, no puede hacer menos”

Palabras del Santo Padre antes del Ángelus

 

Este domingo, 12 de enero de 2023, el Papa Francisco se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano, para recitar el Ángelus, con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para la cita habitual de los domingos.

 

“El Señor nos ama como un enamorado: ¡no hasta el mínimo, sino hasta el máximo! No nos dice: ‘Te amo hasta cierto punto’. No, el verdadero amor nunca llega hasta un punto determinado y nunca se siente satisfecho; el amor va siempre más allá, no puede hacer menos”, dijo el Papa.

Estas fueron las palabras del Papa al introducir la oración mariana:

***

Palabras del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Evangelio de la liturgia de hoy, Jesús dice: «No piensen que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento» (Mt 5,17). Dar cumplimiento: ésta es una palabra clave para entender a Jesús y su mensaje. ¿Pero qué significa este “dar cumplimiento”? Para explicarlo, el Señor comienza diciendo lo que no es cumplimiento. La Escritura dice «no matarás», pero para Jesús esto no basta si luego se hiere a los hermanos con las palabras; la Escritura dice «no cometerás adulterio», pero esto no basta si luego se vive un amor salpicado por la doblez y la falsedad; la Escritura dice «no jurarás en falso», pero no basta hacer un juramento solemne si luego se actúa con hipocresía (cf. Mt 5,21-37). Así no hay cumplimiento

Para darnos un ejemplo concreto, Jesús se centra en el «rito de la ofrenda». Al hacer una ofrenda a Dios, se correspondía a la gratuidad de sus dones. Era un rito muy importante, hacer una ofrenda para intercambiar – digámoslo así- la gratuidad de sus dones- tan importante, que estaba prohibido interrumpirlo salvo por motivos graves. Pero Jesús afirma que hay que interrumpirlo si un hermano tiene algo contra nosotros, para ir primero a reconciliarnos con él (cf. vv. 23-24): solo entonces se cumple el rito. El mensaje es claro: Dios nos ama primero, gratuitamente, dando el primer paso hacia nosotros sin que lo merezcamos; y, por ende, nosotros no podemos celebrar su amor sin dar a nuestra vez el primer paso para reconciliarnos con quienes nos han herido. Así hay cumplimientos a los ojos de Dios, de lo contrario la observancia externa, puramente ritualista, es inútil se convierte en una ficción. En otras palabras, Jesús nos hace comprender que las reglas religiosas son útiles, son buenas, pero son solo el inicio: para darles cumplimiento, es necesario ir más allá de la letra y vivir su sentido. Los mandamientos que Dios nos ha dado no deben encerrarse en las cajas fuertes asfixiantes de la observancia formal, pues de lo contrario nos quedamos en una religiosidad externa y desapegada, siervos de un «dios amo» en lugar de hijos de Dios Padre. Jesús quiere esto: que no tengamos la idea de servir a un Dios amo, sino al Padre, y por esto es necesario ir más allá de la letra.

Hermanos y hermanas, este problema no existía solo en tiempos de Jesús, sino también hoy. A veces, por ejemplo, oímos: «Padre, no he matado, no he robado, no he hecho daño a nadie…», como diciendo: «Estoy bien». Esta es la observancia formal, que se conforma con el mínimo indispensable, mientras que Jesús nos invita al máximo posible. Es decir, Dios no razona con cálculos y tablas; Él nos ama como un enamorado: ¡no hasta el mínimo, sino hasta el máximo! No nos dice: «Te amo hasta cierto punto». No, el verdadero amor nunca llega hasta un punto determinado y nunca se siente satisfecho; el amor va siempre más allá, no puede hacer menos. El Señor nos lo mostró dando su vida en la cruz y perdonando a sus asesinos (cf. Lc 23,34). Y nos ha confiado el mandamiento que más aprecia: que nos amemos unos a otros como Él nos ha amado (cf. Jn 15,12). ¡Este es el amor que da cumplimiento a la Ley, a la fe, a la verdadera vida!

Así, hermanos y hermanas, que podemos preguntarnos: ¿cómo vivo yo mi fe? ¿Es una cuestión de cálculo, de formalismo, o es una historia de amor con Dios? ¿Me conformo solo con no hacer el mal, con mantener «la fachada», o intento crecer en el amor a Dios y a los demás? Y de vez en cuando ¿me confronto a mí mismo con el gran mandamiento de Jesús, me pregunto si amo a mi prójimo como Él me ama? Porque tal vez somos inflexibles para juzgar a los demás y nos olvidamos de ser misericordiosos, como Dios lo es con nosotros.

Que María, que observó perfectamente la Palabra de Dios, nos ayude a dar cumplimiento a nuestra fe y a nuestra caridad.

 

 

El Papa: “María es siempre para su pueblo vinculo de comunión”

Mensaje del Papa con motivo del hermanamiento de los santuarios de la Virgen de Guadalupe

Hermanamiento de los Santuarios de México y España © Vatican Media

Después del mediodía de este lunes, 13 de febrero, al concluir la Santa Misa celebrada en la Basílica del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, los Arzobispos de Toledo y México han firmado el hermanamiento de los Santuarios dedicados a la Virgen de Guadalupe. El Papa en su mensaje para esta ocasión le has recordado que, “María es siempre para su pueblo vinculo de comunión”.

Publicamos a continuación el Mensaje que el Santo Padre Francisco envió para el hermanamiento de los Santuarios de Guadalupe:

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Mensaje del Papa

A Su Excelencia Reverendísima
Mons. Francisco Cerro Chaves
Arzobispo de Toledo

Querido hermano:

Con gran gozo deseo hacerte llegar mi saludo con motivo del hermanamiento de los dos santuarios dedicados a la Bienaventurada Virgen María, bajo el título de Nuestra Señora de Guadalupe. Te ruego lo hagas extensivo, en primer lugar, a Su Eminencia el cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo de México, y, junto a él, a todos los Obispos, sacerdotes, consagrados y fieles que han querido ponerse en este día a los pies de la Santísima Virgen, como un único Pueblo santo de Dios.

María, nuestra Madre, es siempre para su Pueblo vínculo de comunión. Tanto la Escritura como la tradición apostólica nos la muestran convocando a los apóstoles y a la comunidad en torno a Ella, en un clima de oración. Así lo expresa san Lucas en los Hechos de los Apóstoles: «Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos» (1,14). Esa experiencia fundante de la primera comunidad cristiana trasciende las épocas y los lugares, y la Madre de Jesús, de forma sencilla, nos sigue llamando. Esto se ha expresado en muchos lugares del mundo con la invitación a construir un templo que fuese una casa con las puertas siempre abiertas para todos, una casa de oración y de comunión.

Hoy los convoca el dulce Nombre de María, más precisamente una advocación milenaria que ya en su raíz etimológica nos habla de mestizaje, de encuentro con Dios y con los hombres. Mestizaje porque los estudiosos no se logran poner de acuerdo si debemos leer el título “Guadalupe” en árabe, en latín o en náhuatl. Pero es curioso que lo que podría plantearse como un conflicto pueda en realidad leerse como un guiño del Espíritu Santo que hace escuchar su mensaje de amor a cada uno en su lengua. Así, en árabe la palabra podría sonar “río oculto”, como lo estaba esa fuente de agua viva que Jesús promete a la Samaritana, esa fuerza de la gracia que, incluso en tiempos de rechazo e incomprensión, mantiene viva a la Iglesia (cf. Jn 4,10). Como pastores, esta alusión debe ser para nosotros un acicate, buscar siempre en el otro ese río oculto de gracia, ese Amor de Dios que lo hace un tesoro inestimable. Todo cambiaría si, como la Virgen, pudiésemos ver en el otro ese secreto oculto, cuántos fracasos y conflictos evitaríamos.

Sin embargo, mezclándose con el latín, la palabra nos hablaría de un “río de lobos” y, en ese sentido, de un remanso de paz para aquellos que están atribulados por sus propios pecados, por la violencia, por tantas guerras internas y externas que hacen del hombre un lobo para el hombre. Es el mismo río oculto de la gracia que en el diálogo con Jesús nos muestra nuestra realidad (v. 29), abriéndonos a la esperanza. Como a san Francisco, en su famoso encuentro con el lobo, otra vez la Virgen María nos interpela para ser fermento de comunión y reconciliación entre Dios y los hombres, alentando a tantos fieles que se acercan al santuario con este fin.

Finalmente, combinándose con la raíz mexicana, nuestra Señora de Guadalupe se proclama como la que vence a la serpiente, con una tocante evocación al protoevangelio del Génesis. La Inmaculada es así la verdadera madre de todos los que viven; de los que han sido convocados hoy en este santuario, junto a sus pastores, para proclamar su fe en el Hijo de Dios, en Aquél que, haciendo nuevas todas las cosas, ha reconciliado consigo el mundo. Los animo a hacer brotar en los corazones de los hombres y mujeres de nuestro tiempo ese río de agua viva que salta hasta el cielo, para dar a Dios un culto en Espíritu y Verdad (cf. vv. 14, 23).

Queridos hermanos y hermanas: En cada momento histórico, en cada cultura, el Evangelio, permaneciendo siempre el mismo, se enriquece de significado. Lejos de descartar, incluye a cada persona que lo acoge. Pidamos a Dios que, en cada tiempo y lugar donde María nuestra Madre nos convoque, demos testimonio de esa íntima unión de la que sólo el Espíritu puede ser artífice.

Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Y, por favor, les pido que recen por mí.

Fraternalmente,

Roma, San Juan de Letrán, 11 de febrero de 2023

FRANCISCO

 

El “discurso misionero” de Jesús: Por qué, qué y cómo anunciar

5ª catequesis del Papa Francisco sobre la pasión de evangelizar

 

discurso misionero Jesús

(C) Vatican Media

El Papa Francisco extrae 3 aspectos del “discurso misionero” de Jesús a los discípulos: por qué anunciar, qué anunciar y cómo anunciar.

En la audiencia general de hoy, miércoles 15 de febrero de 2023, el Santo Padre ha presentado la 5ª catequesis dedicada al tema de “la pasión por la evangelización”, titulada “el primer apostolado”. Después de haber propuesto anteriormente a Jesús como modelo y maestro del anuncio, ahora se centra en la figura de los primeros discípulos.

El Papa recuerda que “el anuncio nace del encuentro con el Señor; toda actividad cristiana, sobre todo la misión, empieza ahí”. Esta tarea misionera, indica, “no se aprende en una academia: ¡no! Empieza por el encuentro con el Señor. Testimoniarlo, de hecho, significa irradiarlo; pero, si no recibimos su luz, estaremos apagados; si no lo frecuentamos, llevaremos nosotros mismos a los demás en vez de a él  —me llevo a mí y no a Él—, y todo será en vano”.

Por tanto, prosigue el Pontífice, “puede llevar el Evangelio de Jesús solo la persona que está con Él. Alguien que no está con Él no puede llevar el Evangelio. Llevará ideas, pero no el Evangelio. (…). Asimismo, recuerda que seguir a Cristo no es un hecho intimista: sin anuncio, sin servicio, sin misión la relación con Jesús no crece”.

Su Santidad señala que en el Evangelio se puede percibir que “el Señor envía a los discípulos antes de haber completado su preparación: pocos después de haberlos llamado, ¡ya les envía! Esto significa que la experiencia de la misión forma parte de la formación cristiana. Recordemos entonces estos dos momentos constitutivos para todo discípulo: estar con Jesús e ir, enviados por Jesús”.

El “discurso misionero” de Jesús

Después, el Sucesor de Pedro se refiere al discurso que Jesús dirige a los discípulos tras llamarlos y antes de enviarlos, “conocido como ‘discurso misionero’”, que se encuentra en el capítulo 10 del Evangelio de Mateo y “es como la ‘constitución’ del anuncio”. El Obispo de Roma aconseja leer este discurso hoy, en el que Jesús explica precisamente 3 aspectos: por qué anunciar, qué anunciar y cómo anunciar.

A continuación, sigue el texto de la catequesis completa del Santo Padre, los saludos y sus palabras en español durante la audiencia general.

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Catequesis. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 4. El primer apostolado

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Seguimos con nuestras catequesis. El tema que hemos elegido es: “La pasión de evangelizar, el celo apostólico”. Porque evangelizar no es decir: “Mira, bla bla bla” y nada más; hay una pasión que te involucra completamente: la mente, el corazón, las manos, los pies… todo, toda la persona está involucrada con la proclamación del Evangelio, y por esto hablamos de pasión de evangelizar.  Después de haber visto en Jesús el modelo y el maestro del anuncio, pasamos hoy a los primeros discípulos, lo que han hecho los discípulos.

En primer lugar, no hay ir sin estar: antes de enviar a los discípulos en misión, Cristo —dice el Evangelio— los “llamó” (cfr. Mt 10,1). El anuncio nace del encuentro con el Señor; toda actividad cristiana, sobre todo la misión, empieza ahí. No se aprende en una academia: ¡no! Empieza por el encuentro con el Señor. Testimoniarlo, de hecho, significa irradiarlo; pero, si no recibimos su luz, estaremos apagados; si no lo frecuentamos, llevaremos nosotros mismos a los demás en vez de a él  —me llevo a mí y no a Él—, y todo será en vano. Por tanto, puede llevar el Evangelio de Jesús solo la persona que está con Él. Alguien que no está con Él no puede llevar el Evangelio. Llevará ideas, pero no el Evangelio. Igualmente, sin embargo, no hay estar sin ir. De hecho, seguir a Cristo no es un hecho intimista: sin anuncio, sin servicio, sin misión la relación con Jesús no crece. Notamos que en el Evangelio el Señor envía a los discípulos antes de haber completado su preparación: pocos después de haberlos llamado, ¡ya les envía! Esto significa que la experiencia de la misión forma parte de la formación cristiana. Recordemos entonces estos dos momentos constitutivos para todo discípulo: estar con Jesús e ir, enviados por Jesús.

Tras llamar a los discípulos y antes de enviarlos, Cristo les dirige un discurso, conocido como “discurso misionero” —así se llama en el Evangelio. Se encuentra en el capítulo 10 del Evangelio de Mateo y es como la “constitución” del anuncio. De este discurso, que os aconsejo leer hoy — solamente es una página del Evangelio—, extraigo tres aspectos: por qué anunciar, qué anunciar y cómo anunciar.

Por qué anunciar. La motivación está en cinco palabras de Jesús que nos hará bien recordar: “Gratis lo recibisteis; dadlo gratis” (v. 8). Son cinco palabras. ¿Pero por qué anunciar? Porque gratuitamente yo he recibido y debo dar gratuitamente. El anuncio no parte de nosotros, sino de la belleza de lo que hemos recibido gratis, sin mérito: encontrar a Jesús, conocerlo, descubrir que somos amados y salvados. Es un don tan grande que no podemos guardarlo para nosotros, sentimos la necesidad de difundirlo; pero con el mismo estilo, es decir con gratuidad. En otras palabras: tenemos un don, por eso estamos llamados a hacernos don; hemos recibido un don y nuestra vocación es hacernos nosotros don para los otros; está en nosotros la alegría de ser hijos de Dios, ¡debe ser compartida con los hermanos y las hermanas que todavía no lo saben! Este es el porqué del anuncio. Ir y llevar la alegría de lo que nosotros hemos recibido.

Segundo: ¿qué anunciar? Jesús dice: “Id proclamando que el Reino de los cielos está cerca” (v. 7). Esto es lo que hay que decir, ante todo y siempre: Dios está cerca. Pero, nunca olvidemos esto: Dios siempre está cerca del pueblo, Él mismo lo dijo al pueblo. Dijo así: “Mirad, ¿qué Dios está cerca de las Naciones como yo estoy cerca de vosotros?”. La cercanía es una de las cosas más importantes de Dios. Son tres cosas importantes: cercanía, misericordia y ternura. No olvidar esto. ¿Quién es Dios? El Cercano, el Tierno, el Misericordioso. Esta es la realidad de Dios. Nosotros, predicando, a menudo invitamos a la gente a hacer algo, y esto está bien; pero no nos olvidemos que el mensaje principal es que Él está cerca: cercanía, misericordia y ternura. Acoger el amor de Dios es más difícil porque nosotros queremos estar siempre en el centro, nosotros queremos ser protagonistas, estamos más inclinados a hacer que a dejarnos moldear, a hablar más que a escuchar.  Pero, si ponemos en primer lugar lo que hacemos, los protagonistas seguiremos siendo nosotros. En cambio, el anuncio debe dar el primado a Dios: dar el primado a Dios, en el primer lugar Dios, y dar a los otros la oportunidad de acogerlo, de darse cuenta que Él está cerca. Y yo, detrás.

Tercer punto: cómo anunciar. Es el aspecto sobre el cuál Jesús se explaya más: cómo anunciar, cuál es el método, cuál debe ser el lenguaje para anunciar. Es significativo: nos dice que la forma, el estilo es esencial en el testimonio. El testimonio no involucra solamente la mente y decir alguna cosa, los conceptos: no. Involucra todo, mente, corazón, manos, todo, los tres lenguajes de la persona: el lenguaje del pensamiento, el lenguaje del afecto y el lenguaje de la acción. Los tres lenguajes. No se puede evangelizar solamente con la mente o solamente con el corazón o solamente con las manos. Todo se involucra. Y, en el estilo, lo importante es el testimonio, cómo nos quiere Jesús. Dice así: “Yo os envío como ovejas en medio de lobos” (v. 16). No nos pide que sepamos afrontar a los lobos, es decir, que seamos capaces de argumentar, contraatacar y defendernos: no. Nosotros pensaríamos así: llegamos a ser relevantes, numerosos, prestigiosos y el mundo nos escuchará y nos respetará y ganaremos a los lobos: no, no es así. No, os mando como ovejas, como corderos, esto es lo importante. Si tú no quieres ser oveja, el Señor no te defenderá de los lobos. Arréglatelas como puedas. Pero si tú eres oveja, está seguro que el Señor te defenderá de los lobos. Ser humildes.  Nos pide que seamos así, mansos y con las ganas de ser inocentes, estar dispuestos al sacrificio; de hecho, el cordero representa esto: mansedumbre, inocencia, entrega, ternura. Y Él, el Pastor, reconocerá a sus corderos y les protegerá de los lobos. En cambio, los corderos disfrazados de lobos son desenmascarados y devorados. Escribía un Padre de la Iglesia: “Porque mientras somos ovejas, vencemos; aun cuando nos rodeen por todas partes manadas de lobos, los superamos y dominamos. Pero si nos hacemos lobos, quedamos derrotados, pues nos falta al punto mismo la ayuda del pastor. Como quiera que Él apacienta ovejas y no lobos” (S. juan Crisóstomo, Homilía 33 sobre el Evangelio de Mateo). Si yo quiero ser del Señor, debo dejar que Él sea mi pastor y Él no es pastor de lobos, es pastor de corderos, mansos, humildes, agradables con el Señor.

También sobre el cómo anunciar, llama la atención que Jesús, en vez de prescribir qué llevar durante la misión, dice qué no llevar. A veces, uno ve algún apóstol, alguna persona que se muda, algún cristiano que dice que es apóstol y ha dado la vida al Señor, y se lleva muchas maletas: pero esto no es del Señor, el Señor te hace ligero de equipaje y dice qué no llevar: “No os procuréis oro, ni plata, ni cobre en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón” (vv. 9-10). No llevar nada. Dice que no nos apoyemos en las certezas materiales, ir al mundo sin mundanidad. Esto es lo que hay que decir: yo voy al mundo no con el estilo del mundo, no con los valores del mundo, no con la mundanidad —que para la Iglesia, caer en la mundanidad es lo peor que puede suceder—. Voy con sencillez. Así se anuncia: mostrando a Jesús más que hablando de Jesús. ¿Y cómo mostramos a Jesús? Con nuestro testimonio. Y finalmente, yendo juntos, en comunidad: el Señor envía a todos los discípulos, pero nadie va solo. La Iglesia apostólica es enteramente misionera y en la misión encuentra su unidad. Por tanto: id mansos y buenos como corderos

Saludos

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Los animo a leer con frecuencia el Evangelio y a confrontar nuestra vida y nuestros apostolados con las palabras de Jesús, que nos muestran el camino para ser discípulos y misioneros a la medida de su Corazón. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

Resumen leído por el Santo Padre en español

Queridos hermanos y hermanas:

Continuamos el ciclo de catequesis dedicado a la pasión por evangelizar, y hoy reflexionamos sobre los primeros discípulos. Nos dice el Evangelio que “Jesús instituyó a Doce para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar” (Mc 3,14). Esto significa que “estar” con el Señor y “salir” a anunciarlo —podríamos decir, la contemplación y la acción— son dos dimensiones de la vida cristiana que siempre van unidas.

En el capítulo 10 del evangelio según san Mateo —les invito a que lo lean—, Jesús les dice a sus discípulos porqué es necesario anunciar, qué es lo que se anuncia y cómo hay que hacerlo. El don de conocer a Jesús, que hemos recibido gratuitamente, también gratuitamente estamos llamados a compartirlo con los demás. Lo que anunciamos es el amor de Dios, que transforma nuestra vida. Y el modo de transmitirlo es con sencillez y mansedumbre, sin apegos a los bienes materiales y juntos, en comunidad. Nadie va solo, la Iglesia es misionera, y en la misión encuentra su unidad.

© Librería Editora Vaticana

 

 

LOS PROPÓSITOS DE LA ORACIÓN

— Jesús nos habla en la oración.

— No desalentarnos si alguna vez parece que el Señor no nos oye... Él nos atiende siempre y llena el alma de frutos.

— Propósitos concretos y bien determinados.

I. Subió Jesús al Tabor con tres de sus discípulos más íntimos, Pedro, Santiago y Juan, que más tarde habrían de acompañarle en Getsemaní1. Allí oyeron la voz inefable del Padre: Este es mi Hijo, el Amado, escuchadle. Y luego, mirando a su alrededor, ya no vieron a nadie, sino a Jesús con ellos.

En Cristo tiene lugar la plenitud de la Revelación. En su palabra y en su vida se contiene todo lo que Dios ha querido decir a la humanidad y a cada hombre. En Jesús encontramos todo lo que debemos saber acerca de nuestra propia existencia, en Él entendemos el sentido de nuestro vivir diario. En Cristo se nos ha dicho todo; a nosotros nos toca escucharle y seguir el consejo de Santa María: Haced lo que Él os diga2. Esa es nuestra vida: oír lo que Jesús nos dice en la intimidad de la oración, en los consejos de la dirección espiritual y a través de los acontecimientos y sucesos que Él manda o permite, y llevar a cabo lo que Él quiere de nosotros. «Por esto –enseña San Juan de la Cruz–, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no solo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o novedad. Porque le podría responder Dios de esta manera, diciendo: “Si te tengo ya habladas todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra, ¿qué te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso? Pon los ojos solo en Él, porque en Él te lo tengo dicho y revelado, y hallarás en Él aún más de lo que pides y deseas (...); oídle a Él, porque ya no tengo más fe que revelar, ni más cosas que manifestar”»3.

A la oración hemos de ir a hablar con Dios, pero también a escuchar sus consejos, inspiraciones y deseos acerca del trabajo, de la familia, de los amigos, a quienes debemos acercar a Él. Porque en la oración hablamos a Dios y Él nos habla mediante esos impulsos que nos llevan a mejorar en el cumplimiento de los deberes diarios, a ser más audaces en el apostolado, y nos da luces para resolver –según su querer divino– las cuestiones que se presentan.

Nuestra Madre Santa María –a quien por ser hoy sábado podemos honrar con particular cariño a lo largo del día– nos enseña a escuchar a su Hijo, a considerar las cosas en nuestro corazón como Ella, según lo hace constar por dos veces el Evangelio4. «Fue la ponderación de las cosas en el corazón lo que hizo que, a compás del tiempo, fuera creciendo la Virgen María en la comprensión del misterio, en santidad, en unión de Dios. Nuestra Señora, contrariamente a la impresión habitual que existe entre nosotros, no se lo encontró todo hecho en su camino hacia Dios, pues le fueron exigidos esfuerzos y fue sometida a pruebas que ningún nacido de mujer –excepto su Hijo– hubiera podido atravesar»5. En la intimidad con Dios, conoció lo que quería de Ella; allí penetró más y más en el misterio de la Redención, y en la oración encontró sentido a los acontecimientos de su vida: la alegría inmensa e incomparable de su vocación, la misión de José, la pobreza de Belén, la llegada de los Magos, la zozobra de la huida precipitada a Egipto, la búsqueda dolorosa y el feliz encuentro de Jesús cuando este tenía doce años, la normalidad de los días de Nazaret... La Virgen oraba y comprendía. Así nos ocurrirá a nosotros si aprendemos a tratar con intimidad a Jesús.

II. Este es mi Hijo, el Amado, escuchadle... Muchas veces debemos oírle, y también preguntarle sobre aquello que no entendemos, que nos sorprende, o sobre las decisiones que hayamos de tomar. Le preguntaremos: Señor, en este asunto, ¿qué quieres que haga?, ¿qué te es más grato?, ¿cómo puedo vivir mejor mi trabajo?, ¿qué esperas de este amigo?, ¿cómo puedo ayudarle?... Y si sabemos estar atentos, oiremos esas palabras de Jesús que nos invitan a una mayor generosidad y nos alumbran para movernos según el querer de Dios. Verdaderamente, podemos decir a Jesús en nuestra oración de hoy: Tu palabra es para mis pies una lámpara, la luz de mi sendero6, sin la cual andaría dando tropezones, sin rumbo y sin sentido. Guíame, Señor, en mis caminos y no me dejes en medio de tanta oscuridad.

A la oración sincera, con rectitud de intención, y sencilla, como habla un hijo con su padre, un amigo con su amigo, «están siempre atentos los oídos de Dios»7. Él nos oye siempre, aunque en alguna ocasión tengamos la impresión de que no nos atiende. Como cuando Bartimeo gritaba a Jesús a la salida de Jericó y este seguía adelante sin pararse ante los ruegos del ciego8, o en aquella otra ocasión en la que los discípulos piden al Señor que atienda a la mujer sirofenicia que les sigue sin dejar de suplicar por su hija enferma9. Jesús conocía muy bien el deseo de estas personas y la fe que, con aquella perseverancia en la oración, se hacía más firme y sincera. Él está atento a lo que decimos, interesado en nuestros asuntos, recibe las alabanzas, las acciones de gracias que le dirigimos, los actos de amor, las peticiones, y nos habla, nos abre caminos nuevos, nos sugiere propósitos... En ocasiones será la oración una conversación sin palabras, como ocurre a veces con amigos que se aprecian y se conocen de verdad. Pero, aun sin palabras, ¡se pueden decir tantas cosas!...

Con frecuencia nos ayudará considerar en la oración que somos los amigos más íntimos de Jesús, como los Apóstoles, que nos ha llamado a servirle desde nuestro lugar de trabajo, y con quien hemos de tratar muchos asuntos, como aquellos que le seguían. «El Señor, después de enviar a sus discípulos a predicar, a su vuelta, los reúne y les invita a que vayan con Él a un lugar solitario para descansar... ¡Qué cosas les preguntaría y les contaría Jesús! Pues... el Evangelio sigue siendo actual»10. Y también nosotros debemos prestar atención a Jesús que nos habla en la intimidad de la oración.

El Señor deja en el alma abundantes frutos, aunque a veces nos pasen inadvertidos; habla entonces de modo apenas perceptible, pero nos da siempre su luz y su ayuda, sin la cual no saldríamos adelante. Procuremos rechazar cualquier distracción voluntaria, veamos qué debemos cuidar para mejorar ese rato de conversación con el Señor (guarda de los sentidos, mortificación en lo habitual de cada día, poner más atención en la oración preparatoria, pedir más ayudas...) y seguir el ejemplo de los santos, que perseveraron en su oración a pesar de las dificultades. «Muy muchas veces –recuerda Santa Teresa– algunos años tenía más cuenta con desear se acabase la hora que tenía por mí de estar y escuchar cuando daba el reloj, que no en otras cosas buenas; y hartas veces no sé qué penitencia grave se me pusiera delante que no la acometiera de mejor gana que recogerme a tener oración»11. No la dejemos nunca nosotros, aunque alguna vez nos resulte árida, seca y costosa.

«También aprovecha –señala San Pedro de Alcántara– considerar que tenemos al Ángel de la Guarda a nuestro lado, y en la oración mejor que en otra parte, porque allí está él para ayudarnos y llevar nuestras oraciones al Cielo y defendernos del enemigo»12.

Este es mi Hijo, el Amado, escuchadle... Jesús nos habla en la oración. Y la Virgen, nuestra Madre, nos señala cómo hemos de proceder: Haced lo que Él os diga..., nos aconseja, como a los sirvientes de Caná. Porque hacer lo que Jesús nos va diciendo cada día en la oración personal y a través de la dirección espiritual es encontrar la llave que permite abrir las puertas del Reino de los Cielos, es situarse en la línea de esos deseos de Dios sobre la propia existencia. Y cuando somos dóciles a esas insinuaciones y consejos hallamos que nuestra vida se colma de frutos, como aquellos sirvientes de Caná, quienes, por su obediencia a las palabras de nuestra Madre Santa María, encontraron las tinajas de piedra llenas de espléndido vino.

Acudamos a Ella y pidámosle que nos enseñe a hablar con Jesús y a saber escucharle; renovemos el propósito firme de poner cada vez más empeño en la oración; examinemos si estamos atentos a lo que quiera decirnos en ese diálogo.

III. Haced lo que Él os diga... Las palabras de la Virgen son una invitación permanente para llevar a cabo los propósitos que cada día nos sugiere el Señor en nuestra oración personal.

Estos propósitos deben estar bien determinados para que sean eficaces, para que se plasmen en realidades o, al menos, en el empeño por que así sea: «planes concretos, no de sábado a sábado, sino de hoy a mañana, y de ahora a luego»13.

Muchas veces se referirán a cosas pequeñas de mejora en el trabajo, en el trato con los demás, en procurar aumentar en ese día la presencia de Dios al ir por la calle o en medio de la familia...

Otras veces nos habla el Señor a través de los consejos recibidos en la dirección espiritual, que serán de ordinario el principal empeño por mejorar y tema frecuente de oración. Así cada día, cada semana, casi sin darnos cuenta, el querer divino irá señalando nuestros pasos como una brújula indica al caminante el sendero que lleva hasta la meta. El fin de nuestro viaje es Dios, a Él queremos encaminarnos con seguridad, sin titubeos, sin retrasos, con toda nuestra voluntad. Nuestra primera misión es aprender a escuchar, a conocer esa voz divina que se va manifestando en la vida. Los propósitos diarios y esos puntos de lucha bien determinados –el examen particular– nos llevarán de la mano hasta la santidad, si no dejamos de luchar con empeño.

Hoy podemos ir hasta el Señor a través de Nuestra Señora, quizá diciendo más jaculatorias, rezando mejor el Santo Rosario, deteniéndonos con más amor en la breve contemplación de cada misterio. «Cómo enamora la escena de la Anunciación. —María –¡cuántas veces lo hemos meditado!– está recogida en oración..., pone sus cinco sentidos y todas sus potencias al hablar con Dios. En la oración conoce la Voluntad divina; y con la oración la hace vida de su vida: ¡no olvides el ejemplo de la Virgen!»14. A Ella le suplicamos hoy que nos dé un oído atento para escuchar la voz de su Hijo, que se nos manifiesta en momentos bien determinados. Este es mi Hijo, el Amado, escuchadle. También a Ella le pedimos un mayor empeño por llevar a la práctica los propósitos de la oración y los consejos recibidos en la dirección espiritual.

1 Mc 9, 1-2. — 2 Jn 2, 5.  3 San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo, 2, 22, 5.  4 Lc 2, 19; 2, 51.  5 F. Suárez, La Virgen Nuestra Señora, pp. 198-199. — 6 Prov 30, 5.  7 San Pedro de Alcántara Tratado de la oración y meditación, 1, 4.  8 Cfr. Mc 10, 46 ss. — 9 Cfr. Mt 15, 21 ss. — 10 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 470. — 11 Santa Teresa, Vida, 8, 3. — 12 San Pedro de Alcántara, o. c., II, 4, aviso 5º.  13 Cfr. San Josemaría Escrivá, o. c., n. 222. — 14 Ibídem, n. 481.

 

 

Evangelio del sábado: compartir la alegría recibida

Comentario del sábado de la 6.ª semana del tiempo ordinario. “Maestro, qué bien estamos aquí; hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. La oración nos llena de una alegría contagiosa, como a los apóstoles cuando bajan de la montaña, que nos mueve a ir al encuentro de las demás personas.

18/02/2023

Evangelio (Mc 9, 2-13)

Seis días después, Jesús se llevó con él a Pedro, a Santiago y a Juan, y los condujo, a ellos solos aparte, a un monte alto y se transfiguró ante ellos. Sus vestidos se volvieron deslumbrantes y muy blancos; tanto, que ningún batanero en la tierra puede dejarlos así de blancos. Y se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús. Pedro, tomando la palabra, le dice a Jesús:

— Maestro, qué bien estamos aquí; hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Pues no sabía lo que decía, porque estaban llenos de temor. Entonces se formó una nube que los cubrió y se oyó una voz desde la nube:

— Éste es mi Hijo, el amado: escuchadle.

Y luego, mirando a su alrededor, ya no vieron a nadie: sólo a Jesús con ellos.

Mientras bajaban del monte les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos. Ellos retuvieron estas palabras, discutiendo entre sí qué era lo de resucitar de entre los muertos.

Le preguntaron:

– ¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?

Les contestó:

– Elías vendrá primero y lo renovará todo. Ahora ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Elías ya ha venido y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito acerca de él.


Comentario

Jesús quiere alimentar la esperanza de los discípulos, manifestando su gloria ante Pedro, Santiago y Juan. Sube a un monte alto, acompañado en primer lugar por tres discípulos, de modo análogo a como Moisés subió al monte Sinaí acompañado por Aarón, Nadab y Abihú, seguidos por los ancianos del pueblo (Ex 24,9). Estos mismos tres apóstoles serían aquellos a los que llamaría en Getsemaní para que lo acompañasen más de cerca, mientras los demás quedaban algo más retirados del lugar donde Jesús rezaba en agonía (Mc 14,33). Contrastan las escenas de esplendor gozoso y sufrimiento angustiado en las que Pedro, Santiago y Juan lo acompañan, pero, a la vez, ambas están inseparablemente relacionadas. No hay gloria sin cruz.

Pedro no puede acallar su alegría y exclama: “Maestro, qué bien estamos aquí; hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías” (v. 5). Su petición expresa el deseo de todo corazón humano de permanecer para siempre contemplando con gozo la gloria de Dios. A eso hemos sido llamados, a la bienaventuranza. Con esos mismos sentimientos clamaba San Josemaría haciendo oración mientras predicaba: “¡Jesús: verte, hablarte! ¡Permanecer así, contemplándote, abismado en la inmensidad de tu hermosura y no cesar nunca, nunca, en esa contemplación! ¡Oh, Cristo, quién te viera! ¡Quién te viera para quedar herido de amor a Ti!”.

“De este episodio de la Transfiguración quisiera tomar dos elementos significativos –decía el Papa Francisco–, que sintetizo en dos palabras: subida y descenso. Nosotros necesitamos ir a un lugar apartado, subir a la montaña en un espacio de silencio, para encontrarnos a nosotros mismos y percibir mejor la voz del Señor. Esto hacemos en la oración. Pero no podemos permanecer allí. El encuentro con Dios en la oración nos impulsa nuevamente a ‘bajar de la montaña’ y volver a la parte baja, a la llanura, donde encontramos a tantos hermanos afligidos por fatigas, enfermedades, injusticias, ignorancias, pobreza material y espiritual. A estos hermanos nuestros que atraviesan dificultades, estamos llamados a llevar los frutos de la experiencia que hemos tenido con Dios, compartiendo la gracia recibida”.

 

 

“Yo confío en Ti, sé que eres mi Padre”

Jesús ora en el huerto: Pater mi (Mt XXVI,39), Abba, Pater! (Mc XIV,36). Dios es mi Padre, aunque me envíe sufrimiento. Me ama con ternura, aun hiriéndome. Jesús sufre, por cumplir la Voluntad del Padre...

18 de febrero​

Y yo, que quiero también cumplir la Santísima Voluntad de Dios, siguiendo los pasos del Maestro, ¿podré quejarme, si encuentro por compañero de camino al sufrimiento? Constituirá una señal cierta de mi filiación, porque me trata como a su Divino Hijo. Y, entonces, como Él, podré gemir y llorar a solas en mi Getsemaní, pero, postrado en tierra, reconociendo mi nada, subirá hasta el Señor un grito salido de lo íntimo de mi alma: Pater mi, Abba, Pater... fiat! (Via Crucis, 1ª Estación, n. 1)

Por motivos que no son del caso -pero que bien conoce Jesús, que nos preside desde el Sagrario-, la vida mía me ha conducido a saberme especialmente hijo de Dios, y he saboreado la alegría de meterme en el corazón de mi Padre, para rectificar, para purificarme, para servirle, para comprender y disculpar a todos, a base del amor suyo y de la humillación mía.

Por eso, ahora deseo insistir en la necesidad de que vosotros y yo nos rehagamos, nos despertemos de ese sueño de debilidad que tan fácilmente nos amodorra, y volvamos a percibir, de una manera más honda y a la vez más inmediata, nuestra condición de hijos de Dios.

El ejemplo de Jesús, todo el paso de Cristo por aquellos lugares de oriente, nos ayudan a penetrarnos de esa verdad. Si admitimos el testimonio de los hombres -leemos en la Epístola-, de mayor autoridad es el testimonio de Dios. Y, ¿en qué consiste el testimonio de Dios? De nuevo habla San Juan: mirad qué amor hacia nosotros ha tenido el Padre, queriendo que nos llamemos hijos de Dios y lo seamos... Carísimos, nosotros somos ya ahora hijos de Dios.

A lo largo de los años, he procurado apoyarme sin desmayos en esta gozosa realidad. Mi oración, ante cualquier circunstancia, ha sido la misma, con tonos diferentes. Le he dicho: Señor, Tú me has puesto aquí; Tú me has confiado eso o aquello, y yo confío en Ti. Sé que eres mi Padre, y he visto siempre que los pequeños están absolutamente seguros de sus padres. Mi experiencia sacerdotal me ha confirmado que este abandono en las manos de Dios empuja a las almas a adquirir una fuerte, honda y serena piedad, que impulsa a trabajar constantemente con rectitud de intención. (Amigos de Dios, 143)

 

Tres claves para evangelizar

Durante la catequesis sobre la “pasión por evangelizar” el Papa Francisco reflexionó sobre qué pide Jesús a los discípulos antes de mandarlos a la predicación. Dijo que les indicó ir “con sencillez y mansedumbre, sin apegos a los bienes materiales y juntos, en comunidad. Nadie va solo, la Iglesia es misionera, y en la misión encuentra su unidad”.

15/02/2023

  • Queridos hermanos y hermanas:

Seguimos con nuestras catequesis. El tema que hemos elegido es: “La pasión de evangelizar, el celo apostólico”. Porque evangelizar no es decir: “Mira, bla bla bla” y nada más; hay una pasión que te involucra completamente: la mente, el corazón, las manos, los pies… todo, toda la persona está involucrada con la proclamación del Evangelio, y por esto hablamos de pasión de evangelizar

Después de haber visto en Jesús el modelo y el maestro del anuncio, pasamos hoy a los primeros discípulos, lo que han hecho los discípulos. El Evangelio dice que Jesús «instituyó a Doce — que llamó apóstoles—, para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar» (Mc 3,14), dos cosas: para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar. 

Hay un aspecto que parece contradictorio: los llama para que estén con Él y para que vayan a predicar. Se podría decir: o una cosa o la otra, o estar o ir. En cambio, no: para Jesús no hay ir sin estar y no hay estar sin ir. No es fácil entender esto, pero es así. Tratemos de entender un poco cuál es el sentido con el que Jesús dice estas cosas.

En primer lugar, no hay ir sin estar: antes de enviar a los discípulos en misión, Cristo —dice el Evangelio— los “llamó” (cfr. Mt 10,1). El anuncio nace del encuentro con el Señor; toda actividad cristiana, sobre todo la misión, empieza ahí. No se aprende en una academia: ¡no! Empieza por el encuentro con el Señor. 

Testimoniarlo, de hecho, significa irradiarlo; pero, si no recibimos su luz, estaremos apagados; si no lo frecuentamos, llevaremos nosotros mismos a los demás en vez de a él —me llevo a mí y no a Él—, y todo será en vano. 

Por tanto, puede llevar el Evangelio de Jesús solo la persona que está con Él. Alguien que no está con Él no puede llevar el Evangelio. Llevará ideas, pero no el Evangelio. Igualmente, sin embargo, no hay estar sin ir. De hecho, seguir a Cristo no es un hecho intimista: sin anuncio, sin servicio, sin misión la relación con Jesús no crece. 

Notamos que en el Evangelio el Señor envía a los discípulos antes de haber completado su preparación: pocos después de haberlos llamado, ¡ya les envía! Esto significa que la experiencia de la misión forma parte de la formación cristiana. Recordemos entonces estos dos momentos constitutivos para todo discípulo: estar con Jesús e ir, enviados por Jesús.

Tras llamar a los discípulos y antes de enviarlos, Cristo les dirige un discurso, conocido como “discurso misionero” —así se llama en el Evangelio. Se encuentra en el capítulo 10 del Evangelio de Mateo y es como la “constitución” del anuncio. De este discurso, que os aconsejo leer hoy — solamente es una página del Evangelio—, extraigo tres aspectos: por qué anunciar, qué anunciar y cómo anunciar.

Por qué anunciar. La motivación está en cinco palabras de Jesús que nos hará bien recordar: «Gratis lo recibisteis; dadlo gratis» (v. 8). Son cinco palabras. ¿Pero por qué anunciar? Porque gratuitamente yo he recibido y debo dar gratuitamente. 

El anuncio no parte de nosotros, sino de la belleza de lo que hemos recibido gratis, sin mérito: encontrar a Jesús, conocerlo, descubrir que somos amados y salvados. Es un don tan grande que no podemos guardarlo para nosotros, sentimos la necesidad de difundirlo; pero con el mismo estilo, es decir con gratuidad. 

En otras palabras: tenemos un don, por eso estamos llamados a hacernos don; hemos recibido un don y nuestra vocación es hacernos nosotros don para los otros; está en nosotros la alegría de ser hijos de Dios, ¡debe ser compartida con los hermanos y las hermanas que todavía no lo saben! Este es el porqué del anuncio. Ir y llevar la alegría de lo que nosotros hemos recibido.

Segundo: ¿qué anunciar? Jesús dice: «Id proclamando que el Reino de los cielos está cerca» (v. 7). Esto es lo que hay que decir, ante todo y siempre: Dios está cerca. Pero, nunca olvidemos esto: Dios siempre está cerca del pueblo, Él mismo lo dijo al pueblo. Dijo así: “Mirad, ¿qué Dios está cerca de las Naciones como yo estoy cerca de vosotros?”. 

La cercanía es una de las cosas más importantes de Dios. Son tres cosas importantes: cercanía, misericordia y ternura. No olvidar esto. ¿Quién es Dios? El Cercano, el Tierno, el Misericordioso. Esta es la realidad de Dios. Nosotros, predicando, a menudo invitamos a la gente a hacer algo, y esto está bien; pero no nos olvidemos que el mensaje principal es que Él está cerca: cercanía, misericordia y ternura. 

Acoger el amor de Dios es más difícil porque nosotros queremos estar siempre en el centro, nosotros queremos ser protagonistas, estamos más inclinados a hacer que a dejarnos moldear, a hablar más que a escuchar. Pero, si ponemos en primer lugar lo que hacemos, los protagonistas seguiremos siendo nosotros. En cambio, el anuncio debe dar el primado a Dios: dar el primado a Dios, en el primer lugar Dios, y dar a los otros la oportunidad de acogerlo, de darse cuenta que Él está cerca. Y yo, detrás.

Tercer punto: cómo anunciar. Es el aspecto sobre el cuál Jesús se explaya más: cómo anunciar, cuál es el método, cuál debe ser el lenguaje para anunciar. Es significativo: nos dice que la forma, el estilo es esencial en el testimonio. El testimonio no involucra solamente la mente y decir alguna cosa, los conceptos: no. Involucra todo, mente, corazón, manos, todo, los tres lenguajes de la persona: el lenguaje del pensamiento, el lenguaje del afecto y el lenguaje de la acción. Los tres lenguajes. No se puede evangelizar solamente con la mente o solamente con el corazón o solamente con las manos. Todo se involucra. 

Y, en el estilo, lo importante es el testimonio, cómo nos quiere Jesús. Dice así: «Yo os envío como ovejas en medio de lobos» (v. 16). No nos pide que sepamos afrontar a los lobos, es decir, que seamos capaces de argumentar, contraatacar y defendernos: no. Nosotros pensaríamos así: llegamos a ser relevantes, numerosos, prestigiosos y el mundo nos escuchará y nos respetará y ganaremos a los lobos: no, no es así. No, os mando como ovejas, como corderos, esto es lo importante. Si tú no quieres ser oveja, el Señor no te defenderá de los lobos. Arréglatelas como puedas. Pero si tú eres oveja, está seguro que el Señor te defenderá de los lobos. 

Ser humildes. Nos pide que seamos así, mansos y con las ganas de ser inocentes, estar dispuestos al sacrificio; de hecho, el cordero representa esto: mansedumbre, inocencia, entrega, ternura. Y Él, el Pastor, reconocerá a sus corderos y les protegerá de los lobos. En cambio, los corderos disfrazados de lobos son desenmascarados y devorados. Escribía un Padre de la Iglesia: «Porque mientras somos ovejas, vencemos; aun cuando nos rodeen por todas partes manadas de lobos, los superamos y dominamos. Pero si nos hacemos lobos, quedamos derrotados, pues nos falta al punto mismo la ayuda del pastor. Como quiera que Él apacienta ovejas y no lobos» (S. juan Crisóstomo, Homilía 33 sobre el Evangelio de Mateo). Si yo quiero ser del Señor, debo dejar que Él sea mi pastor y Él no es pastor de lobos, es pastor de corderos, mansos, humildes, agradables con el Señor.

También sobre el cómo anunciar, llama la atención que Jesús, en vez de prescribir qué llevar durante la misión, dice qué no llevar. A veces, uno ve algún apóstol, alguna persona que se muda, algún cristiano que dice que es apóstol y ha dado la vida al Señor, y se lleva muchas maletas: pero esto no es del Señor, el Señor te hace ligero de equipaje y dice qué no llevar: «No os procuréis oro, ni plata, ni cobre en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón» (vv. 9-10). No llevar nada. Dice que no nos apoyemos en las certezas materiales, ir al mundo sin mundanidad. 

Esto es lo que hay que decir: yo voy al mundo no con el estilo del mundo, no con los valores del mundo, no con la mundanidad —que para la Iglesia, caer en la mundanidad es lo peor que puede suceder—. Voy con sencillez. Así se anuncia: mostrando a Jesús más que hablando de Jesús. ¿Y cómo mostramos a Jesús? Con nuestro testimonio. Y finalmente, yendo juntos, en comunidad: el Señor envía a todos los discípulos, pero nadie va solo. La Iglesia apostólica es enteramente misionera y en la misión encuentra su unidad. Por tanto: id mansos y buenos como corderos

 

Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2023

“La ascesis cuaresmal — escribe el Papa Francisco — es un compromiso, animado siempre por la gracia, para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz”.

Queridos hermanos y hermanas:

Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas concuerdan al relatar el episodio de la Transfiguración de Jesús. En este acontecimiento vemos la respuesta que el Señor dio a sus discípulos cuando estos manifestaron incomprensión hacia Él. De hecho, poco tiempo antes se había producido un auténtico enfrentamiento entre el Maestro y Simón Pedro, quien, tras profesar su fe en Jesús como el Cristo, el Hijo de Dios, rechazó su anuncio de la pasión y de la cruz. Jesús lo reprendió enérgicamente: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres» (Mt 16,23). Y «seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado» (Mt 17,1).

El evangelio de la Transfiguración se proclama cada año en el segundo domingo de Cuaresma. En efecto, en este tiempo litúrgico el Señor nos toma consigo y nos lleva a un lugar apartado. Aun cuando nuestros compromisos diarios nos obliguen a permanecer allí donde nos encontramos habitualmente, viviendo una cotidianidad a menudo repetitiva y a veces aburrida, en Cuaresma se nos invita a “subir a un monte elevado” junto con Jesús, para vivir con el Pueblo santo de Dios una experiencia particular de ascesis.

La ascesis cuaresmal es un compromiso, animado siempre por la gracia, para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz. Era precisamente lo que necesitaban Pedro y los demás discípulos. Para profundizar nuestro conocimiento del Maestro, para comprender y acoger plenamente el misterio de la salvación divina, realizada en el don total de sí por amor, debemos dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades. Es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña. Estos requisitos también son importantes para el camino sinodal que, como Iglesia, nos hemos comprometido a realizar. Nos hará bien reflexionar sobre esta relación que existe entre la ascesis cuaresmal y la experiencia sinodal.

En el “retiro” en el monte Tabor, Jesús llevó consigo a tres discípulos, elegidos para ser testigos de un acontecimiento único. Quiso que esa experiencia de gracia no fuera solitaria, sino compartida, como lo es, al fin y al cabo, toda nuestra vida de fe. A Jesús hemos de seguirlo juntos. Y juntos, como Iglesia peregrina en el tiempo, vivimos el año litúrgico y, en él, la Cuaresma, caminando con los que el Señor ha puesto a nuestro lado como compañeros de viaje. Análogamente al ascenso de Jesús y sus discípulos al monte Tabor, podemos afirmar que nuestro camino cuaresmal es “sinodal”, porque lo hacemos juntos por la misma senda, discípulos del único Maestro. Sabemos, de hecho, que Él mismo es el Camino y, por eso, tanto en el itinerario litúrgico como en el del Sínodo, la Iglesia no hace sino entrar cada vez más plena y profundamente en el misterio de Cristo Salvador.

Y llegamos al momento culminante. Dice el Evangelio que Jesús «se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz» (Mt 17,2). Aquí está la “cumbre”, la meta del camino. Al final de la subida, mientras estaban en lo alto del monte con Jesús, a los tres discípulos se les concedió la gracia de verle en su gloria, resplandeciente de luz sobrenatural. Una luz que no procedía del exterior, sino que se irradiaba de Él mismo. La belleza divina de esta visión fue incomparablemente mayor que cualquier esfuerzo que los discípulos hubieran podido hacer para subir al Tabor. Como en cualquier excursión exigente de montaña, a medida que se asciende es necesario mantener la mirada fija en el sendero; pero el maravilloso panorama que se revela al final, sorprende y hace que valga la pena. También el proceso sinodal parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede desalentar. Pero lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino.

La experiencia de los discípulos en el monte Tabor se enriqueció aún más cuando, junto a Jesús transfigurado, aparecieron Moisés y Elías, que personifican respectivamente la Ley y los Profetas (cf. Mt 17,3). La novedad de Cristo es el cumplimiento de la antigua Alianza y de las promesas; es inseparable de la historia de Dios con su pueblo y revela su sentido profundo. De manera similar, el camino sinodal está arraigado en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto a la novedad. La tradición es fuente de inspiración para buscar nuevos caminos, evitando las tentaciones opuestas del inmovilismo y de la experimentación improvisada.

El camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Una transformación que, en ambos casos, halla su modelo en la de Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual. Para que esta transfiguración pueda realizarse en nosotros este año, quisiera proponer dos “caminos” a seguir para ascender junto a Jesús y llegar con Él a la meta.

El primero se refiere al imperativo que Dios Padre dirigió a los discípulos en el Tabor, mientras contemplaban a Jesús transfigurado. La voz que se oyó desde la nube dijo: «Escúchenlo» (Mt 17,5). Por tanto, la primera indicación es muy clara: escuchar a Jesús. La Cuaresma es un tiempo de gracia en la medida en que escuchamos a Aquel que nos habla. ¿Y cómo nos habla? Ante todo, en la Palabra de Dios, que la Iglesia nos ofrece en la liturgia. No dejemos que caiga en saco roto. Si no podemos participar siempre en la Misa, meditemos las lecturas bíblicas de cada día, incluso con la ayuda de internet. Además de hablarnos en las Escrituras, el Señor lo hace a través de nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los rostros y en las historias de quienes necesitan ayuda. Pero quisiera añadir también otro aspecto, muy importante en el proceso sinodal: el escuchar a Cristo pasa también por la escucha a nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia; esa escucha recíproca que en algunas fases es el objetivo principal, y que, de todos modos, siempre es indispensable en el método y en el estilo de una Iglesia sinodal.

Al escuchar la voz del Padre, «los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo”. Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo» (Mt 17,6-8). He aquí la segunda indicación para esta Cuaresma: no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones. La luz que Jesús muestra a los discípulos es un adelanto de la gloria pascual y hacia ella debemos ir, siguiéndolo “a Él solo”. La Cuaresma está orientada a la Pascua. El “retiro” no es un fin en sí mismo, sino que nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor, para llegar a la resurrección. De igual modo, el camino sinodal no debe hacernos creer en la ilusión de que hemos llegado cuando Dios nos concede la gracia de algunas experiencias fuertes de comunión. También allí el Señor nos repite: «Levántense, no tengan miedo». Bajemos a la llanura y que la gracia que hemos experimentado nos sostenga para ser artesanos de la sinodalidad en la vida ordinaria de nuestras comunidades.

Queridos hermanos y hermanas, que el Espíritu Santo nos anime durante esta Cuaresma en nuestra escalada con Jesús, para que experimentemos su resplandor divino y así, fortalecidos en la fe, prosigamos juntos el camino con Él, gloria de su pueblo y luz de las naciones.

 

Cuarto Dolor y Gozo de San José – Siete Domingos

 

Cuarto dolor y gozo de San José

Bienaventurado Patriarca san José, fidelísimo a quien le fueron comunicados los misterios de nuestra redención. Grande fue tu dolor al conocer por la profecía de Simeón que Jesús y María iban a sufrir; mas este dolor se convirtió en gozo al saber que sus padecimientos servirían para la salvación de muchas almas.

Por este dolor y gozo te pedimos la gracia de trabajar sin cansancio por la salvación de las almas y ser contados en el número de los que resucitarán para la gloria, por los méritos de Jesús y la intercesión de María.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)

 

Cuarto Dolor

Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre: Mira, éste ha sido puesto… como signo de contradicción… para que se descubran los pensamientos de muchos corazones (Lc 2, 34-35).

Simeón advierte a María y a José lo que habrán de sufrir aquellos que quieran estar con Jesús. Serán perseguidos por causa de la justicia, por vivir conforme a la verdad. Y a María se le augura que su alma será traspasada por una espada de dolor.

José sufre por la dureza de los corazones de tantos que no admiten ni a Jesús y ni la verdad que predicó, porque buscan su verdad, su felicidad egoístamente. Y sufre por cuantos son maltratados por cumplir la voluntad de Dios.

Dios puede hacer milagros, pero no puede cambiar el corazón de quien no es sincero y no quiere reconocer la verdad. Y eso, a José le duele, porque sabe que la felicidad y la salvación pasan por la puerta de la sinceridad.

 

Cuarto Gozo

Porque han visto mis ojos tu salvación, la que preparaste ante todos los pueblos; luz para iluminar a las naciones (Lc 2, 30-31).

 

Cuarto Dolor y Gozo de San José - Siete Domingos 2

 

Ciertamente Jesús será signo de contradicción para quienes no amen la verdad, pero será sobre todo luz para millones de mujeres y de hombres de toda la historia.

Las gentes se agolpan junto a la Sagrada Familia y al anciano sacerdote, y están mirando la Luz. Son los albores del cumplimiento de las palabras de Simeón, quien agradece a Dios haber podido ver al Mesías antes de morir.

José es feliz con Jesús. El no es su padre en el orden natural, pero lo es espiritual y afectivamente mucho más que si lo fuera. José es también nuestro padre en el orden espiritual, y goza viendo la Luz -que es Cristo- en nuestras almas.

Verdaderamente hay alegría en el cielo cuando nosotros -pecadores- nos arrepentimos, cuando reconocemos con sinceridad la verdad de Dios y la fe se hace vida en nuestra conducta.

 

REFLEXIÓN

¿Es en la práctica el Señor lo primero en mi día, o antepongo otros intereses como si ellos fueran los que dan sentido a mi vida?

¿Hay algo que no quiero reconocer -un error práctico, algo que me humilla- y me hace sufrir en el corazón?

¿Pido a Dios luz para ver qué he de hacer y la fortaleza para realizar lo que Él me sugiera?

¿Estoy dispuesto a descubrir mis pensamientos al sacerdote y a escuchar lo que me diga para conocer la verdad en mi vida?

¿Acudo a mi padre san José en estos días?

¿Comprendo que tengo la responsabilidad de ser luz para los demás con mi ejemplo y mi palabra?

 

PROPÓSITO

Cada noche, en presencia de Dios, examinaré mi conciencia con sinceridad, y acudiré estos días a la dirección espiritual.

ORACIÓN

Oh Jesús, Luz de la gentes, ejemplo y medida de lo que el hombre debe ser, Maestro de la única verdad que salva, hazme humilde como lo fue san José para que sepa reconocer las verdades de la fe y sea consecuente con mi condición de cristiano. Así sea.

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, con vos descanse en paz el alma mía.

 

 

En defensa de la libertad del profesional médico

En ningún caso se justifica recurrir a la eutanasia

 

(C) Pexels

 

El 7° Juzgado Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima ordenó al Ministerio de Salud (Minsa) y al Seguro Social de Salud (Essalud) que respeten la decisión de la ciudadana Ana Estrada Ugarte de poner fin a su vida mediante la eutanasia, con la acción de un médico. También dispuso que ambas instituciones, independientemente, conformen comisiones médicas interdisciplinarias, con reserva de la identidad de los galenos y con respeto de su objeción de conciencia, si fuere el caso, en un plazo de siete días.

Esta reciente noticia lleva a reflexionar sobre el valor de la vida humana. Sin entrar en precisiones jurídicas que corresponden a los profesionales del derecho, algo se rebela en nuestro interior cuando el estado obliga a un profesional de la medicina a poner fin a la vida de un paciente. Es cierto que el juez declara el respeto a la objeción de conciencia y, por lo tanto, todos los médicos podrían negarse a conformar las comisiones y a realizar el procedimiento que acabe con la vida de Ana Estrada. Sin embargo, sigue existiendo un mandato que contraviene la esencia del ethos médico en el trato médico-paciente. Por eso conviene recordar que primum non nocere (lo primero es no hacer daño), como se recoge en el corpus hipocráticum, base del juramento hipocrático actual.

Ya en su momento, el Colegio Médico del Perú se pronunció en contra de la aplicación de la Eutanasia. El pronunciamiento del CMP, “Acorde con lo expresado en el art.72 del Código de Ética y Deontología del CMP que indica ´el médico no debe realizar acciones cuyo objetivo directo sea la muerte de la persona´, el CMP ve por conveniente aclarar que no respalda la eutanasia (…) El Colegio Médico reafirma su posición en defensa de la vida y reconoce a la muerte como un proceso natural que debe ser atendido acompañando a las personas en este trance final de su vida con el debido respeto a su dignidad”, fue muy oportuno, máxime cuando algunas personalidades, que por su cargo están llamadas a defender los derechos humanos, tomaban partido en contra de la vida de las personas. Así como también la sentencia de un juez que ordenaba al MINSA y a Essalud facilitar la eutanasia en un caso particular, dejando de lado el artículo 112 del Código Penal, mediante la acción de un médico de suministrar de manera directa (oral o intravenosa), un fármaco destinado a poner fin a su vida, u otra intervención médica destinada a tal fin.

Recientemente, la Asociación Médica Mundial volvió a dejar clara su posición a favor de la vida humana en sus últimos momentos. En un comunicado la AMM ratificó la declaración de Venecia de 1983, que fue revisada en Sudáfrica en 2006 y por último en Berlín 2022. En esta declaración se reconoce y respeta el final de la vida de la persona y se resalta la importancia de la creación de “tratamientos paliativos y la evaluación y la respuesta a los aspectos físicos, psicológicos, sociales y espirituales o existenciales [de]una enfermedad terminal y otras condiciones al final de la vida”. “La AMM se mantiene firmemente opuesta a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica”. En cuanto al manejo del dolor y de los síntomas, insiste en que los cuidados paliativos al final de la vida son parte de una buena atención médica, y los relaciona con la dignidad del paciente, así como con la forma de evitar síntomas angustiantes. Pero no sólo trata del control del dolor, sino también de atender las necesidades sociales, psicológicas y espirituales del paciente y su entorno.

En resumen, en ningún caso se justifica recurrir a la eutanasia o al suicidio asistido, que objetivamente son contrarios a la ética más elemental pues constituyen a eliminación de la vida humana. Sin embargo, actualmente, con el avance de la biomedicina, los cuidados paliativos procuran el mayor confort del paciente y, si es el caso, cabe recurrir a la sedación paliativa en el final de la vida para evitar los síntomas molestos. De esta forma, un enfermo acompañado y asistido médicamente de la mejor manera, con los últimos adelantos para aliviar su dolor u otros síntomas, terminará su vida con paz y serenidad junto a sus seres queridos. Los expertos en cuidados paliativos conocen muy bien que la eutanasia no soluciona nada. Nadie sostiene actualmente el uso de medios desproporcionados para prolongar una vida que termina y que constituyen una suerte de obstinación terapéutica, pero tampoco se justifica el abandono del paciente al que se debe atender siempre de la mejor forma y acompañarlo en su sufrimiento tratando de aliviarlo en lo posible. Eso es respetar la dignidad de la persona, dignidad que nunca se pierde a pesar del deterioro físico debido a determinadas patologías, sino que se conserva incólume ya que es inherente a la naturaleza humana, y se realza por el modo en que se asume una situación penosa, que se alivia con el acompañamiento familiar y el delicado trato profesional de los que dedican su vida a las personas enfermas.

 

 

La homosexualidad no es delito

 

El cardenal Felipe Arizmendi, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas y responsable de la Doctrina de la Fe en la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), ofrece a los lectores de Exaudi su artículo semanal titulado “La homosexualidad no es delito”.

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MIRAR

Desconcierto e incertidumbre han experimentado algunos creyentes sobre lo expresado por el Papa Francisco en torno a la homosexualidad. Unos le achacan que la aprueba y la apoya, pero no es así.

En la entrevista que concedió a la agencia de noticias Associated Press (AP), en enero pasado, cuando le dijeron que hay varios países que criminalizan la homosexualidad, incluso con pena de muerte, dijo: “Creo que es injusto. Somos todos hijos de Dios y Dios nos quiere como somos y con la fuerza que luchamos cada uno por nuestra dignidad. El ser homosexual no es un delito. No es un delito. Sí, pero es pecado. Bueno, primero distingamos pecado de delito. Eso está mal. Está mal. Está muy mal. Creo que no hay que discriminar a nadie. Y ser homosexual no es un delito. Es una condición humana”.

Como el Papa dijo que la homosexualidad es pecado, un sacerdote jesuita, James Martin, que trabaja en la pastoral con estas personas, le escribió pidiéndole que aclarara eso de que la homosexualidad es pecado. Esto le respondió: “Muchas gracias por tu correo. No es la primera vez que hablo sobre la homosexualidad y sobre personas homosexuales. Y quise aclarar que no es delito, para subrayar que toda criminalización no es buena ni justa. Cuando dije que es pecado, simplemente me referí a la enseñanza de la moral católica que dice que todo acto sexual fuera del matrimonio es pecado. Por supuesto que hay que tomar en cuenta las circunstancias que disminuyen o anulan la culpa. Como ves, estaba repitiendo una cosa general. Tendría que haber dicho: ‘es pecado como lo es todo acto sexual fuera del matrimonio’. Esto hablando de la ‘materia’ del pecado, pero sabemos bien que la moral católica, además de la materia, evalúa la libertad, la intención; y esto, para todo tipo de pecado. Y a quien quiera criminalizar la homosexualidad le diría que está equivocado. En una entrevista televisada, donde se habla con naturalidad y en un lenguaje de conversación, es comprensible que no se hagan precisiones”.

En su vuelo de regreso de Congo y Sudán, el 5 de febrero pasado, un periodista francés le preguntó sobre lo mismo y esto respondió: “De este tema he hablado en dos viajes, el primero de regreso de Brasil: ‘Si una persona con tendencias homosexuales es creyente, busca a Dios, ¿quién soy yo para juzgarla?’ Esto lo dije en ese viaje. En segundo lugar, volviendo de Irlanda, les dije claramente a los padres: los hijos con esta orientación tienen derecho a quedarse en casa, no se les puede echar de casa.

La criminalización de la homosexualidad es una cuestión que no debe dejarse pasar. El cálculo es que, más o menos, cincuenta países, de una manera u otra, llevan a cabo esta criminalización, e incluso algunos de estos -creo que son diez–  tienen la pena de muerte para los homosexuales. Esto no está bien; las personas con tendencias homosexuales son hijos de Dios, Dios los ama, Dios los acompaña. Es cierto que algunos se encuentran en este estado debido a diversas situaciones no deseadas, pero condenar a una persona así es un pecado; criminalizar a las personas con tendencias homosexuales es una injusticia. No hablo de grupos, sino de personas. Algunos dicen: hacen grupos que hacen ruido, yo hablo de personas, otra cosa son los lobbies, yo hablo de personas. Y el Catecismo de la Iglesia Católica dice: no deben ser marginados. Creo que la cosa en este punto es clara”.

En resumen, el Papa aclara lo que es tradicional en la Iglesia: que la tendencia homosexual en sí no es pecado ni delito; pero los actos homosexuales sí son pecado, cuando se dan las condiciones tradicionales de materia grave, conciencia y libertad.

DISCERNIR

La doctrina de la Iglesia, que el Papa Francisco no modifica, está claramente expresada en el Catecismo de la Iglesia Católica, aprobado por el Papa Juan Pablo II y asesorado por quien fue luego Benedicto XVI: “La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (Cf. Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden   recibir  aprobación  en  ningún  caso” (2357).

“Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales instintivas. No eligen su condición homosexual; ésta constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor  las    dificultades  que  pueden  encontrar  a  causa  de  su  condición” (2358).

“Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana” (2359).

ACTUAR

Evitemos palabras y actitudes discriminatorias hacia estas personas, pues son hijas e hijos de Dios y merecen respeto; sin embargo, eso no significa que las prácticas homosexuales sean acordes con el plan original de Dios. La propuesta de Dios está claramente definida en el sexto y noveno mandamientos. Sin embargo, por encima de cualquier otra ley, está el amor a Dios y al prójimo.

 

 

DESCUBRIR A SAN JOSÉ… DE NUEVO

 

No queda lejos el año especial que el Papa dedicó a san José con motivo del 150º aniversario de su proclamación (8.12.1870) como patrono de la Iglesia universal. Ese acontecimiento acabo el 8 de diciembre de 2021. Posiblemente supuso crecer en el amor a este gran santo, recurrir a su intercesión poderosa y aprender de sus virtudes. Francisco nos regaló dos medios: la carta apostólica “Patris corde” [1] (con corazón de padre) y una catequesis[2] (12 audiencias de los miércoles), para meditar la vida y misión del santo Patriarca; su existencia, aun siendo extraordinaria, es muy cercana a la de cualquiera de nosotros.

 

Esta charla se propone reavivar la devoción a nuestro Padre y Señor san José. Descubrir a san José… de nuevo, para que de su mano crezca nuestro amor a Jesús, “al que amó con corazón de padre”. A lo mejor alguno piense que me adelanto, que marzo es el mes de san José ya que se celebra su fiesta el 19 de ese mes[3]. Es verdad, pero también es cierto que el pueblo cristiano “inventó” la costumbre de los siete domingos de san José[4] para prepararse. Con antelación, aprovechando cada uno de los siete domingos anteriores a la fiesta, se proponían progresar en el amor a Dios contemplando los dolores y gozos de la vida de san José[5].

 

Recordemos también, ahora que estamos a las puertas de la Cuaresma (el Miércoles de Ceniza será el 22 de febrero), lo que el Papa decía como cierre de la carta “Patris corde”: “No queda más que implorar a san José la gracia de las gracias: nuestra conversión”. Nuestra conversión es fruto de acoger las gracias que Dios, nuestro Padre, derrama en nuestra alma. Esa es la segura esperanza del cristiano. Aunque depende de nuestra libertad, tenemos asegurada la asistencia divina que nos precede, que nos <primerea>. Seremos más dóciles a su gracia en esta Cuaresma si acudimos con fe a la intercesión de san José. Hagamos la prueba.

 

José, en ti María depositó su confianza

 

José fue el esposo de María. Antes de que el ángel Gabriel anunciara a la Virgen su vocación a ser la madre virginal del Hijo de Dios, ella se había desposado con un joven llamado José. Así lo deducimos de los evangelios. “El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María” (Lucas 1, 26-27). Es decir, María y José se habían comprometido en casamiento. Los esponsales judíos no era una simple promesa de alianza, tenían el mismo valor, en la práctica, que el matrimonio. Ya se pertenecían mutuamente, de manera irrevocable; estaban legalmente casados. Habitualmente transcurría menos de un año entre los esponsales y la boda, ceremonia que incluía el traslado de la mujer de la casa paterna a la del esposo y el comienzo de la vida en común. A la prometida se le llamaba “mujer” del prometido, como hace el ángel al aparecerse a José en sueños: “José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer” (Mateo 1, 20). Si se demostraba su infidelidad, era condenada a la pena de las adúlteras y debía ser lapidada (ref. Deuteronomio 22, 23-24); si su prometido moría era considerada su viuda. Durante ese tiempo antes de la boda, la prometida preparaba su ajuar y el prometido cumplía las cláusulas del contrato y disponía la casa. Los esposados mantenían constantes relaciones y sus derechos recíprocos eran idénticos a los de los casados. Por tanto, la esposada podía concebir de su futuro marido sin incurrir en falta, aunque no era la costumbre.

 

Pero, ¿cómo encaja lo anterior con la respuesta de María a Gabriel: “¿Cómo será eso, pues no conozco[6] varón?” (Lucas 1, 34)? Esas palabras de la Virgen dejan clara su determinada decisión de permanecer virgen durante su matrimonio: soy virgen y quiero seguir siéndolo. En caso contrario no hubiera preguntado cómo iba a concebir, sencillamente supondría que el niño que daría a luz sería fruto de sus relaciones carnales con su esposo en el futuro; después de “conocer” a José, es decir, de consumar el matrimonio. La explicación más plausible a esas palabras es que María había hecho un voto de virginidad, que pretendía mantenerlo siempre. Por eso, Gabriel responde explicando a María que la concepción del niño será virginal, milagrosa, sin intervención de varón: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1, 35). Un voto de abstinencia sexual dentro del matrimonio ¿es verosímil? ¿Hay pruebas de que las mujeres judías hicieran estos votos? Pues va a ser que sí, y se refieren en el capítulo 30 del libro de los Números de la Biblia[7]: Leyes acerca de los votos. Los preceptos que Dios dio a Moisés acerca de los votos de abstinencia sexual para las mujeres solteras, casadas, viudas y repudiadas. Si eran objeto de reglas es porque se producían entre los judíos. Respecto a las mujeres casadas, el marido, al conocer el voto, podía oponerse y quedaba anulado, o bien consentirlo[8]. Entonces la ley mosaica lo obligaba a honrar el voto de su mujer, bajo pena de pecado (ref. Números 30, 16). Eso es lo que debió ocurrir en el caso de la Virgen. Antes de los desposorios, María revelaría a su prometido su voto de abstinencia sexual y José lo consintió.

 

María tomó el voto de virginidad, sin duda movida por el Espíritu Santo; y podemos vislumbrar la acción de Dios en cómo descubrió a José entre los jóvenes de Nazaret como aquel en quien podía depositar su confianza y su corazón. Entrevió que la aceptaría como esposa respetando su decisión siempre. Y así fue: José aceptó, sin duda movido por el Espíritu santo, y el amor a María. Y el amor entre los dos se hizo más puro y fuerte, más espiritual y hondo. José era de María y María de José. Un amor que creció, efectivo, lleno de cuidados, servicio, respeto, agradecimiento y cariño. Esa intuición de María fue reforzada al hilo de todo lo que ocurrió después... al confiarles Dios al Mesías y de cómo actuó José. José hizo honor a su nombre. “En hebreo significa <que Dios acreciente. Que Dios haga crecer>. Es un deseo, una bendición fundada en la confianza en la providencia y referida especialmente a la fecundidad y al crecimiento de los hijos”[9].

 

José, a ti Dios confió a su Hijo

 

Dios, en su providencia amorosa, fue preparando a María… y a José. Les iba a encomendar a su Hijo, el salvador del mundo. Y un hijo necesita una madre y un padre que se quieran, una familia. Dios quiso que una mujer prometida a un hombre fuese la madre de su Hijo. Y quiso tener un padre, que fuese el esposo de su madre. Jesús tomó carne de María, nació de María. De José recibió el nombre y todo lo que conlleva “ser hijo de” en aquel entonces: pertenecer a un linaje, a un pueblo, a una historia, recibir todos los derechos hereditarios, enseñarle a rezar y conocer la Torah, a respetar los mandamientos de la Ley de Dios y cumplirlos con fidelidad, a trabajar y ser honesto… José se hizo cargo responsablemente de la vida de Jesús. Fue icono, imagen en la tierra, del Padre eterno de Jesús. “Como hizo el Señor con Israel, así él (José) <le enseñó (a Jesús) a caminar, y lo tomaba en sus brazos: era para él como el padre que alza a un niño hasta sus mejillas, y se inclina hacia él para darle de comer> (ref. Oseas 11, 3-4). Jesús vio la ternura de Dios en José”[10].

 

José reconoció a Jesús como hijo, tal y como Dios se lo había pedido al revelarle el ángel su vocación: María, tu mujer, fruto del Espíritu Santo, “dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1, 21). Pertenecía al padre el derecho-deber de imponer el nombre, cosa que José hizo pasados ocho días, como prescribía la ley de Moisés y Lucas nos relata (ref. Lucas 2, 21-40). José era un “hijo de David”, un “hijo de Abraham”; Mateo comienza su evangelio presentando las credenciales de José al describir su genealogía (ref. Mateo 1, 1-17). José era el portador del derecho por nacimiento a la realeza que transmitió a su hijo y heredero, Jesús. Así estaba profetizado por Natan al rey David: el Mesías sería uno de sus descendientes (ref. 2 Samuel 7, 12-16). José fue el enlace entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.

 

Cuando María y José encuentran a Jesús perdido en el Templo de Jerusalén, su madre le dirá: “Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados” (Lucas 2, 48), menciona a su marido como “tu padre”. Los vecinos de Nazaret conocían a Jesús como “el hijo de José” (Lucas 4, 22) y “el hijo del artesano” (Mateo 13, 55). “La grandeza de san José consiste en el hecho de que fue el esposo de María y el padre de Jesús”[11]. Es el hombre que ha vivido la paternidad en su grado más eminente, ya que participó de la paternidad de Dios Padre de forma singular, hacer sus veces en la tierra con una plena y completa paternidad, con una dedicación del todo admirable y ejemplar. “Por Cristo, José ha sufrido persecución, el exilio y la pobreza que de ello se deriva. Tuvo que establecerse en un lugar distinto de su aldea. Su única recompensa fue la de estar con Cristo”[12]. En los acontecimientos de la infancia de Jesús, el Padre eterno descubrió en José un fiel servidor de su paternidad, que siempre actuó según su voluntad. “En cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar su “fiat”, como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní”[13].

 

José, contigo Cristo se forjó como hombre

 

Dios concedió a José un corazón tan tierno y amoroso para con Jesús que ningún padre le supera. Esta gracia del Cielo corresponde a la misión que había recibido y que libremente acogió y cumplió de manera soberana. José fue bienaventurado por al amor de Jesús. Después de María, ¿quién trató, amó y sirvió más y mejor a Jesus? ¿Quién experimentó más plenamente la bondad y el amor misericordioso del Hijo de Dios encarnado? ¿Qué pasaría en el corazón de José cuando por las noches lo contemplaba agradecido, lo abrazaba y besaba tiernamente, lo sonreía y protegía, lo consolaba y entretenía, lo vestía y alimentaba?

 

Era misión del padre educar[14] al hijo en la Torah, en la Ley de Dios. Podemos imaginar a José instruyendo a Jesús. Enseñándole a rezar y recitar los Salmos, le relataría la historia de Israel y de la casa de David, viviría el Sabbat y las fiestas… Como era habitual, Jesús aprendió el oficio de su padre, que era artesano. A medida que crecía, pasaría más horas en el taller. Se fijaría en cómo trabaja José y le ayudaría en tareas sencillas (pasarle una herramienta, recoger el serrín, dejar cada cosa en su sitio…). De su ejemplo, de su trabajo bien hecho, de sus virtudes, Jesús aprendió a trabajar como a Dios le gusta. Recordaría lo que había escuchado de labios de José, que en esa tarea estaba obedeciendo a Dios y dándole gloria. Debía amar en lo que hacía, cuidar los detalles y poner afán de servir a los que hacían un encargo. Jesús era el aprendiz de José. Bajo su dirección empezó a usar las herramientas y le inició en las diversas labores de carpintero. Aprendería a distinguir las maderas y elegir la más apropiada según la tarea. Seguro que Jesús destacaría por su docilidad, tesón y aplicación. Así fue adquiriendo experiencia y destreza. Trabajando junto a José y a María, Jesús “iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lucas 2, 52). Pasados unos años, José miraría a Jesús orgulloso de su maestría; ya no era necesario ni era capaz de enseñarle… lo haría mejor que él. Trabajarían codo con codo, ayudándose uno al otro, del alba al anochecer, para atender los encargos del taller. Los vecinos de Nazaret y pueblos cercanos mostrarían su admiración por el oficio del hijo de José. Los clientes quedarían satisfechos del trabajo realizado. Al envejecer José, la responsabilidad del taller recaería en Jesús[15].

 

José amó a Jesús en las virginales entrañas de su esposa, recién nacido en Belén, en su niñez en Egipto, en su adolescencia y juventud en Nazaret, en el hogar y en el taller, en las vigilias y en las fiestas, en las preocupaciones y las alegrías. Un amor correspondido divinamente por Jesús, que infundía en el corazón de su padre nuevas gracias que lo encendían más y más. José fue el mejor padre, que proveyó a Jesús de la escuela más excelente para forjar su humanidad.

 

José, un varón justo

 

Concluyo estas ventanas para descubrir a José con la referencia de Mateo: “era un varón justo” (Mateo 1, 19). Mateo ve un signo de que José era un “hombre justo” en cómo discierne al hallar a su prometida embarazada a su vuelta a Nazaret, después de pasar tres meses en Judea con su pariente Isabel. A su zozobra inmensa se unía la obligación derivada de la Ley de Moisés; en justicia José debía repudiarla ya que María había roto su compromiso. “A este respecto, puede elegir entre un acto jurídico público y una forma privada: puede llevar a María ante un tribunal o entregarle una carta privada de repudio”[16]. ¿Qué pensó José? Por lo que conocía a su prometida, no podía creer que ella fuera capaz de cometer un adulterio, pero tampoco era capaz de darle una explicación… a menos que presintiera una acción milagrosa en el embarazo de María. Como era justo, movido por caridad o bien por humildad al sentirse indigno ante tal misterio, José consideraba repudiar a María en secreto. En esta situación, Dios interviene: en sueños un ángel le revela el misterio y le pide de parte de Dios recibir a su esposa y reconocer por hijo al fruto de su vientre. José cree a Dios, se fía y hace como le dice el ángel; dice sí al plan divino, inesperado y humanamente increíble.

 

En los diversos sucesos que jalonan la vida de José, Dios le hablará en sueños a través de un ángel; podía hacerlo porque el corazón de José estaba educado en la oración y en la escucha atenta de la Palabra de Dios. Esta realidad muestra un aspecto capital de la santidad de José. “Sólo a una persona íntimamente atenta a lo divino, dotada de una peculiar sensibilidad por Dios y sus senderos, le puede llegar el mensaje de Dios de esta manera” (ídem). De esa unión profunda con Dios surge la sabiduría de José que confía en la providencia divina; a pesar de lo incomprensible de las circunstancias que afronta para sacar adelante la familia se fía de Dios, y dócil a los mandatos divinos toma responsablemente decisiones prontas y prudentes. Y las acomete con fortaleza y resolución superando dificultades y peligros. “Muchas veces, leyendo los <Evangelios de la infancia>, nos preguntamos por qué Dios no intervino directa y claramente. Pero Dios actúa a través de eventos y personas. José era el hombre por medio del cual Dios se ocupó de los comienzos de la historia de la redención. Él era el verdadero <milagro> con el que Dios salvó al Niño y a su madre. El cielo intervino confiando en la valentía creadora de este hombre”[17].

 

Ahora nos toca a cada uno descubrir a san José… de domingo a domingo recalando en el miércoles

 

Espero que lo comentado anime a crecer en amor a san José, fruto de conocerle mejor, meditando su vida[18], y de abrirle nuestro corazón, tratándole más, con verdadero cariño, comprobando personalmente su cuidado paternal. Santa Teresa de Jesús, que fue discreta en sus devociones, escribía: “Sólo pido por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción”[19]. Llamaba al santo Patriarca nuestro padre y señor.

 

El papa Francisco es un gran devoto de san José. En el encuentro con las familias en su viaje a Filipinas en el 2015, lo declaró sin tapujos. “Yo quisiera decirles también una cosa personal. Yo quiero mucho a san José, porque es un hombre fuerte y de silencio, y en mi escritorio tengo una imagen de san José durmiendo y durmiendo cuida a la Iglesia. Sí, puede hacerlo, lo sabemos. Y cuando tengo un problema, una dificultad, yo escribo un papelito y lo pongo debajo de san José, para que lo sueñe. Esto significa para que rece por ese problema”[20]. En el vuelo de regreso de Estrasburgo al Vaticano, tras su visita al Parlamento europeo y al Consejo de Europa en noviembre de 2014, un periodista acabó así su pregunta: <Y si me permite, una curiosidad personal: ¿Es verdad que es un devoto de San José y que tiene una imagen suya en la habitación?>. El Papa contestó: “Sí, es verdad. Y siempre que he pedido algo a San José me lo ha concedido”.

 

San José es modelo de santidad grande en la vida ordinaria: en el trabajo, en la vida de familia, en las contrariedades y alegrías, en las cosas pequeñas de cada día, en el trato ordinario con Jesús y María. “Nos da esas lecciones siendo, como fue, un hombre corriente, un padre de familia, un trabajador que se ganaba la vida con el esfuerzo de sus manos. Y ese hecho tiene también, para nosotros, un significado que es motivo de reflexión y de alegría”[21]. Y es un gran intercesor. Aprovechemos este tiempo antes de su fiesta; propongo emplear los domingos que quedan recalando en el miércoles. El miércoles es el día de la semana que la Iglesia dedica a la devoción a san José. Al menos esos días probemos a descubrir a san José… una vez más.

 


[1] http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_letters/documents/papa-francesco-lettera-ap_20201208_patris-corde.html

[2] https://opusdei.org/es/article/libro-electronico-san-jose-papa-francisco/

[3] El papa Sixto IV (1471-1484) añadió al calendario la fiesta de san José fijándola el 19 de marzo. Por cierto, este año la celebración litúrgica de la fiesta se traslada al 20 de marzo, porque el 19 coincide con el IV domingo de Cuaresma.

[4] Esta costumbre se remonta al siglo XVI y fue alentada por el papa Gregorio XVI (1831-1846) concediéndole muchas indulgencias; y su sucesor, el beato Pío IX, les dio actualidad perenne con su deseo de que se acudiera a San José, para aliviar la entonces difícil situación de la Iglesia universal: en 1870 lo nombró Patrono de la Iglesia.

[5] https://opusdei.org/es-es/article/dolores-y-gozos-de-san-jose-siete-domingos/

[6] En la Biblia el verbo conocer se emplea para referirse a las relaciones maritales. “Adán conoció a Eva, su mujer, que concibió y dio a luz a Caín” (Génesis 4, 1).

[7] En este punto sigo el libro “Jesús y las raíces judías de María” de Brant Pitre. Capítulo 5.

[8] Números 30, 11-13: “Si una mujer hace un voto en casa de su marido, o se compromete con juramento, y se entera su marido y no le dice nada ni lo desaprueba, son firmes todos sus votos y es firme todo compromiso que haya contraído. Pero si su marido, el mismo día en que se entera, se los anula, no es firme nada de lo que han proferido sus labios, sea voto o compromiso. El Señor no se lo tendrá en cuenta, porque su marido se los anuló”.

[9] Francisco, Audiencia (17.11.2021).

[10] Francisco, carta Patris corde n. 2.

[11] Francisco, carta Patris corde n. 1.

[12] Benedicto XVI, discurso en su viaje a Camerún (18.03.2009).

[13] Francisco, carta Patris corde n. 3.

[14] Nazaret era una aldea pequeña en tiempos de Jesús. No es seguro que pudiera sostener una escuela rabínica. Habría una sinagoga en la que los niños recibirían instrucción. En la escuela había dos ciclos: en la bet séfer (casa del libro) se aprendía el alfabeto y la lectura de la Biblia; a continuación, en la bet talmud (casa de la instrucción) se estudiaba la Torah oral.

[15] En los evangelios no hay información sobre la muerte de san José. Lo más probable es que falleciera antes de que Cristo comenzara su vida pública, ya que no aparece mencionado, por ejemplo, en el relato de las bodas de Caná al principio de la predicación de Cristo. Por otra, parece lógico que Jesús no dejará el taller si tenía que mantener a María y José.

[16] Benedicto XVI, Infancia de Jesús capítulo II.

[17] Francisco, carta Patris corde n. 5.

[18] En la introducción tienes la carta Patris corde y la catequesis del Papa, las meditaciones de los 7 domingos. Añado la exhortación Redemptoris custos de san Juan Pablo II y oraciones a san José: https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_15081989_redemptoris-custos.html#:~:text=2.,1%2C%2020%2D21) https://www.devocionario.com/jose/oraciones_1.html

[19] Santa Teresa, El libro de su vida capítulo VI.

[20] Discurso en el Encuentro con las Familias en el Mall of Asia Arena, Manila (16.01.2015). Al ser elegido, recibió esa pequeña talla de madera del matrimonio Carriquiry. <Ningún regalo nos pareció mejor. Es grande mi agradecimiento, pues le debo al Papa Francisco mi devoción a san José>, declaró Lídice. https://www.arguments.es/comunicarlafe/el-san-jose-dormido-del-papa-francisco/

[21] San Josemaría Escrivá de Balaguer, Es Cristo que pasa n. 39.

 

         

La muerte.

En el ser humano la vida es unidad abarcativa de lo morfofuncional, fisicoquímico, psicológico, en un lugar y momento concretos, con posesión del pasado y del presente, vertida al futuro.

Kurzweil, en 2012, afirmaba: “En poco más de 30 años, los humanos serán capaces de cargar toda su mente a las computadoras y convertirse en un inmortal digital”; con ello, “las diferencias entre la máquina y el hombre se irán difuminando”. Pero si no sabemos con exactitud qué es la mente, ¿qué podrá cargarse en una máquina?

 

La máquina es perecedera, sus materiales se desgastan. El hombre podrá estar en coma, con corazón artificial, con pierna ortopédica, ventilación mecánica, etc., pero su ser siempre será humano. Ahí no hay desgaste. Su alma es inmortal. Las máquinas no son inmortales.

 

El comienzo de la vida está en el momento de la fecundación; el momento de la muerte, también puntual, es igualmente parte de la biografía de cada individuo.

Se dice que la muerte es la separación del cuerpo y del principio vital (alma, psique). Y se han dado definiciones impersonales: la extinción del sistema individual, la ausencia de todo movimiento, la supresión del metabolismo, etc.

La muerte supone el cese del funcionamiento del organismo como un todo, la desaparición de la unidad biológica. Por eso, tras la muerte, vemos una cadáver, es decir, los restos (muy respetables) de un ser humano. Después de la muerte, durante un tiempo, algún órgano u órganos pueden seguir funcionando (lo que hace legítimo el trasplante de órganos). 

 

El cerebro es un órgano crítico: su fallo determina irreversiblemente la muerte, pues es la estructura biológica de la que depende en gran medida la unidad vital. Dentro del mismo, el tallo cerebral regula, entre otras, las funciones respiratoria y circulatoria, esenciales para vivir. Es  la zona, en el toro, entre la cabeza y el cuello, en que el matador hunde la espada al final de la faena, provocándole la muerte inmediata.

 

El hombre es el animal que conoce que va a morir. Hacia los tres/cuatro años, junto a la experiencia de la yoidad puede aparecer la angustia de la muerte.

La  muerte es inexplicable de forma experiencial. Consiguientemente, el miedo a morir es normal: miedo a que suceda una aniquilación, o bien un cambio de morada, un tránsito. Decía Julián Marías que es seguro que moriremos, pero no tenemos seguridad de lo que pasará después.

El papa San Pablo VI hablaba de la “misteriosa metamorfosis” que ocurrirá con la muerte. “Las esperanzas son para el más allá”, decía. Santa Teresa de Jesús, en sus ansias de llegar a la vida eterna, afirmaba, “muero porque no muero”. Algo similar decía otro gran místico, San Juan de la Cruz.

 

Son conocidas las referencias a un túnel, la visión de una luz, la conciencia de ser espectador del propio fallecimiento, etc.; experiencias que narran personas que han estado al borde de la muerte; fenómenos que podrían tener un correlato fisiológico: ¿disminución de la cuantía de oxígeno en áreas cerebrales visuales? ¿afectación del tallo cerebral? ¿de áreas uni y/o plurimodales asociativas? Las cuestiones pueden ser múltiples.

 

La ciencia no puede demostrar la existencia de otra vida, pero el hombre, desde su infancia, intuye que va a vivir siempre. Desea una inmortalidad de verdad, y de forma personal, no la de vivir en el recuerdo, en estatuas, en imprenta.

 

Hoy día, muchos quieren parecer siempre jóvenes, confiando en la ciencia para conseguir la inmortalidad. Es en el fondo una fuerte manifestación del deseo de vivir siempre.  La fe en la ciencia, en algunos, sustituye a la fe en Dios.

 

Al animal “le tiene sin cuidado” la vida eterna. Está aferrado a su propia vida, le ocupa lo próximo, lo inmediato. Al hombre le preocupa el para siempre (el existencialismo cristiano fue una potente corriente cultural en el siglo XX). Desea “ver la luz” al final de sus días. En la Divina Comedia, el Dante describe el Paraíso como la posesión de la Luz inacabable, identificada con el ser de Dios.

La resurrección de la carne es dogma de fe.

José Luis Velayos

 

 

¿Qué es eso del género?

Solo se es persona masculina o persona femenina

Siempre fue así, cuando oíamos la palabra género, lo primero que venía a nuestra mente era la idea de un tipo de tela, de vida, etc. y, sobre todo, se utilizaba como una categoría gramatical que incluye: masculino, femenino, neutro, epiceno, común y ambiguo. Pero nunca se utilizó para referirse a los modos de sentir la sexualidad, ya que en nuestra cultura occidental se considera que hay solamente dos modos de ser persona: persona masculina (hombre) y persona femenina (mujer). El significado de las palabras depende del uso que se les dé en el lenguaje común. La finalidad de este escrito es dar a conocer cómo se ha ido desarrollando el uso incorrecto del término «género» (en adelante entre comillas) como categoría de la sexualidad.

El primer paso hacia el concepto de «género», en la acepción comentada, lo dio Simone de Beauvoir (existencialista), quien en una de sus obras, «El segundo sexo», propuso la idea de que ser mujer es un concepto socialmente construido, cultural, y lo resumió en la famosa frase: «La mujer no nace, llega una a serlo». Según esta forma de pensar, propio del existencialismo radical, el ser humano no es nada más que aquello que él hace de sí mismo.

En los años 60 dos autores formados en el psicoanálisis y en el marxismo occidental (no leninista), pertenecientes a la Escuela de Frankfurt, Erich Fromm y Herbert Marcuse, se convirtieron en los verdaderos inspiradores de la juventud universitaria del mundo occidental y del mayo francés. Aunque el momento álgido de su pensamiento ha pasado, sus ideas sobre la liberación sexual y religiosa forman parte de la cosmovisión de grandes sectores de la sociedad actual. Fueron los que más influyeron para crear la idea de que la libertad consiste en actuar según el criterio propio sin normas externas –para ellos imposiciones–. Desde entonces, la libertad de elección («pro choice») se ha convertido en el fundamento de la ética posmoderna.

En los años 70 apareció en Estados Unidos un movimiento feminista de corte marxista que consideró que la gran injusticia que sufre la mujer es estar sometida a ser madre. Según esta teoría, la heterosexualidad (considerar que lo normal es ser hombre o mujer), es el pilar fundamental que perpetúa la institución familiar, y la familia es lo que mantiene al sistema capitalista. Por lo tanto, lo que hay que combatir es la heterosexualidad y la familia.

Doctor Money

La primera persona que utilizó el término «género» para designar el sentimiento que se tiene de ser chico o chica, independientemente de la constitución cromosómica y biológica, fue el doctor Money. La oportunidad de demostrar su teoría, elaborada en los años 50 del siglo pasado, se le presentó cuando los padres de un niño que sufrió una amputación de pene por una infección, le consultaron para saber cómo tenían que actuar. Money, que era psiquiatra, les aconsejó que educaran al niño como una niña, ya que, según su teoría, el comportamiento sexual es algo cultural: si lo educaban como niña iría adquiriendo los sentimientos y las inclinaciones sexuales de niña. Este niño, tras sufrir una atención medicoquirúrgica y psicológica antinatural, terminó suicidándose. El relato se describe con detalle en el libro titulado «El libro negro de la nueva izquierda».
El movimiento feminista contribuyó a utilizar el término «género» para referirse a los diferentes tipos de inclinación sexual. Y como el tipo de sexualidad es algo adquirido por la educación y la cultura, según ellos, estas inclinaciones sexuales no tienen nada que ver con el sexo biológico, con el cuerpo de una persona. De tal manera que el término «género» adquiere con ese criterio una nueva acepción y le confiere la misma categoría ontológica (modos de ser persona) que el ser hombre o ser mujer. Hasta el momento se han descrito 82 tipos de «género»: gay (G), lesbiana (L), transexual (T), bisexual (B), Intersexual (I), etc., formando así el acrónimo LGTBI.

Judith Butler

El feminismo radical vino a través de Judith Butler, en los años 90, con la teoría «queer» (Q), que se basa en que cada uno puede ser lo que desee en el terreno de la sexualidad. El primer paso en este proceso, según esta autora, consiste en deconstruir filosóficamente las identidades sexuales –nada hay fijo– incluso la categoría mujer, de tal manera que el «género» se convierte en algo que fabricamos continuamente. Así se completa el acrónimo LGTBIQ+. En resumen, se trata de aplicar al feminismo el pensamiento posmoderno que aprendió de Derrida. Afortunadamente varias feministas de la primera generación como Victoria Camps, Lidia Falcón y Amelia Valcárcel han salido al paso para hacer frente a la ideología «queer» porque va en contra de la mujer.
Muchos desconocíamos que el impulso de la ideología de «género» se estaba realizado desde instituciones supranacionales como la ONU y la UE. La conferencia de Pekín (1995) mundializó la ideología de «género», obligando a los países a implantarla a cambio de las subvenciones que reciben. Un ejemplo: al recibir a Obama, el presidente de Kenia le solicitó públicamente que la ONU y EE.UU. dejaran de presionar a su país con la ideología de «género» como condición para poder recibir las ayudas correspondientes. Además, los grupos de presión del feminismo radical están financiados, según Amelia Valcárcel, por famosos multimillonarios a través de sus fundaciones. Información que puede comprobarse en el libro de Carlos Astiz titulado «Bill Gates reset».
Esta nueva ética mundial y la visión antropológica que se impulsan desde la ONU contrasta con la ética médica. Uno de los principios que rigen la medicina clínica es el respeto a la persona, al enfermo, porque su dignidad es intrínseca, no depende de su inclinación sexual (homosexual o heterosexual), su raza, o su religión. Este es el principio que garantiza el respeto y la convivencia pacifica en una sociedad democrática.
La ideología de género con su base existencialista, marxista y posmoderna, rompe la unicidad de la persona que defendían los filósofos de la segunda generación de la escuela de Ortega y Gasset que resumían en una frase: «yo no tengo cuerpo, soy corpóreo» (monismo antropológico). Y, por lo tanto, esta inseparabilidad del cuerpo en la identificación de una persona como individuo concreto conduce a estos filósofos a considerar que solamente hay dos modos ser persona: persona masculina y persona femenina.

Pero la ideología de «género», al no considerar el cuerpo como imprescindible en el modo de ser persona, solo considera importante el componente no biológico (dualismo antropológico): la inteligencia, los sentimientos, la voluntad…, que es lo que le hace sentir su sexualidad, y que por ser algo cultural (la persona es un ser cultural, se dice en la ley de educación española), le da derecho a elegir entre los 82 modos sexuales de ser persona, que llaman «género».

Por todo ello, me niego a utilizar, y aconsejo no utilizar, el término «género» como sinónimo de sexo o inclinación sexual, porque en dicho término se infiltra la ideología de «género» como caballo de Troya para manipular nuestras mentes. Porque la ideología de «género» lo que pretende es imponer por ley que nadie pueda oponerse a esa visión filosófica que justifica la autodeterminación de ser 82 tipos de personas, o más. Este es el argumento que está en la base de la ley Trans y de las leyes, mal llamadas de «género», que siguen vigentes en algunas comunidades autónomas. A pesar de todo lo dicho, y sabido, España sigue dormida. Según una encuesta reciente ocho de cada diez encuestados reconoce sin ambages que «prefiere seguir a la mayoría, aunque no esté de acuerdo, por temor a ser marginado».

 

Ángel Jiménez Lacave

Oncólogo

 

Polarización severa: la fractura del tejido social

Francisco J. Pérez Latre

Director Académico de Posgrados de la Facultad de Comunicación

Decía Séneca en sus Epístolas Morales (III) que “es un vicio confiar en cualquiera, tanto cuanto no confiar en nadie”. La falta de confianza hace que los pilares que sustentan la sociedad se vuelvan frágiles y cunda el pesimismo. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la confianza como “esperanza firme que se tiene de algo”. El contexto esperanzado propio de la confianza contrasta con el clima social y de opinión pública.

La incertidumbre, el miedo e incluso el odio son emociones extendidas. La generalización de la desconfianza provoca situaciones donde el desánimo y la parálisis infectan el ambiente económico, social y político. Es el contexto que acabo de describir en el libro Crisis de Confianza (2007-2022). El descrédito de los medios (Pamplona: EUNSA, 2022).

Una de las referencias en el estudio de la confianza es el Barómetro de Edelman, que se presenta con ocasión de la cumbre económica de Davos desde el año 2000. El informe glosa una encuesta que se realiza a 32 000 personas en 28 países de los cinco continentes.

En 2022, el Barómetro aludió a las crecientes obligaciones de las empresas. Sus deberes aumentaban como consecuencia de la crisis de liderazgo de los gobiernos. La confianza en las empresas (61 %) superaba a las ONG (59 %) y a los gobiernos (52 %). Los encuestados se fiaban más de su empleador (77 %) que de otras instituciones.

Los ciudadanos afirmaban que comprarían y apoyarían marcas que coincidan con sus principios (58 %). Buscaban lugares de trabajo de acuerdo con sus convicciones (60 %) y se mostraban dispuestos a invertir en marcas y empresas en sintonía con sus creencias y valores (64 %). Para el 88 % de los inversores institucionales, los factores ESG (medioambientales, sociales y de buen gobierno) debían recibir de las empresas igual atención que las finanzas o las operaciones.

 

Navegar un mundo polarizado

La edición del Barómetro de 2023 abunda en varias ideas que aparecían en 2022. Las empresas mejoran su puntuación en ética por tercer año consecutivo y son la única institución considerada tanto ética como competente. Hay una brecha de hasta 11 puntos entre la confianza en las empresas (62 %) y la confianza en los gobiernos (51 %).

El informe muestra un colapso del optimismo económico. Sólo el 40 % de los encuestados dice que ellos y sus familias estarán mejor dentro de cinco años, diez puntos menos que en 2022. En 21 de los 28 países, la confianza es desigual. Hay una brecha entre “ganadores” y “perdedores”, con percepciones distintas en función del nivel de ingresos.

El Barómetro considera severa la polarización en seis países: Argentina, Colombia, España, Estados Unidos, Suecia y Sudáfrica. Otros ocho, Alemania, Japón, Italia, México, Corea del Sur, Francia, Reino Unido y Brasil, están en riesgo de alcanzar también ese nivel.

El recelo ante los gobiernos, la falta de identidad compartida, la desigualdad sistémica, el pesimismo económico, los miedos sociales y la desconfianza en los medios son los factores que impulsan la polarización.

El informe destaca la tendencia a que la ideología se convierta en identidad. Los que se muestran dispuestos a colaborar con personas con visiones distintas son clara minoría. La profundización en las divisiones tiende a debilitar el tejido social, que ya no sirve como base para la unidad.

El 65% de los encuestados a nivel mundial dice que la falta de civismo y respeto mutuo es hoy la mayor que han visto en el transcurso de sus vidas. Para el 62%, el tejido social que tradicionalmente sostuvo los países se ha vuelto demasiado débil para servir como base a la unidad y el bien común.

Los ciudadanos piensan que no afrontar las divisiones tiene consecuencias. Las cinco más citadas son el empeoramiento de los prejuicios y la discriminación; la ralentización del desarrollo económico; la posibilidad de violencia en las calles; la incapacidad para afrontar los desafíos sociales, y el daño para las finanzas personales.

Los medios también son responsables del panorama de confrontación que describe el informe. En situación de pánico financiero, las empresas de comunicación, necesitadas de audiencia y con dificultades agravadas por la pandemia y la crisis económica posterior, buscan soluciones rápidas, apelan al partidismo o caen en el clickbait. Este contexto no ha servido para mejorar los resultados económicos en los medios y provoca desconfianza, desinterés y fatiga ante las noticias en las audiencias.

La confianza se transforma

En su excelente libro Who Can You Trust? (2017), Rachel Botsman explicó que, como la energía, la confianza no se crea ni destruye, se transforma. La desconfianza generalizada en las instituciones sociales no va a acompañada de desconfianza en otras instancias. En el informe, la confianza se vincula a la proximidad: los que trabajan conmigo, los vecinos, el líder de mi empresa, las personas de la propia comunidad o el propio país.

El informe destaca también a científicos y profesores como fuentes dignas de confianza. Además, como demuestran Airbnb, BlaBlaCar o Uber, la tecnología está facilitando nuevas modalidades de confianza.

Las dificultades para la convivencia, los temores y el pesimismo que se vislumbran en los datos del Barómetro son inquietantes. En España nos espera un año electoral, un tiempo que no suele ser favorable para pensar en el bien común. Pero los resultados del fomento de la polarización y el partidismo no están siendo buenos, ni para la clase política ni para los medios.

La responsabilidad de las empresas parece mayor cada día, pero no está claro que estén preparadas para las altas expectativas que suscitan. El Barómetro indica una fractura relevante del tejido social. Ahora corresponde construir entre todos un ecosistema donde se pueda respirar.

 

Tras los pasos de san Juan Pablo II

Acompáñanos a Polonia, recién cumplidos los 102 años del nacimiento de san Juan Pablo II, uno de los pontífices más carismáticos de la Historia.

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Peregrinación a Polonia

Descubriremos la tierra natal del papa san Juan Pablo II. Nos acercaremos, a los lugares donde creció y vivió el joven Karol Wojtyla, para conocer su país, su historia y su arraigada fe en Jesucristo.

Durante este viaje descubrirás la gran personalidad de Juan Pablo II, y su lucha por defender los valores cristianos a lo largo de toda su vida. Él fue el inspirador de la Fundación CARF.

Cracovia, Varsovia en una ruta personalizada.

Pensión completa, hotel de 4 estrellas.

Del 26 al 31 de mayo 2023.

¿Quieres vivir una experiencia inolvidable?

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Mar de Galilea - Tierra Santa - Viaje - CARF

Encuentro en el seminario Bidasoa

El Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa acoge a alumnos de todo el mundo con el objetivo de que reciban una óptima formación para su labor sacerdotal en sus diócesis.

Encuentro con los seminaristas en la Santa Misa solemne y comida con ellos para disfrutar posteriormente de una gala musical que ofrecen cada año en honor de los asistentes.

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Visita al santuario de Jasna Góra

Situado al sur de Polonia, el santuario alberga la comunidad de monjes paulinos, y está considerado el principal centro de peregrinación del país. Allí se encuentra la basílica de Nuestra Señora de Czestochowa, rodeada de numerosas historias, remonta el origen del icono hasta san Lucas quien lo habría pintado sobre una madera de ciprés de la casa de la Sagrada Familia.

Vadowice Polonia

Recorrido por Wadowice

Paseo por el pueblo natal del papa san Juan Pablo II y la basílica de Wadowice, donde fue bautizado. Visitaremos su casa, que hoy es día es un museo, donde a través de fotos, ropas y objetos personales vislumbraremos cómo era su vida aquí.

auschwitz museo polonia

Museo de Auschwitz

Declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Este complejo de campos de concentración de Auschwitz fue el mayor de los establecidos durante la Segunda Guerra Mundial. Un guía local nos hará el recorrido. Auschwitz, es un símbolo particular del propio sufrimiento y de martirio de santa Edith Stein y de san Maximiliano María Kolbe.

Casco antiguo de Cracovia

Ciudad ligada al papa san Juan Pablo II y considerada una de las ciudades más bellas de Europa, parece anclada en el tiempo. Declarada Patrimonio de la Humanidad desde 1978. Su pasado medieval está presente por toda la ciudad como en sus murallas o la plaza del Mercado, centro neurálgico de la ciudad.

Minas de sal de Wieliczka

Las minas de sal de Wieliczka, cerca de Cracovia, llevan en funcionamiento desde el siglo XIII continuando, hoy en día, produciendo sal de mesa. Acrecienta su valor la cantidad de cámaras y capillas excavadas. Es una ciudad subterránea con todas sus estructuras. Visitaremos uno de los monumentos de cultura material y espiritual más valioso que hay en Polonia, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1978. Y visita a Łagiewniki, capital de la Divina Misericordia. 

Itinerario

Haz tu peregrinación con CARF con una planificación muy cuidada. Tiempo para rezar, tiempo para pasear, tiempo para disfrutar.

Viernes, 26 de mayo: Madrid - Pamplona - Zaragoza

06.00 h. Encuentro del grupo en el punto acordado –Santiago Bernabéu–, y salida en bus hacia Pamplona (4 horas de trayecto aproximadamente).

11.00 h. Recepción y celebración de la sesión inaugural del Encuentro Anual de Benefactores en las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra.

13.00 h. Santa Misa solemne en el Seminario Bidasoa con los seminaristas, formadores y autoridades. Recorrido por el colegio y foto de familia.

14.00 h. Comida en compañía de formadores y seminaristas de más de 20 países.

15.00 h. Café y actuación musical de los seminaristas.

16.00 h. Adoración al santísimo y bendición.

17.00 h Traslado a la ermita de Nuestra Señora del Amor Hermoso, a la entrada del campus de la Universidad de Navarra. Oración del Rosario.

18.30 h Traslado hacia Zaragoza (2 horas aproximadamente). Check in y cena en el alojamiento.

Sábado, 27 de mayo: Zaragoza - Barcelona - Varsovia

Domingo, 28 de mayo: Varsovia - Częstochowa

Lunes, 29 de mayo: Częstochowa - Auschwitz - Cracovia

Martes, 30 de mayo: Cracovia – Łagiewniki - Wieliczka – Cracovia

Miércoles, 31 de mayo: Cracovia - Varsovia - Madrid

Información del viaje

  • Del 26 al 31 de mayo de 2023.
    Precio/persona, para 40 pax. 1.280 €.
    Precio/persona, para 35 pax. 1.305 €.
    Precio/persona, para 30 pax. 1.335 €.
    Precio/persona, para 25 pax. 1.380 €.
    Precio/persona, para 20 pax. 1.455 €.
  • Reserva y señalización de 600 € obligatoria con la inscripción. Resto del pago, antes del 26 de abril.
  • Suplemento habitación doble de uso individual: 210 €.
  • Salida desde Madrid. Otras opciones, consultar con la agencia de viajes.
  • Plazas máximas limitadas.

El precio incluye:

  • Vuelos de ida y vuelta con tasas incluidas (Vuelos Barcelona – Varsovia y Cracovia – Madrid) con franquicia de equipaje 23 kg. y 1 pieza de mano de 8 kg.
  • Traslados Madrid, Pamplona, Zaragoza y al aeropuerto El Prat y durante el viaje en autobús privado.
  • Alojamiento y desayuno en hoteles de 4*. Comidas y cenas, según programa en pensión completa.
  • Entradas a las visitas y monumentos, con coordinador y guía de habla hispana y auriculares.
  • Seguro de viaje con RACE. Gastos de cancelación: hasta 1.800 €. Equipaje: hasta 1.500 €. Asistencia médica en Europa: hasta 50.000 €. Responsabilidad civil: 60.000 €. Seguro médico obligatorio para personas que no pertenezcan al espacio Schengen.

El precio no incluye:

  • Segunda bebidas en las comidas/cenas (agua con gas, vino, refrescos, etc.).
  • Entradas a sitios no mencionados en el programa.
  • Gastos personales.
  • Propinas del guía y chofer.
  • Nada que no aparezca en el apartado incluye.

Más información:

  • Forma de pago: Ingreso en cuenta IBERCAJA de la Fundación CARF – ES75 2085 9513 7103 3034 5348.
  • La vigencia mínima de la documentación: DNI en vigor.
  • Sin la transferencia bancaria, su inscripción no tiene valor alguno como reserva de plaza. Según vaya pagando cada peregrino, se asegura su viaje hasta completar el cupo de plazas máximo.
  • Para cualquier duda relativa al viaje: vuelos, alojamiento, circunstancias especiales, etc. contactar con Ana Lucía de Red Peregrina (polonia2023carf@redperegrina.org teléfono:+34 664 357 826).

 

 

La importancia del envejecimiento

Media Francia –es un decir- se sube por las paredes estos días contra el proyecto del presidente Macron de reformar la edad de jubilación y el sistema de cálculo de las pensiones, que incluye la desaparición de algunos regímenes especiales. Es lógico, porque la futura ley afectará directamente al bolsillo de un número creciente de personas. Se pueden sentir con mayor o menor inquietud los problemas del cambio climático, pero –también porque nunca llueve a gusto de todos- no tienen una incidencia tan inmediata y personal como la previsión de los medios de vida cuando ésta comienza a declinar. Los ciudadanos quieren vivir bien, con buena pensión y sin trabajo, mucho antes de que la artrosis y las enfermedades crónicas asociadas a la edad impidan gozar como esperan.

Al menos desde que el club de Roma lanzó el primer grito de alarma con el informe Meadows sobre crecimiento cero, surgió el contrapunto de una realidad ya anticipada en Alemania: el envejecimiento de la población, solo compensado por la aceptación de inmigrantes, al menos a corto plazo. Casi en primer plano, ese dato demográfico cuestionaba el modelo de financiación de las pensiones, ante el descenso de los activos y el aumento de la esperanza de vida de las generaciones. En términos análogos, el fenómeno se fue expandiendo por occidente y casi por todo el planeta, quizá con la única excepción de África. Pero, para la opinión pública de los países desarrollados, fue más bien una teoría prospectiva más, hasta que los sucesivos ajustes en los sistemas de jubilación y de cálculo de pensiones afectaron al poder adquisitivo de cada uno.

    Así, la necesidad de fomentar los nacimientos se convirtió en prioridad política, sin perjuicio de conciliarla con la libertad de las familias y, en concreto, de las mujeres. En Francia, la despenalización del aborto y la gratuidad de recursos anticonceptivos crecieron acompañadas de un generoso diseño de prestaciones familiares, aceptadas en lo sustancial por todos los partidos políticos, aun con pequeños matices partidistas o coyunturales. Los resultados están a la vista: a pesar de los resultados imprevisibles derivados de la pandemia, la población aumentó en 2022, si bien levemente y con una esperanza de vida estancada; pero el índice de fecundidad está en el 1,8, a la cabeza de la UE (media de 1,5). Y, aunque sigue retrasándose la edad, aumenta el número de matrimonios.

Jesús Domingo Martínez

 

 

Siempre seremos familia

El pasado 26 de enero, la Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA) y la Asociación de Familias Numerosas de Madrid presentaron la Plataforma “Siempre Seremos Familia”. La iniciativa responde a la aprobación de una Ley de familias injusta, pergeñada, como tantas otras puestas en marcha por el Gobierno socialista, al margen de los principales interesados, al margen de las propias familias y sin contar con ellas para nada.

La ley habla de 16 modelos de familia, con la pretensión de que todo valga lo mismo y de diluir la propia sustancia de la familia. Es, además, un texto que vulnera derechos fundamentales como la libertad de educación, la patria potestad, la misma naturaleza de las familias numerosas y la protección de la vida del ser humano que va a nacer.

Juan García. 

 

 

No existe justificación de la violencia

En nuestro mundo globalizado la lucha contra los procesos de radicalización y contra la violencia yihadista, no puede ser solo policial y de los servicios de inteligencia. Debe ser también, dentro de la comunidad de creyentes, educativa, cultural y religiosa. La pluralidad de formas históricas y de expresiones del islam, y la ausencia de una autoridad reconocida por todos de manera inequívoca, hacen necesario un esfuerzo para clarificar que, para “el verdadero islam” (en palabras de San Juan Pablo II) no existe justificación posible de la violencia en nombre de Dios. Es lo que han hecho los representantes oficiales de las comunidades musulmanas en España después del atentado de Algeciras.

Pedro García

 

 

¿Por qué hacer un legado o testamento solidario a la Fundación CARF?

 

Tu legado o testamento solidario a la Fundación CARF es tu compromiso con las vocaciones sacerdotales y nuestro compromiso a seguir apoyando a sacerdotes y seminaristas en todo el mundo.

 

Al incluir a la Fundación CARF en tu testamento solidario, darás continuidad a su compromiso con la formación integral. Ayudarás a que sacerdotes y seminaristas de todo el mundo reciban una sólida preparación académica, teológica, humana y espiritual.

 

¿En qué consiste un legado solidario?

El legado solidario es una disposición testamentaria para favorecer a una institución sin fines de lucro. Es en el testamento donde se decide asignar una parte muy concreta de los bienes y/o derechos para apoyar los objetivos de una persona, física o jurídica. Estos bienes, a los que se denomina legados, se separan de la herencia y no son objeto de reparto entre los herederos forzosos. Pueden ser un bien concreto como por ejemplo una vivienda, piso, apartamento, finca rústica, etc. o un derecho como una prestación, un porcentaje patrimonial, etc.

Los legados tienen un límite, no pueden perjudicar en ningún caso la herencia legítima de los herederos. Además, deben otorgarse obligatoriamente mediante testamento e indicarse de forma expresa.

Para la Fundación CARF tu colaboración es imprescindible y un medio de hacerla tangible es a través del legado solidario. Es un impulso en su compromiso con la formación de los sacerdotes, la difusión de su buen nombre y la oración por las vocaciones.

¿En qué consiste un testamento solidario?

El Código Civil en su artículo Art. 667 define el testamento como la declaración de voluntad escrita de una persona por la que dispone el destino de sus bienes y obligaciones, o parte de ellos, para después de su fallecimiento, dependiendo del alcance con que fuera hecho.

Hacer un testamento, es un derecho que conlleva un procedimiento sencillo, con el que se pueden evitar problemas a familiares y allegados. El testamento sirve además para ordenar tus deseos y tener la certeza que se perpetuarán cuando no estés.
Un testamento es revocable hasta el momento del fallecimiento. El testamento válido posterior revoca al anterior. Se puede modificar cumpliendo con los mismos requisitos que fueron necesarios para otorgar el anterior, es decir, acudir al notario para manifestar los cambios que se quieran hacer.

Tipos de testamentos que puedes hacer

El ordenamiento jurídico español vigente, recoge tres formas de hacer testamento:

  • Abierto: De esta manera se expresan los deseos sobre el destino de sus bienes ante el notario que lo redactará acomodándolo a las prescripciones legales. Es un procedimiento secreto hasta la muerte del testador. El testamento abierto es la modalidad más recomendable, por ser la más segura y más cómoda además de ser la más utilizada.
  • Cerrado: El testador hace entrega al notario del testamento firmado en un sobre cerrado.
  • Ológrafo: Lo escribirá el testador a mano. Pero antes de cumplirse, será necesario iniciar un procedimiento notarial para verificar su autenticidad.

Descubre cómo puedes hacer un testimonio solidario a favor de la Fundación CARF o realizar un legado.

vasos sagrados

¿Sabías que no necesitas ser socio de la Fundación CARF para dejar tu testamento o legado solidario?

Basta con que decidas expresar en forma de testamento o legado tu compromiso solidario. Este gesto quedará siempre presente, puesto que al ser la Fundación CARF una institución declarada de utilidad pública, tu legado o testamento íntegro se destinará a los fines fundacionales de apoyar la formación integral de sacerdotes y seminaristas de todo el mundo.

La Fundación CARF velará para que, cuando los jóvenes formados regresen a sus diócesis para ordenarse sacerdotes, puedan transmitir toda la luz, ciencia y doctrina recibida. Intentamos inspirar el corazón de nuestros benefactores y amigos para que cada día seamos más construyendo una sociedad más justa.

¿Qué puedo donar cómo legado solidario?

La mayoría de las vocaciones nacen hoy en países de África o de América, carentes de medios. Cada año, más de 800 obispos de todo el mundo solicitan ayuda a la Fundación CARF para formar a sus candidatos. Dejar parte tu legado solidario es fácil y accesible, pudiendo hacerse sin afectar a los intereses de tus herederos. Cuando tu voz calle, tus ideales pueden seguir con fuerza y coraje apoyando a estos candidatos para que puedan completar su formación en las universidades eclesiásticas de Roma y Pamplona. Puedes donar:

  • Bienes inmuebles como por ejemplo una vivienda, piso, apartamento, finca rústica, etc.
  • Otros bienes como joyas, obras de arte, efectivo en entidades bancarias o en metálico.
  • También puedes donar a la Fundación un porcentaje del patrimonio, fondos de inversión, acciones o seguros de vida.

¿Cómo gestiona el legado solidario la Fundación CARF?

El dinero, producto de la venta de los bienes legados, se destinará a una inversión trascendente. Garantizando un procedimiento seguro para el tratamiento de los bienes legados. El apoyo constante a la formación integral de sacerdotes y seminaristas va más allá de los ciclos de la economía. Es por ello, que en la Fundación CARF trabajamos en el fondo de dotación (endowment) de la fundación para que siempre podamos apoyarles.

Compromete pensar que, detrás de cada vocación sacerdotal, hay otra llamada del Señor a cada uno de nosotros, los cristianos, pidiendo el esfuerzo personal, que asegure los medios para la formación.

¿Cómo puedo hacer un legado solidario a la Fundación CARF?

Dependiendo de tu intención y circunstancias familiares, y dentro de lo dispuesto en la legislación vigente, hay varias maneras de tenernos presentes en tu última voluntad:

  • Si no tienes herederos, puedes nombrar a la Fundación CARF como heredero universal, haciéndolo beneficiario de todos tus bienes, derechos y/o acciones.
  • También puedes dejar tus bienes a más de una persona o institución, puedes designar a la Fundación CARF coheredera, indicando en el testamento el porcentaje asignado a cada una de las partes.
  • O bien, puedes nombrar a la Fundación CARF legataria, dejando un legado de un bien concreto.

Una vez tomada la decisión de colaborar haciendo un testamento o legado solidario en favor de la Fundación CARF, sólo se necesita acudir a un notario y manifestar su voluntad de testar o legar, todos o parte de sus bienes a favor de:

Centro Académico Romano Fundación
Conde de Peñalver, 45, Entre planta of 1 – 28006 Madrid
CIF: G-79059218

Si cambian tus circunstancias personales o la intención, tu última decisión siempre puede modificarse, puedes ponerte en contacto con la Fundación y exponer todas tus dudas al respecto.

El legado solidario es un donativo exento de impuestos

En la liquidación del testamento, las entidades sin fines lucrativos no están sujetas al Impuesto de Sucesiones y Donaciones recogido en la Ley de Mecenazo 49/2022 y por tanto los legados solidarios están libres de tasas impositivas para los beneficiarios.

La totalidad del legado donado se dedica íntegramente a los fines de la Fundación CARF, es por ello que la parte asignada estará exenta de impuestos.